PÚBLICO
Hoy es un día perfecto en Gran Bretaña para defender los libros. En concreto, para intentar salvar a centenares de bibliotecas públicas que van a desaparecer por culpa del recorte del gasto público iniciado por el Gobierno británico.
Hay convocadas 40 concentraciones en bibliotecas (en este caso, esto significa concentrarse para lecturas públicas de libros y actuaciones musicales), además de un llamamiento a la gente para que literalmente vacíe las estanterías, aunque luego obviamente tenga que devolver los libros.
Nadie sabe la cifra exacta de bibliotecas que cerrarán, porque en muchos casos depende de la decisión que tomen los ayuntamientos. El Gobierno central ha reducido de forma drástica la financiación local, y de ahí sale el sostenimiento de muchos de estos centros.
Los promotores de la campaña denuncian que 468 bibliotecas, de las que 54 son móviles, están amenazadas. El Consejo de los Artes no las ha contado, pero el recorte es inminente. Para todo lo relacionado con museos pequeños, bibliotecas y archivos, tiene tres millones de libras cuando antes había 13 para este fin. La cultura no podía librarse de los recortes. Sin embargo, el Gobierno ha marcado las prioridades. Los grandes museos de Londres, por su peso en la cultura y su atractivo turístico, sufrirán menos daños.
"La gente ama y utiliza sus bibliotecas", dice Alan Gibbons, uno de los impulsores de la campaña. "¿No es hora de que el Gobierno rectifique este programa destructivo e indiscriminado de cierres y haga lo mismo?" Antes de llegar al poder, los conservadores alardeaban de su amor por los libros. Cuando le dijeron al actual viceministro de Cultura, Ed Vaizey, que el anterior Gobierno quería cerrar bibliotecas, dijo: "Eso es inaudito y vergonzoso para todos los que nos preocupamos por los libros y la lectura".
Hoy es un día perfecto en Gran Bretaña para defender los libros. En concreto, para intentar salvar a centenares de bibliotecas públicas que van a desaparecer por culpa del recorte del gasto público iniciado por el Gobierno británico.
Hay convocadas 40 concentraciones en bibliotecas (en este caso, esto significa concentrarse para lecturas públicas de libros y actuaciones musicales), además de un llamamiento a la gente para que literalmente vacíe las estanterías, aunque luego obviamente tenga que devolver los libros.
Nadie sabe la cifra exacta de bibliotecas que cerrarán, porque en muchos casos depende de la decisión que tomen los ayuntamientos. El Gobierno central ha reducido de forma drástica la financiación local, y de ahí sale el sostenimiento de muchos de estos centros.
Los promotores de la campaña denuncian que 468 bibliotecas, de las que 54 son móviles, están amenazadas. El Consejo de los Artes no las ha contado, pero el recorte es inminente. Para todo lo relacionado con museos pequeños, bibliotecas y archivos, tiene tres millones de libras cuando antes había 13 para este fin. La cultura no podía librarse de los recortes. Sin embargo, el Gobierno ha marcado las prioridades. Los grandes museos de Londres, por su peso en la cultura y su atractivo turístico, sufrirán menos daños.
"La gente ama y utiliza sus bibliotecas", dice Alan Gibbons, uno de los impulsores de la campaña. "¿No es hora de que el Gobierno rectifique este programa destructivo e indiscriminado de cierres y haga lo mismo?" Antes de llegar al poder, los conservadores alardeaban de su amor por los libros. Cuando le dijeron al actual viceministro de Cultura, Ed Vaizey, que el anterior Gobierno quería cerrar bibliotecas, dijo: "Eso es inaudito y vergonzoso para todos los que nos preocupamos por los libros y la lectura".