Diseño ficción: prototipando futuros deseables

Elisabet Roselló | CCCBLab. Ante las nuevas lógicas y modelos de sociedad, cultura y economía, se necesitan nuevos imaginarios de futuro y nuevas herramientas para construirlos. El diseño ficción es una nueva metodología que nos permite prototipar objetos tangibles, con una estética concreta deliberada y una propiedad narrativa implícita. Con estos objetos podemos viajar a escenarios de futuro y reflexionar sobre cómo queremos nuestro mañana.



Cuando pensamos en el futuro, nos lo solemos imaginar como un espacio al que llegaremos (como una utopía, o distopía por defecto). Un escenario preconstruido por terceros con poder, como grandes corporaciones tecnológicas o economicistas concentradas en foros internacionales. Conceptos que nos llegan con cuentagotas a través de titulares sensacionalistas de los medios sobre el poder «creativamente destructivo» de la nueva tecnología de turno.

El futuro está dejando de entenderse como un lugar predeterminado al que vamos, como un destino del que no podemos escapar. Ahora empezamos a entender, aunque parezca obvio, que se trata de un horizonte de posibilidades y probabilidades que se va tejiendo con nuestras acciones colectivas. Esta es una de las rupturas o las transformaciones más importantes del concepto «futuro» a nivel histórico. En medio se dio la versión nihilista del punk, el «No future».

Ante las prácticas que consisten en calcular y tratar de predecir el futuro con herramientas más o menos cercanas a las de la especulación bursátil, las nuevas lógicas sociales y culturales exigen nuevos imaginarios de futuros que no repitan una y otra vez los mismos ideales de hace más de un siglo en versiones más rápidas, eficientes e inteligentes (robots, colonización espacial, aumento de las capacidades humanas, telecomunicaciones y electricidad inalámbrica, y un largo etcétera que sorprende).

La era posmoderna (o hipermoderna para según quién), la sociedad red, o como queramos caracterizar el presente, implica nuevas formas de hacer, de trabajar, de producir y de reproducir. El diseño ficción es una de las nuevas metodologías para abrir grietas entre las diversas posibilidades y preferencias de futuros más idóneos para un mayor beneficio social. Y quizá también para co-crear las nuevas visiones preferentes de los futuros que esperamos.
El cono de futuros

Así pues, el futuro ya no se entiende como un espacio ineludible y singular, sino más bien como una pluralidad de escenarios: hoy se habla de futuros en plural. El diagrama de conos es la representación que ilustra mejor el nuevo paradigma.

Es un cono en dos o tres dimensiones, donde el presente se sitúa en el vértice: a veces puede ser un punto, que representa el punto de vista o percepción de un individuo o una organización; a veces empieza en un corte que representaría el presente desde un punto de vista más complejo, amplio, colectivo. El tiempo se representa en proyección ensanchándose a medida que se aleja: cada vez que queramos mirar o anticiparnos más y más al futuro lejano, más amplias son las posibilidades y desconocimiento o incertidumbre. Dentro de este cono se sitúan varias categorías de futuro.


Cono de futuros | Basado en el modelo de Nesta

Futuros probables: son aquellos futuros que tienen una probabilidad estadística o social de acontecer, incluyendo el hecho de que el conocimiento y los recursos para hacerlos viables más o menos ya existen.

Futuros plausibles: aquellos que, por motivos de las tendencias sociales, políticas y económicas del presente, no son tan probables de ocurrir como los primeros, pero donde el conocimiento y los recursos para que sean factibles ya existen, y que ante un acontecimiento histórico imprevisto (o un «cisne negro» como se llaman) o simplemente de un cambio de fuerzas, los factores de probabilidad podrían alterarse, y se convertirían entonces en un futuro probable.

