ENTREVISTA A CRISTINA CARRASCO, PROFESORA DEL DEPARTAMENTO DE TEORÍA ECONÓMICA DE LA UNIVERSIDAD DE BARCELONA
En febrero se llevaron a cabo las jornadas de
economía crítica. En este espacio entrevistamos a Cristina Carrasco
sobre qué alternativas se proponen desde los campos de investigación de
los feminismos.
Jon Bernat Zubiri Rey | DiagonalWeb
DIAGONAL: ¿Cuáles son los objetivos de la red de Economía Crítica?
CRISTINA CARRASCO: El objetivo tanto de las jornadas como de la Revista de Economía Crítica,
es disponer de un espacio de debate de la economía crítica, entendiendo
por ésta un abanico amplio de ideas que discuten y no comparten los
planteamientos de la economía más oficial y dominante en la academia, ni
tampoco las políticas económicas implementadas.
D.: ¿Cuáles son los puntos
de encuentro o ideas convergentes entre economistas de diferentes
escuelas de pensamiento marxista, ecologista, poskeynesiano, feminista o
institucionalista?
C.C.: Los puntos de
encuentro entre las distintas perspectivas no son fáciles. No tanto por
desacuerdo entre los distintos planteamientos, sino más por el énfasis
que dedica cada escuela a su objeto de estudio, que, por supuesto, tiene
un trasfondo ideológico-político. En general, creo que podemos afirmar
que cada escuela sitúa su objeto como prioritario, pero sin desconocer
la importancia del conjunto. En todo caso, creo que tanto las jornadas
como la revista están permitiendo un acercamiento entre tendencias y
personas con el objetivo de ir intentando elaborar marcos analíticos
comunes que permitan dar lugar a la acción colectiva y a la propuesta de
nuevas políticas económicas. De hecho, en las dos últimas jornadas se
ha publicado un manifiesto como Jornadas de Economías Crítica.
D.: En el actual contexto
de crisis multidimensional (financiera, de la deuda, social, de
cuidados...) el lema elegido para las jornadas ha sido "los costes de la
crisis, alternativas en construcción". ¿Por qué?
C.C.: Bueno, la cabecera
parece que no podía haber sido otra. La crisis que estamos viviendo
requiere que pongamos todas las energías en debatir las causas y sobre
todo, las posibles salidas. Aunque no es nada fácil en la coyuntura que
estamos. Todo indica que la salida a la crisis será absolutamente
reaccionaria, sometiendo a una parte importante de la población mundial a
un empobrecimiento sin precedentes. En esta situación caótica –que se
está aprovechando además para establecer un retroceso ideológico
generalizado- es donde hay que intentar analizar la posible
“oportunidad” para lograr avances que no vayan por los caminos
tradicionales de volver al crecimiento sin restricciones.
D.: ¿Qué valoración haces del encuentro?
C.C.: Creo que el
encuentro fue muy positivo. Las personas que intervinieron en los
plenarios –José Manuel Naredo, Yayo Herrero, Gerard Dumenil y Ángel
Tablas– plantearon precisamente esto que he mencionado, es decir, cuáles
serían las posibles alternativas desde una visión ecologista,
feminista, marxista y, digamos, de economía política en términos
generales. Los debates en las áreas específicas siempre se dan en
términos más concretos y son una excelente posibilidad de conocer los
estudios que están realizando las compañeras y compañeros. También creo
que es importante mencionar que en las jornadas participó mucha gente
joven, lo cual es muy esperanzador.
D.: ¿Podrías explicarnos
las líneas de análisis que hacéis desde la Economía Feminista, en que
consiste esta escuela de pensamiento económico y cómo articuláis vuestra
crítica de la economía androcéntrica?
C.C.: No es fácil hacer un
resumen breve de un planteamiento que lleva tres décadas en
construcción, por solo nombrar épocas recientes. Pero haciendo un
esfuerzo de síntesis, podría resumirlo en tres ideas. La primera idea es
que la economía feminista extiende los límites de la economía más allá
de las fronteras del mercado, permitiendo considerar todo el trabajo
doméstico no asalariado como parte de la economía. El análisis de este
hecho ha permitido visibilizar que el sistema capitalista es incapaz de
reproducir la fuerza de trabajo que requiere para subsistir como sistema
y parte importante de esta reproducción se realiza desde los hogares.
El salario participa en este proceso pero no es suficiente y se requiere
una cantidad enorme de trabajo que el sistema no remunera. Es decir, el
sistema capitalista depende de que se realice el trabajo doméstico en
los hogares para poder seguir subsistiendo.
