Razones para una huelga climática global: la curva de Keeling (o del miedo)

PABLO RIVAS | @CEBOTWIT | El Salto. Tras casi tres décadas de conferencias de cambio climático e incumplimientos internacionales, la cantidad de dióxido de carbono en la atmósfera, lejos de disminuir, aumenta a un ritmo cada vez mayor.



350 es un número importante, y no solo para las votaciones de un Congreso de los Diputados que tiene ese número exacto de participantes, aunque sea difícil verles a todos juntos. 350.org también es el nombre de una organización internacional que lucha por reducir las emisiones de gases de efecto invernadero, un grupo que decidió llamarse así porque es una cifra a la que la humanidad, al contrario de lo que ocurre actualmente, debería encaminarse a pasos agigantados si no quiere perder su casa en la Vía Láctea.

El físico y climatólogo estadounidense James Edward Hansen, exdirector del Instituto Goddard para Estudios Espaciales de la NASA, publicaba en 2007 un documento en el que señalaba las 350 partes por millón (ppm) de dióxido de carbono (CO2) en la atmósfera como el límite de seguridad para que no se produjese lo que se conoce en climatología como un punto de inflexión, un momento en el que se rompe la estabilidad y que dará como resultado un equilibrio climático diferente.

Que la estabilidad climática está rota lo confirman innumerables datos y circunstancias: del aumento de las temperaturas medias de cualquiera de las ciudades de la península ibérica que se quiera analizar en las últimas décadas a la proliferación de huracanes en el Atlántico, con el último clase 5 —Dorian— aún reciente.

Mediciones de CO2 desde 1958
En partes por millón (ppm)

La curva de Keeling refleja fielmente lo que las actividades humanas le han hecho a la atmósfera desde 1958: aumentar en 60 años un 31,8% la cantidad de CO2, el principal gas de efecto invernadero, en la atmósfera terrestre, un elemento clave para la biosfera.

Umbral traspasado
Colapso de sumideros
Inacción Global



“Los datos son evidentes: tras 30 años de convenciones y 32 después de que Severn Suzuki denunciase lo mismo que Greta Thunberg, en 2018 se ha marcado un nuevo récord de emisiones”

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