Futuros posibles: incluyen los probables y plausibles, pero también otros escenarios no probables y no plausibles. Son todos aquellos futuros sobre los que no nos sería extraño pensar en ello, o en los que el conocimiento para que acontezcan todavía no existe, pero podría ser alcanzado en un plazo de tiempo más rápido de lo esperado. Por ejemplo, que una especie alienígena nos regalara una nueva tecnología que nos permitiera viajar a cualquier punto del universo en cuestión de segundos.

Futuros deseables: estos futuros, transversales a los anteriores, consisten en aquellos que, sean probables, plausibles o implausibles, son deseados por la sociedad, o por un colectivo específico. El transhumanismo, por ejemplo, es un movimiento que ha impulsado y posicionado desde los años setenta unos escenarios de futuro específicos, situándolos hoy día en el «futuro» mainstream y canónico por excelencia.

Es importante tener estos en consideración, ya que, en función de la energía y los recursos depositados, puede pasar, como hemos visto en los últimos años, que un futuro deseable, considerado posible, sea probable, y finalmente, presente. Podríamos citar, por ejemplo, el caso de los tricorders de Star Trek, unos dispositivos móviles y relativamente pequeños con varios sensores, imaginados para un futuro más lejano. Mientras tanto, en nuestros bolsillos llevamos unos dispositivos con capacidades muy similares.

A estos cuatro tipos de futuros, además, podemos añadir otro que considero atractivo trabajar. Es el de los futuros «alienígenas» o de la dimensión desconocida de Stranger Things: es la cuna de nuevos imaginarios potenciales de futuro, de lo que nos es casi imposible de visualizar, algo como el «cthulhuceno» de Donna Haraway.

El aprendizaje más importante es que, realmente, no hay un escenario único, sino que todos tenemos una cierta capacidad, o «agencia», de contribuir a ir de un futuro deseable a uno probable. Aquí es donde el diseño ficción entra y nos dota de una herramienta potente.
El diseño ficción

El diseño ficción es más que una tendencia o disciplina del diseño: es una teoría y metodología. Uno de los conceptos principales con que se trabaja es el del prototipo diegético. Este término quizás nos suene más asociado a la música: en una película, se llama diegética la música que no solo escuchan los espectadores (como ocurre con las bandas sonoras mayoritariamente), sino que también la oyen los personajes. Quizás incluso la pueden tararear mientras la escuchan.

El cine de ciencia ficción está lleno de prototipos diegéticos, como los tricorders mencionados, o la interfaz gestual de Minority Report que tanto ha influido en nuestra tecnología actual. Diegético, pues, se refiere a la capacidad que tiene el objeto de participar y evocar una narrativa, en este caso de futuro. Podrían ser prototipo diegético también las armas y los utensilios que emplean las civilizaciones en las películas de fantasía.

Este terreno no es exclusivo del cine, sino que es un recurso que se ha utilizado en el campo del diseño crítico y del diseño especulativo, y se está empleando en pensamiento estratégico o en innovación con fines muy variados. En los dos primeros casos, se busca que el espectador, mediante un objeto tangible (utilizándolo o viéndolo), pueda adentrarse en la narrativa o el escenario ficticio al que pertenece (en este caso creado por una diseñadora o cualquier creador) y así cuestionar ese escenario.

Para ello se necesita que el escenario de futuro al que pertenece y que narra aquel prototipo sea coherente con nuestro presente (por lo tanto, es necesario comprenderlo en su complejidad y en muchas más dimensiones que la meramente tecnológica), que sea verosímil con la narrativa que pretende ilustrar y «explicar», y que el prototipo en sí sea una provocación, que provoque un debate para seguir reflexionando sobre los futuros, las tecnologías y la sociedad que queremos.

Así pues, el diseño ficción se está convirtiendo en la nueva ciencia ficción, un nuevo espacio cultural donde la reflexión y creación de escenarios futuros se adaptan a tiempos donde la velocidad va más acelerada y, en cierto modo, vivimos a intermitencias entre los futuros deseados por unas corporaciones y la negación o impotencia por imaginar otros nuevos. Ahora es tiempo de prototiparlos y construir nuevas posibilidades.

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