El 17 de marzo de 2010, la cadena de televisión France 2 emite un documental titulado "Le jeu de la mort", en el que se realiza una crítica a los programas de telerealidad y los peligros que conllevan dado el enorme poder que están adquiriendo y la tremenda capacidad que tienen para situar a las personas (concursantes) en situaciones desagradables.
El documental gira en torno a la simulación de un concurso de televisión "La Zone Xtrême", en el que supuestamente un concursante tiene que dar descargas eleécticras de gran intensidad a otra persona que está realizando una tarea de aprendizaje.
En el Sitio de Juan
Las similitudes con las investigaciones de Stanley Milgram son evidentes, y lo son todavía más si consideramos que el diseño del juego ha sido realizado por un equipo dirigido por el psicólogo social Jean-Léon Beuavois.
El objetivo de los investigadores es comprobar si otros agentes, como la televisión, están dotados de un grado de autoridad que les permite hacer programas en los que los participantes realizan actos peligrosos. Por lo tanto, comprobar si el poder legítimo que era la base de los resultados de Milgram podía estar presente también en este otro contexto no científico.
Didier, C., Oberlé, D., & Beauvois, J.-L. (2011). Une Transposition Du Paradigme D’obéissance De Milgram À La Télévision: Enjeux, Résultats Et Perspectives.Conexions, 95(1), 71–88.
Beauvois, J.-L., Courbet, D., & Oberlé, D. (2012). The prescriptive power of the television host. A transposition of Milgram's obedience paradigm to the context of TV game show. Revue Européenne de Psychologie Appliquée/European Review of Applied Psychology, 62(3), 111–119.
El estudio, aunque muy parecido, no es una réplica exacta de Milgram, puesto que se realiza en un contexto muy diferente y la legitimidad de la autoridad no es la científica, sino que viene dada por el contexto televisivo. Para los participantes no se trata de un estudio científico, sino una prueba piloto para un concurso televisivo (France 2). Se les dice que en el concurso real los participantes pueden llegar a ganar un millón de euros, pero dado que se trata de un piloto, que no se va a emitir, ellos recibirán sólo una recompensa de 40€
“Our assumption is that the authority is incarnated by the game host. While the persuasive influence of hosts is now widely recognized (Nabi and Hendriks, 2003), it is the host’s prescriptive power which we would like to make apparent and whose potential limits we would like to test. This power is related to the statutory position occupied in an organizational structure and results from a delegation of power (Coenen-Huther, 2005). It thus does not depend on the delegated person’s level of prestige. ” (Beauvois, Courbet, & Oberlé, 2012, p. 112)
Participantes y condiciones experimentales
76 participantes del área de París, reclutados a través de una empresa de estudios de opinión y de mercado. Se realizan cuatro versiones del experimento.
Condición estándar (n = 32): similar a la de Milgram con feedback (experimento 2). Un maestro y un alumno (cómplice) que debe responder a 27 preguntas. Ante cada uno de los errores (programados, un total de 24) el alumno debe dar una descarga eléctrica incrementando el nivel tras cada error. Las descargas van entre 20 y 460 voltios, en intérvalos de 20. Hay un total de 24 intérvalos.
Si el participante se niega a contestar, la conductora del programa le insiste con cuatro mensajes (exhortaciones) en la línea de Milgram. Hay un quinto adicional que implica pedir la opinión del público (100 personas ingenuas)
"Que no te impresiona, hay que continuar”,
"Las reglas dicen que tienes que continuar"
"Nosotros asumimos todas las consecuencias"
"Ahora mismo el candidato quiere parar, pero en 10 minutos te lo agradecerá"
“No puedes hacer que pierda. ¿Qué piensa la audiencia?
Condición apoyo social (n = 19): Cuando el voltaje llega a 120 (nivel 6), el ayudante de producción pide que se pare el programa puesto que es inmoral lo que se está haciendo. La conductora del programa lo ignora y el juego continúa.
Condición emisión (n = 18): Se les dice que aunque la idea original era que el programa piloto no se retransmitiera, finalmente el programa se emitirá, aunque igualmente no ganarán ningún premio.
