Alba Rico. Los coches, las mansiones, las acciones de bolsa, las joyas, las piscinas y los cargos públicos seguirán siendo de los ricos, pero sus cuerpos, en compensación, proyectarán sombras más cortas y menos densas. La decisión fue tomada ayer por el gobierno Zapatero y entrará en vigor el próximo 2 de septiembre. Del mismo modo y con arreglo al nuevo decreto, los pensionistas, los parados, los trabajadores precarios y los indigentes no llegarán a fin de mes, pasarán frío, buscarán en la basura y dormirán entre cartones, pero a cambió tendrán más sombras por cuerpo y de un tamaño mucho mayor. Mientras que Amancio Ortega, propietario de Zara, tendrá la sombra de un ratón, un mileurista proyectará la sombra de dos elefantes y un mendigo sin techo la de cinco edificios de diez pisos. Por fin los pobres podrán hacer sombra a los ricos.
De hecho, en otros países progresistas donde la medida viene siendo aplicada desde hace años, muchos pobres han encontrado trabajo gracias a sus sombras. En EEUU, a medida que avanza implacable el desierto, los millonarios contratan inmigrantes ilegales y homeless (cuyas sombras gigantescas mantienen vastas zonas de verdor) para proteger sus cuerpos y sus propiedades. Muchos pobres mueren de insolación, pero sus cadáveres, incluso al mediodía, siguen proyectando múltiples y enormes sombras sobre el mundo.
En Australia, donde la desertización amenaza la supervivencia, la huelga de sombras del pasado mes de marzo acabó en una matanza: “No podemos aumentar su salario sin reducir su utilidad”, declaró el portavoz empresarial. Miles de supervivientes huyeron con sus sombras a las montañas en abril y allí, a la sombra de sus abuelos, han visto crecer bosques, campos de trigo y musgos de solidaridad.
Ahora se preparan para resistir.