Vicenç Navarro. Artículo publicado en El Plural. www.vnavarro.org
Que
las instituciones que gobiernan hoy la Unión Europea tienen un déficit
democrático muy marcado es bien conocido. Lo que es menos conocido es
que este déficit está incrementándose de una manera muy marcada con la
integración de países del Este de Europa que se caracterizan por tener
instituciones representativas muy poco democráticas y por estar
gobernados por elites, que además de ser poco representativas, tienen
sensibilidades escasamente democráticas, la mayoría de ultraderecha,
recuperando la memoria de los regímenes de simpatías nazis que habían
existido en estos países antes de la II Guerra Mundial.
En Hungría, por
ejemplo, el gobierno ultranacionalista ha recuperado el antisemitismo
del régimen fascista de Jozsef Nyiro y Albert Wass, cuyos escritos
aparecen ahora en los libros de sus escuelas públicas. Tal gobierno
utiliza (como lo hace también el gobierno español) la política de
austeridad, instruida por la “troika” (Comisión Europea, Banco Central
Europeo y Fondo Monetario Internacional), para desmantelar el Estado del
Bienestar así como los servicios públicos. Su mezcla de fascismo
“light” con neoliberalismo está llevando a cabo un empeoramiento del
bienestar de las clases populares, a las cuales intenta captar con un
nacionalismo extremo xenófobo, atribuyendo su malestar a los
inmigrantes.
Una situación semejante aparece en Eslovenia,
existiendo un peligro muy acentuado que se presenta también en Bulgaria y
en Rumanía, con un gran renacimiento del fascismo y nazismo en el Este
de Europa. En estos países tales movimientos de ultraderecha están
adquiriendo gran poder, sin que ello haya causado una alarma en el resto
de Europa, en parte, porque las propuestas económicas que tales grupos
están impulsando –el neoliberalismo- coinciden con las que está
proponiendo la Troika, políticas, por cierto, que en ningún país donde
tales políticas se están llevando a cabo responden a un mandato popular
pues no estaban en los programas políticos de los partidos gobernantes
(situación que se refleja claramente en España también).
La dilución de la Europa Democrática
Nos
encontramos pues en una situación en la que gran parte de las políticas
que se están hoy llevando a cabo en la mayoría de países de la Unión
Europea (políticas que están debilitando enormemente los Estados del
Bienestar en cada uno de estos países) se están haciendo, repito, sin
que ninguna de tales políticas apareciera en los programas electorales
de los partidos gobernantes. España es uno de los casos más acentuados
de esta situación antidemócratica en la UE, en la que se están llevando a
cabo políticas públicas contrarias y claramente opuestas a las
prometidas durante la campaña electoral. Y por si ello no fuera poco, la
incorporación a la UE de países del Este de Europa, con gran número de
ellos dotados de instituciones muy poco representativas, dominadas
muchas de ellas, por las ultraderechas, han acentuado todavía más la
dilución de la Europa Democrática.
Estos datos, que extraigo del
excelente artículo de John Weeks “Ode on a European Urn” (Social Europe
Journal, 09.08.2012), señalan que hoy estamos viendo en Europa, dos
hechos relacionados entre sí. Uno es el desmantelamiento de la Europa
Social y el otro, que ha sido más silenciado en los medios, la
destrucción de la Europa Democrática. La Europa democrática y social,
que se había convertido en un punto de atracción y referencia a todas
las fuerzas progresistas en el mundo está desapareciendo.
Como
bien señala Weeks, como consecuencia de lo que está ocurriendo en la UE
se tendría que cambiar el himno de la UE (la excelente 9ª Sinfonía de
Beethoven) con su canto a la libertad pues no corresponde a la Europa
presente. Para los movimientos democráticos que luchamos contra el
fascismo en España, Europa significaba democracia, libertad y justicia
social. Hoy, las elites gobernantes de Europa están imponiendo políticas
(que el gobierno español dócilmente acepta) que están desmantelando el
escasamente desarrollado Estado del Bienestar español, sin que la
población de los distintos pueblos y naciones que constituyen España
haya sido consultada. Las fuerzas democráticas, continuadoras de las
generaciones que lucharon para conseguir la democracia en España,
deberían replantearse su visión de Europa y su integración en ella.
Nuestra pertenencia en ella está seriamente afectando el bienestar de
nuestra ciudadanía.
Artículo publicado en El Plural.
www.vnavarro.org
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