Pastora Filigrana | ctxt. Extracto del libro ‘El pueblo gitano contra el sistema-mundo. Reflexiones desde una militancia feminista y anticapitalista’
Con este libro pretendo curar una herida y pedir solemnidad. Convencer a los payos que sueñan con un mundo mejor de que, para alcanzarlo, hay que ser como los gitanos. Alguien me preguntó una vez que cómo hacían los gitanos para mantener esa estima hacia sí mismos como pueblo a pesar de tanta percusión y exclusión. Quien me lo preguntó lo hizo también desde la herida de sentirse en los márgenes, su pregunta era sincera. Le conté que mi madre me dijo una vez que un gitano podía estar rebuscando en un cubo de basura y mirar por encima del hombro al payo bien vestido que pasaba por su lado. Mirar con la arrogancia de un aristócrata a quien está por encima de ti en la jerarquía social no sale gratis, por eso la persecución y el castigo han estado presentes desde siempre. Pero los gitanos seguimos aquí, nuestra propia existencia es la prueba viva del desafío a la represión a quien no se doblega.
Dice el cantaor gitano Juan Peña, el Lebrijano, que el secreto de tanto aguante es el amor a una vieja costumbre a la que llaman libertad.
Se puede dar respuesta a este misterioso apego a la libertad desde muchas disciplinas –la psicología, la antropología, la sociología, el arte, la mística…–. Yo sólo sé dar una: la política.
No se trata de idealizar a los grupos marginados, pero ha de saberse que, allí donde la vida no está sostenida ni por el Estado ni por el consumo, sólo queda el grupo como apoyo
En este libro hablo de sindicalismo social, de ecofeminismo, de mutualismo de base, de autogestión del conflicto y vías de fuga al chantaje renta-trabajo. Lo hago porque salirme del paradigma académico de la izquierda blanca me mata de miedo. Lo hago porque quiero vuestra solemnidad, la de los payos. Para convenceros en vuestro lenguaje, que es el 50% del mío. Deberíais ser vosotros quienes buscarais en las formas de cooperación y resistencia al modelo de producción y consumo de los gitanos la inspiración para salir de este sistema-mundo que se sustenta sobre la muerte de dos tercios de la humanidad. Pero no haréis esas tesis doctorales en la carrera de Ciencias políticas. O al menos no todavía.
Las hipótesis anticapitalistas han fallado. Parece que el sistema- mundo se reinventa de nuevo después de cada crisis. La acumulación de riquezas no cesa y la pobreza cada vez es más grave.
El sujeto revolucionario que predijo Marx en gran parte goza ahora del espejismo de sentirse burguesía gracias al consumo. La clase obrera deviene clase media y se convierte en ejército defensor de las reglas del juego, mientras que dos terceras partes de la población mundial sufren la desposesión y la promesa de que llegaran a ser consumidores si se esfuerzan. Nos están ganando, y nadie en este momento tiene una propuesta concreta y pragmática para salir de esta espiral en un plazo razonable sin que la misma suponga un sufrimiento mayor del que ahora se padece.
Por el momento sólo tenemos pistas de hacia dónde tenemos que caminar. La economía feminista propone una premisa simple que debería ser la base de las reglas del juego: la sostenibilidad de todas las vidas. Y lo que resulta evidente allá donde miremos es que la vida se sostiene de manera común y no individualmente, cooperando y no compitiendo.
Estos experimentos de cooperación para sostenerse ya están ocurriendo, y han ocurrido siempre, en los márgenes excluidos.
No se trata de idealizar a los grupos marginados, pero ha de saberse que, allí donde la vida no está sostenida ni por el Estado ni por el consumo, sólo queda el grupo como apoyo. Eso obliga a salirse de las formas de hacer hegemónicas, no por ideales, no por ética, sino por supervivencia. La disidencia política blanca y occidental ha de admitir su incapacidad actual para subvertir el orden imperante, y plantearse que quizás allá donde no se suele mirar, por considerarse subdesarrollado y primitivo, puede estar la salida.
Hay que tener en cuenta que conceptos como desarrollo o primitivismo son categorías que necesita el sistema civilizatorio capitalista para sustentar su jerarquía de humanidades y reproducirse.
Desafiar el sistema económico supone desafiar su escala de valor. Esta no es una propuesta incluyente que busca hacer una izquierda más intercultural y colorida. Verdaderamente la resistencia en los márgenes es una escuela para los movimientos emancipatorios de Occidente. Propongo empezar esta mirada a los márgenes por el más cercano y obviado en el Estado español, el Pueblo Gitano.
Me propongo contar cómo la resistencia del pueblo gitano a vender la fuerza de trabajo a cambio de salario y adaptarse a las formas de producción capitalista ha sido perseguida y castigada por el poder desde 1499 hasta la actualidad. Gran parte de esta legislación represiva ha tenido como objetivo principal el sometimiento a las formas de producción imperantes. Sin embargo, este pueblo ha buscado y perseguido las vías de fuga a este chantaje renta-trabajo, al tiempo que mayores cotas de libertad. Una especial forma de cooperación dentro de los grupos ha sido la clave de esta economía gitana. Estas estrategias culturales pueden tener algo que enseñar, y quizás arrojen pistas para perfilar esa propuesta emancipatoria que nos salve a todos y todas de un sistema anti-vida. Y en el peor de los casos, si quien las conozca concluye que nada tiene que aprender de ellas, al menos que consten escritas y aporten a la reparación del agravio histórico contra este pueblo. Aquí voy a contar lo que sé sobre esta historia.