Los nuevos “indignados”: neomachismo militante, troleo y cabreo masculino

Los hombres “aliados” tenemos una responsabilidad: no hemos sabido conectar con estas esferas. Hemos hablado a veces más buscando la aceptación y la aprobación feminista que la conexión con tíos cada vez más machistas

Lionel S. Delgado | @Lio_Delg. Texto completo en Masculinidad en demolición, un blog de El Salto.


(...) Primero, la desconexión histórica que hemos tenido desde los sectores feministas de lo que sucede fuera de la esfera activista. Segundo, la trivialización del machismo, que viene del prejuicio de que “no vale la pena discutir con estos imbéciles”. Ambos prejuicios están entrelazados, y ambos están alimentando un crecimiento muy heavy en el neomachismo militante.

Considero que, debido a la desconexión que hemos tenido de esta esfera masculina no nos rebajamos a discutir cosas super básicas —“no explico lo googleable”, “son imbéciles sin remedio”—, se han ido extendiendo, de manera casi epidémica, una serie de discursos y creencias falsas que, aunque siempre tuvieron algo de antifeminista, fueron ganando poco a poco sentimiento de indignación y rabia. 

En esto tenemos los hombres “aliados” una responsabilidad: no hemos sabido conectar con estas esferas. Hemos hablado a veces más buscando la aceptación y la aprobación feminista que la conexión con tíos cada vez más machistas (¿quiénes nos siguen en nuestras cuentas? ¿Quiénes nos leen? ¿Para quién escribimos?). Y en muchos casos, hemos hecho pedagogía desde un púlpito de pureza y moralismo —blanco, con estudios, clase media simbólica, etc.—. Hemos desprestigiado el mundo de redes y los espacios masculinos mientras ahí se retroalimentan malestares y indignación. Fuera, esperamos que por dignidad o “empatía”, estos hombres vengan a nuestros talleres a deconstruirse.

También creo que existe una responsabilidad en ciertos sectores del feminismo, que ha tendido en algunos momentos a esencializar el machismo, a reducir la complejidad del género masculino a la violencia y a no dejar salida al cambio (o eres un “falso aliado” o se ríen de tu “not all men” o de que “el macho aunque se vista de aliado, macho se queda”).

La militancia neomachista, claves de lectura

El resultado: una desconexión con un mundo masculinizado cada vez más armado y formado. Elisabeth Duval publicaba hace unos meses un artículo muy certero, Todo streamer es un ideólogo. Y ahí hablaba de las razones sociológicas por las cuales estos valores o estos referentes se extienden tanto. Creo que en estos liderazgos masculinos hay un modo de vida deseable, un ejemplo de una “dignidad masculina” restaurada, una forma de luchar contra la sensación de que son ninguneados, culpados por todo, tratados injustamente. Además, encarnan la subjetividad de éxito capitalista, un Yo-Marca emprendedor de sí mismo y lleno de pasta y fama. ¿Qué más quieres?

Sé que podríamos pensar que todo esto es bullshit, que son tonterías falsas. Pero recuerdo algo que ya dije cuando hablaba de las razones del éxito de Vox entre los hombres. Es necesario aproximarse al malestar masculino y tomarlo como real. Es tan real que se encuentra en la base del comportamiento político de muchos. Al respecto, Kimmel (en su libro Hombres blancos cabreados) hace una distinción valiosa: el malestar masculino, si bien es real (en tanto que existe en el mundo) no es verdadero (en tanto que no está apoyado en informaciones contrastadas). Tendemos a desechar ese malestar por no basarse en verdades. Pero no por eso desaparece. El malestar del hombre existe y no va a desaparecer, sigue siendo real aunque esté basado en ideas que no son verdaderas.

Y esto la ultraderecha lo entiende perfectamente. No es casualidad que gran parte del discurso de Naim sea reproducir punto por punto el discurso de Vox contra la ley Trans. Y de paso, lanza ataques directos al Gobierno (“este país es maravilloso, lo que es una risa es el Gobierno”) y a Irene Montero. Lo mismo hacen otros de los grandes ideólogos del neomachismo militante, como Roma Gallardo. Se trata de una serie de ideólogos machistas que ejercen un liderazgo basado en el troleo, en las risas, el humor negro, el pensamiento “políticamente incorrecto” y la rebeldía indignada. Y es terriblemente exitoso. Es un discurso perfecto para unos formatos como Twitch o TikTok donde la unidireccionalidad del discurso, la presencia de los videojuegos, el carisma y los alegatos simples pero directos consiguen conectar emocionalmente con hombres cansados, cabreados y confusos.

Naim lo que hace en sus historias no es un alegato machista: es un alegato victimista que ataca directamente a las políticas progresistas y al gobierno de izquierdas. No ataca a las mujeres, para ellos, están defendiendo la dignidad masculina, para ellos es autodefensa frente a un mundo que discrimina y desvaloriza al hombre. Y da igual que sea verdad o no, en su mundo de razones es verdad, y no conseguimos disputarles ese relato. 

Conclusiones

Da igual que lo que haya hecho Naim sea verdad o no. Los efectos de su performance sí que lo son. Refuerza un discurso de victimismo masculino. Ataca al Gobierno, asienta la idea de que se están riendo de los hombres y que es legítima la defensa de la dignidad masculina. Difunde de paso a sus coleguitas neomachistas, coloca la broma en todos los periódicos digitales y agranda la brecha entre el feminismo transexcluyente (que ya está diciendo “¿no ven? La ley trans da más privilegios a los hombres”) y el feminismo transincluyente (que lucha por hacer entender que lo que ha hecho Naim es un fake y que la ley no es así). Win-Win para un activismo trol, que se ríe de todo, siente libertad para hacer de todo y que gana adepto sin parar.

¿Qué hacer frente a esto? Esto da para otro artículo. Por lo pronto, creo firmemente que la postura de algunos, que se dedican con ganas a echar mierda a los hombres comprometidos con el feminismo y que alimentan la cultura del “meme” y la mofa contra el aliado, sólo dificultan más aún un trabajo ya de por si difícil y promueven un nihilismo paralizante. 

Es curioso cómo los argumentos de los que lanzan mierda contra los aliados y de los neomachistas son similares. Debilitar las posturas de las masculinidades críticas y hacer aún más confuso el trabajo de reflexión y deconstrucción facilita que las posturas neomachistas ganen terreno ante el inmovilismo y el nihilismo improductivo ante el compromiso masculino.

Frente a la crítica inútil políticamente y el moralismo de pedestal, necesitamos fortalecer y mejorar las formas de pensar la masculinidad, para llegar a jóvenes que se están rearmando desde el machismo, y que prometen ponernos las cosas bastante duras.

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