Por Jordi Calvo en Público
El próximo 12 de abril habrá acciones de protesta contra el gasto
militar en varios lugares del mundo, uno de ellos será Barcelona y el Centro Delàs de Justícia i Pau formará parte del núcleo organizador catalán que pedirá que los gastos militares sean destinados a gastos sociales.
La fecha elegida es el 12 de abril porque coincide con el día en que
el prestigioso centro sueco de estudios sobre paz y armamentismo SIPRI
–del que es colaborador el Centre Delàs– hará público su informe sobre
el gasto militar mundial de 2010. Por el momento el dato del que
disponemos es el de 2009, cuando se alcanzaron los 1,53 billones de
dólares de gasto militar mundial, lo que supone un incremento del 49%
desde el año 2000 y que además es una cifra superior al PIB español de
todo un año. EEUU es responsable de casi la mitad de todo el gasto
militar mundial (46,5%), los siguientes en la lista son China (6,6%),
Francia (4,2%), Reino Unido (3,8%) y Rusia (3,5%), quienes, cabe decir,
forman el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas.
Son muchas las comparaciones que se pueden hacer entre el gasto
militar y otros gastos más necesarios. Por ejemplo la Ayuda Oficial al
Desarrollo total de 2009 fue de 118.000 millones de dólares o el
presupuesto de todas las Naciones Unidas es de tan solo el 1,8% del
gasto militar total. Por lo que se refiere al Estado español, por cada
euro que se dedica a la AOD, cuatro son destinados al gasto militar. En
definitiva, con la reducción de los gastos militares se podrían
conseguir mucho más de lo establecido por los Objetivos de Desarrollo
del Milenio, que con toda seguridad no serán alcanzados en la fecha
prevista.
La reducción del gasto militar es una obligación que todo estado
democrático debe asumir, por justicia y por responsabilidad. Por
justicia porque en un mundo donde más de mil millones de seres humanos
pasan hambre, no es admisible que se destine tal cantidad de recursos a
gastos militares; por responsabilidad porque cuanto mayor sea el gasto
militar, más armas habrá disponibles en el mundo, mayores cotas de
militarización de la sociedad y de la gestión de los conflictos
alcanzaremos y, por consiguiente, más serán las personas que sufran las
consecuencias de la violencia armada.