Políticas de juventud, tururú


La Crisis se ha llevado por delante muchas políticas sociales, entre ellas las políticas de juventud, demostrando así que los políticos si no tienen presupuestos a manos llenas no saben hacer política. En otros sectores no sé cómo se podría desarrollar esta cuestión, en juventud creo que sí, o al menos lo intento.








En la mayoría de administraciones públicas son cientos los funcionarios técnicos de juventud  que, o están mano sobre mano o dedicándose a otras cosas que nada tienen que ver con jóvenes (sobre todo en Ayuntamientos pequeños) o directamente se tiran de los pelos por ver la desidia existente en este tema y a la espera de que haya de nuevo dinero para hacer grandes jornadas y congresos: si no hay foto no hay política.

Los departamentos de juventud se mantienen con aquellas actividades que se costean con fondos procedentes del estado o de la Comisión Europea. Las ayudas de las obras sociales de las cajas de ahorros también se acabaron.

Lo demás, a la mierda.

En estos treinta años de políticas de juventud es sin duda la peor noticia. Se ha truncado todo sin una mísera explicación por parte de los políticos dando por asumido que el ciudadano joven o sabe porqué se ha acabado lo que estaba haciendo o es tan tonto que no necesita explicaciones.

La rimbombancia que se le daba a las políticas de juventud durante los años ochenta y noventa, incluso a principios de los dos mil, no se corresponde con el abandono que comenzó hace seis años. Concretándose en los últimos dos el cierre por derribo.

En juventud también se ha derrochado y mucho. Tendríamos que pasar un filtro por todas las acciones realizadas y veríamos que salvo aquellas actuaciones estables en el tiempo con usuarios directos y con objetivos que se van cumpliendo junto con los programas de información y asesoramiento juvenil que tengan un efecto directo en la información de los jóvenes, también hay mucho fuego artificial sin ninguna repercusión social para las personas jóvenes y da la casualidad que lo más caro son los artificios. Claro, ahora cualquiera hace política sin un duro.

Las políticas de juventud nacen con el deseo de intentar socializar al joven a través de actividades socioculturales y de ocio, de formación en el tiempo libre, de promoción del asociacionismo y la puesta en marcha de centros juveniles, porque en definitiva esas eran las competencias que tenían las administraciones autonómicas en  materia de juventud. Los temas serios: vivienda, sanidad, empleo, educación, eran para que los llevaran gente seria.

Años después se formularon nuevas políticas que promovían la autonomía, movilidad, creatividad, experimentación y fomento de la ciudadanía en los jóvenes. Políticas afirmativas se llamaban. Y las cosas serias, por supuesto, seguían con la gente seria.

Lo lógico entonces, tanto para las políticas integrales como las afirmativas, es que se crearan organismos que pudieran ejercer la coordinación en todos los departamentos que trabajaran en juventud. Sí, pero no. Se crearon y nunca sirvieron para nada porque somos incapaces de ver más allá de nuestra responsabilidad directa y no  como un conjunto de servicios al ciudadano que, al fin y al cabo, es el principio y fin de la labor de un funcionario, sea por oposición o  político.

También contribuyó el poco peso político de los departamentos de juventud y de su responsable en el partido de turno. Sabemos que, en general, los responsables de estos departamentos empiezan ahí su carrera y todavía les queda por hacer mucha mili y mucho callarse ante los mayores.

En este panorama caótico duele aún más que lo poco que se hace carece de visibilidad, incluso la gente que se mantiene como organización, sin ningún tipo de ayudas, no recibe de la administración ni siquiera el contacto.

Desde mi humilde posición ofrezco unas ideas para poder seguir haciendo políticas de juventud. Espero que a algún político le pueda servir, al menos, de reflexión que al fin y al cabo es el propósito de este blog.

  1.  Pon a los funcionarios a trabajar. Aquellos que al cerrarse los programas que coordinaban y no tienen trabajo estable han de ponerse las pilas y ejercer su labor. Sin ellos es imposible hacer nada. Se acabaron los tiempos de las contratas.
  2. Tú, a hablar con la gente, a promocionar el encuentro y el debate, a dar explicaciones y a pelearte con tus jefes.
  3. Las organizaciones, las de verdad, las que todavía hacen cosas y no necesitan de la administración para sobrevivir como puedan, ayúdalas a volver a la calle, a que las vean y hacer saber que, pese a todo, siguen vivas.
  4. Ahora no hay un duro. Pero por fuerte que sea la crisis  saldremos en dos, cuatro, diez, veinte años o los que sean, pero iremos adelante. Y hay que estar preparado. Preparémonos. Si no lo hacemos, cuando lleguen otra vez las vacas medio gordas, repetiremos el mismo error.
  5. Pon los elementos para volver a poner a la gente en común. Busca el encuentro y que los jóvenes puedan manifestarse. Con lo aprendido en esta crisis pueden pensar de forma reflexiva qué políticas de juventud quieren para el futuro, sino para ellos, para sus hijos. Rescata lo poco que queda y dale protagonismo. Intentar volver al espíritu del Projecte Jove de Barcelona. Pensar y movilizar también es hacer política.
  6. Dale la máxima visibilidad a todo lo que se hace en juventud, sea tuyo o de asociaciones o colectivos juveniles. Pon a esos periodistas a currar y que den difusión de las iniciativas que existen.
  7. Apoya a las organizaciones que han demostrado estar ahí siempre. Dales vida, si no hay dinero sí hay instalaciones que puedes dejar gratis, facilitar permisos municipales, acceso a los materiales que la administración no utiliza y tienen almacenados con dos dedos de polvo.
  8. Busca gente de reconocida solvencia en cada ámbito, no al más tonto del partido, que junto con un equipo de funcionarios pueda ejercer una mínima coordinación entre todos los departamentos que realizan acciones dirigidas directa o indirectamente a las personas jóvenes.
  9. Cuando tengas dinero no montes unas jornadas para mayor gloria tuya, llama a las asociaciones y diles que colaboren contigo en la organización y que tú asumes los gastos. Que sean ellos quienes elijan el tema y los objetivos.
  10.  Planifica a largo plazo y que los técnicos salgan a ver a la gente, recojan opiniones de personas que sepan de qué va la cosa, que entrevisten al mayor número de jóvenes organizados, que convoquen encuentros y mesas de trabajo de distintas temáticas y que todo el mundo que lo desee pueda dar su opinión de cómo quieren que sean las políticas de juventud. En tiempos de crisis somos más realistas y seguro que se aportarían ideas desde el sentido común.
  11.  Por favor, ordena ya de una vez lo de juventud y su ubicación. Si nadie se  pone de acuerdo, que decidan los jóvenes si quieren o no quieren un departamento de juventud específico o si prefieren un técnico de juventud en los distintos departamentos donde vayan a solucionar temas.
  12.  Cumple. No hagas lo de siempre.  Si vas a tener a la gente movilizada durante un tiempo luego tendrás que romperte los cuernos para cumplir lo que te han pedido y si no puedes, al menos muere en el intento o lo que es lo mismo, dimite, por rara que te parezca la expresión.
Como veis no he incluido nada sobre las TICS  a propósito porque en las redes sociales si están casi todos los departamentos de juventud, con mejor o peor acierto. Y sí, hay que darles  protagonismo en el proceso y como herramienta es única pero es sólo eso, una fantástica herramienta. Los contenidos es otra cosa y esos los dan las personas. Y no vaya a ser que nos entretengamos mucho con el juguetito y olvidemos lo principal: los contenidos que hay que meter en el juguetito

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