Santiago Alba Rico | Público.
Todos conocemos ya las ventajas de trabajar a sesenta kilómetros de nuestro domicilio, con sus saludables efectos sobre los sectores automovilístico y de la construcción. La pregunta es: ¿por qué resignarse a tener el cuarto de baño al lado del dormitorio? ¿Por qué aceptar mansamente que entre nuestra cocina y nuestro salón sólo haya cinco metros de distancia? El nuevo plan VHD (Viviendas de Habitaciones Dispersas) soluciona de una vez por todas el problema. Tras el acuerdo alcanzado por el gobierno con distintas empresas del sector, se espera que antes de seis meses dos mil familias españolas puedan alojarse en estos coquetos apartamentos de 45m2 cuyas cinco habitaciones se encontrarán en distintos puntos de España: uno de los dormitorios estará en Madrid, el otro en Valladolid, la cocina en Toledo, el baño en Segovia y el salón en Salamanca. El gobierno confía en poder aumentar la distancia entre las habitaciones en futuros complejos residenciales, no descartando ofrecer viviendas en Barcelona o Bilbao con cuartos de baño en el extranjero. ¿Se imaginan la posibilidad de dormir en Guadalajara y desayunar en Toulouse? ¿De despertarse de noche con hambre y tener que desplazarse hasta Milán para abrir el frigorífico?
Quizás la salida de la crisis está más cerca de lo que pensamos. Habrá que construir miles de kilómetros de pasillos, por los que discurrirán velozmente los medios de transporte más modernos y donde las marcas más conocidas abrirán sus boutiques, de manera que podremos comprar un nuevo bolso o un nuevo ipod a mitad de camino entre el salón y la ducha. “Eso es el progreso”, ha explicado el ministro de la Vivienda durante la presentación del VHD, “cada vez habrá menos diferencias entre viajar y quedarse en casa”.
“Una ley” -ha añadido- “prohibirá permanecer más de una hora en la misma habitación”