Condición presentadora se marcha (n = 7): Similar al experimento 7 de Milgram (experimentador ausente). Al llegar a los 80 voltios (nivel 4), la presentadora dice que se ausenta del plató y que no volverá hasta que no finalice el juego.
Debriefing
En todas las condiciones, al finalizar el experimento se realizó el debriefing post-experimental, que consta de cinco elementos, 1) se explica al participante los objetivos reales del experimento y se le asegura que su conducta ha sido la habitual; 2) el participante contesta un cuestionario para evaluar, desde su punto de vista la responsabilidad que tienen en lo acontecido, el productor, la presentadora, el público, el alumno y él mismo; 3) se le solicita la libre verbalización de sus sentimiento; 4) se le presentan demostraciones estadísticas de que la obediencia es la conducta más habitual; 5) Se le informa de que el experimento se incorporará en un documental crítico con ciertas formas de reality show televisivos.
Resultados
En la gráfica podemos ver cómo en la condición estándar se encuentra el mayor porcentaje de personas que llegan hasta el máximo nivel es de 81,25% (26 de 32), mientras que el menor porcentaje se encuentra en la condición en la que la presentadora del programa se ausenta, con sólo un 28,57% de personas que llegan al nivel máximo (2 de 9). De hecho, sólo se encuentran diferencias estadísticamente significativas (tanto en obediencia como en el número medio de descargas) entre la condición estándar y la de ausencia. No hay diferencias en función de género ni de categorías socioprofesionales, ni en función de la edad.
En cuanto al cuestionari postexperimental en de atribución de responsabilidad (en una escala del 1 al 100), podemos ver los resultados en la siguiente gráfica. En esta ocasión, si tenemos en cuenta las respuestas de las personas obedientes y las obedientes se encuentran diferencias significativas en el sentido de que los obedientes atribuyen más responsabilidad al productor que a ellos mismos, mientras que los desobedientes lo hacen al revés.
Resultados adicionales
Según los autores, es de destacar que la última consigna para que se continúe (la pregunta al público), no tiene efecto, de los 16 participantes que llegaron a ella, sólo uno le hizo caso y continuó. De hecho, la mayoría de los obedientes sólo necesitaron dos "incitaciones".
Por otra parte, Milgram afirmaba que la desobediencia ocurre principalmente por un búsqueda de reducción de la tensión (más que por motivos morales), y que los participantes utilizaban diversas estrategias para reducirla, algo que ocurre también en este experimento: 1) Risas en los niveles moderados de descargas: 70% de los participantes se ríen a los 80v, la primera vez que el alumno se queja; 2) Engaño: al nivel de 180 un 17% de los participantes intenta engañar utilizando un tono de voz diferente para la respuesta correcta; 3) Eliminación psicológica: al llegar a los 320v, el 70% hacen lo que Milgram llama "eliminación psicológica" , ignorándolo.
Discusión
Los autores destacan cómo sus resultados, incluso en un entorno muy diferente, son similares a los de Milgram en el sentido de que el factor determinante a la hora de que se produzca la obediencia es la proximidad de la figura de autoridad, puesto que la obediencia disminuye significativamente sólo en la condición en la que se ausenta la presentadora.
Por otra parte, llama la atención que la condición "apoyo" no haya hecho disminuir la obediencia, algo que sí que ocurría en la investigación de Milgram pero que va en la misma línea que los resultados obtenidos por Burger (2009).
"What we found here in the television studio is that obedience continues to be a reality, at a time when many authors believe that our societies are evolving instead toward greater permissiveness, toward more “negotiated” powers and even toward the end of authority altogether (Friedberg, 1997; Lemel and Galland, 1988). While this is not sufficient to make the argument that current times encourage greater obedience than was the case in the 1960s, our observations, like those of Burger, warrant at least some skepticism about theses like that of the end of authority. They also help us understand why, in today’s liberal society, “moral rebels” may be stigmatized (Monin et al., 2008).” (Beauvois, Courbet, & Oberlé, 2012, p. 119)