Una segunda idea es que al ir analizando el trabajo
doméstico, la economía feminista “descubre” el trabajo de cuidado o
simplemente, el cuidado de la vida. El cuidado va más allá del trabajo
doméstico; implica aspectos subjetivos, emocionales, afectivos,
relacionales, etc. Es fundamentalmente desde los hogares donde recibimos
los primeros lazos afectivos, donde aprendemos los valores, el
lenguaje, donde construimos una identidad sexuada, donde nos
socializamos. Pero no se trata solo de los primeros años de vida; como
personas adultas regresamos cada día al hogar a reponer fuerzas, a
descansar y desde ahí establecemos redes afectivas y emocionales. Y, en
la vejez, siguen siendo los hogares (cuando decimos “hogares”, léase,
“fundamentalmente mujeres”) los principales responsables del cuidado.
Todo esto porque las personas somos interdependientes, requerimos
cuidados que den respuesta a nuestras dependencias, lo cual no es sino
el reflejo de que vivimos en cuerpos vulnerables.
D.: ¿Por eso lucháis por
desplazar la lógica de acumulación del capital para poner la
sostenibilidad de la vida en el centro de la economía?
C.C.: Esa es la tercera
idea central de la economía feminista que se deriva de la anterior. La
economía feminista es rupturista, en el sentido de que al descubrir la
importancia de los cuidados, los sitúa en el centro de los objetivos
sociales y económicos. Frente al objetivo del beneficio que plantea y
valora por sobre todo el sistema capitalista, la economía feminista le
antepone el cuidado de la vida, las condiciones de vida, el buen vivir.
Sobre este último punto me gustaría hacer una observación. Otros
movimientos sociales también plantean que están por la vida y no por el
objetivo del capital. Esto es cierto y me alegro de ello. Pero la
diferencia es que en su planteamiento de buen vivir no se tiene en
cuenta el cuidado realizado desde los hogares como elemento central.
Como buen vivir consideran distintos aspectos análogos a los sostenidos
por Amartya Sen en su desarrollo de las capacidades, pero no incorporan
los cuidados que actualmente realizan las mujeres en todas las etapas de
la vida. Creo que esta diferencia la marca la ideología patriarcal, que
impide a muchas personas, básicamente masculinas, darse cuenta de la
importancia de recuperar la experiencia de las mujeres en el cuidado de
la vida humana.
D.: ¿Podrías destacar los
nombres y aportaciones de algunas compañeras para quién quiera
profundizar más en vuestros análisis y propuestas?.
C.C.: Creo que la persona
de referencia es Antonella Picchio, amiga nuestra italiana, a la cual le
hemos traducido diversos artículos que, por tanto, están publicados en
castellano, algunos de ellos en la Revista de Economía Crítica. Otra
persona relevante de referencia en el panorama español es Amaia P.
Orozco, su tesis doctoral “Perspectivas Feministas en torno a la
Economía: El Caso de los Cuidados” está publicada por el CES y desde
entonces ha escrito mucho sobre el tema [ver introducción a sus
principales textos en economiacritica.net.
También dirigió una investigación sobre las cadenas globales de
cuidados con equipos de América Latina. Partes de ese trabajo han sido
publicados por INSTRAW. Finalmente, mencionar que con dos colegas, una
historiadora, Cristina Borderías y otra socióloga, Teresa Torns, hemos
publicado recientemente un libro sobre el tema de los cuidados que es
una compilación de artículos de distintas autoras [“El trabajo de
cuidados: Historia, teoría y políticas”, colección Economía Crítica y
Ecologismo Social]. El libro se inicia con una introducción nuestra
donde se puede consultar una amplia bibliografía sobre el tema.
DIAGONAL:
Acabadas las XIII. Jornadas de Economía Crítica en Sevilla, podrías
explicarnos cómo surge y en que consiste esta red de economistas?
Cristina Carrasco: Las primeras Jornadas de Economía Crítica
se realizaron en Madrid en la Facultad de Economía de la Universidad
Complutense en 1988 y, desde entonces tienen lugar cada dos años, en
distintas ciudades. Las primeras comenzaron por el acuerdo de algunos/as
economistas que se reunían en el Centro de Trabajo y Documentación en
Barcelona (espacio que agrupaba a distintos colectivos, entre ellos, uno
de economistas heterodoxos), un grupo de economistas de la Universidad
Complutense de Madrid, otro de la Universidad del País Vasco y personas
de algunos colectivos y sindicatos que se mostraron interesadas. La
realización continuada de las jornadas ha permitido construir una Red de Economía Crítica de todo el estado que también mantiene una revista electrónica.