Señores, atención porque sólo os lo voy a explicar una vez

Maltita en The Femme Urge. ¿Qué es lo que pasa? Entonces, ¿qué hago? Pero entonces, me llamarán planchabragas. Eso en mi grupo no pasa. Vale, ha pasado, un amigo ha hecho algo malo. Ahora qué. Me ha pasado a mí, he agredido a una mujer, ¿qué hago? Algunos recursos más.

Avisos de contenido: voy a hablar de abusos sexuales y machismo, aunque sin entrar en detalles escabrosos. Recuerda que tu salud mental es más importante que esta entrada.

Nota: voy a simplificar todo este discurso hablando de hombres y mujeres, pero lo que quiero decir en realidad es personas femeninas y personas masculinas, independientemente del género de ambas partes. Las dinámicas de abuso y malos tratos se dan en todos los contextos relacionales, pero muy mayoritariamente de la parte masculina de la relación a la femenina, incluso en casos de violencia intragénero. Simplifico por agilizar el discurso y porque la mayoría de las relaciones de este estilo son de hombre masculino y mujer femenina, pero no me quiero dejar fuera a nadie. Si esto resuena contigo, es para ti.

Supongo que estaremos todas al día del tema candente del momento: la dimisión de la primera línea política de Íñigo Errejón justo después de que Cristina Fallarás unas acusaciones anónimas que no le señalaban directamente, pero que muchas otras mujeres reconocieron como propias de Errejón. Hoy las ha reconocido como ciertas1.

Lo que me motiva para escribir esta entrada no es este hecho, porque ya lo conocemos y hay periodistas que lo están recogiendo mucho mejor que yo: un hombre en una posición de poder lleva años propasándose con mujeres y nadie ha hecho nada al respecto. No puedo hacer recuento de todas las veces que esto ha ocurrido, pero os aseguro que ya no nos sorprende. Nos enfada, nos duele, nos indigna, pero no nos sorprende.

De lo que yo quiero hablar hoy ha sido de la reacción de los hombres en redes. Un nutrido y bochornoso grupo de señores ha decidido que era un momento excelente para cantar las alabanzas a un abusador en serie y confeso, pero tampoco voy a hablar de ellos hoy (por no escribir una tesis, no porque no sea digno de mención). Otro grupo, compuesto mayoritariamente por periodistas, cínicos y sabihondos, ha optado por señalarse a sí mismos diciendo que eso «era vox pópuli» y «lo sabía todo el mundo». Tampoco voy a dirigirles algo más que un «y entonces por qué no hiciste nada, me cago en tus reputísimos muertos», por limitaciones de tiempo y energía. Yo me voy a centrar en el tercer grupo: el de los redimidos, el de los arrepentidos, el de los renegados de género que se avergüenzan de ser hombres y tienen los santos cojones de venir a mí a contármelo.

Después de un caso así, los sentimientos generalizados entre las mujeres son los siguientes: indignación, decepción, ira, impotencia, agotamiento, algunas revivimos traumas del pasado, otras nos preocupamos por si las víctimas que han hablado en público van a sufrir represalias en su trabajo o en forma de denuncias por calumnias, desconfianza por los hombres, miedo a ser las próximas. En resumen, estamos ocupadas tratando de encajar un horror más en la galería de traumas colectivos, cuidar de las víctimas y cagarnos en todo. En este momento de qué coño me sirve a mí que un hombre me diga «me avergüenzo de mi género». La respuesta corta es: de estorbo. La respuesta larga es que en realidad sólo sirve para que ese hombre individual se desmarque del grupo, se señale a sí mismo como víctima de las circunstancias y nos exija a las mujeres un perdón para limpiar su conciencia, cuando nosotras lo que queremos es justicia o venganza. Nos estáis reclamando un esfuerzo emocional más, que bendigamos vuestro «not all men» para que podáis dormir tranquilos pensando que estáis libres de pecado y exentos de culpa. El odio, el rechazo y la vergüenza dirigido hacia uno mismo no es una disculpa ni una reparación, es una forma de autocomplaciencia, y eso sólo sirve a uno mismo.

Está claro que, a pesar de que lo hayamos dicho mil y una veces, seguís sin saber cómo actuar cuando esto pasa. Yo voy a tomarme unas cuantas horas de mi tiempo y os lo voy a explicar. Tomaos esto como una clase magistral de un catedrático con fama de estricto: no admito comentarios, no admito preguntas, no admito interrupciones. Tomad nota y lo que no entendáis lo buscáis en internet, pero bastante os estoy regalando mi tiempo y esfuerzo en pos de que dejéis de ser unos gañanes.

Qué es lo que pasa

Tenéis que entender que los abusos sexuales es sistemático, no muchos casos aislados. La violencia hacia las mujeres es estructural, y esa estructura se mantiene por la connivencia de los miembros que están por encima en esa estructura: los hombres. Todos los hombres tienen el poder de abusar de mujeres2. Esto no significa que todos los hombres sean abusadores, sino que todos podrían hacerlo sin tener que asumir consecuencias. Casi todas mis amigas, incluida yo, hemos sufrido abusos sexuales. Casi todas tus amigas han sufrido abusos sexuales, aunque no te lo hayan contado.

Otra parte de la estructura que propicia todo esto es la cultura de la violación3. Una de las partes de esta cultura es que muchos comportamientos que son agresiones se normalizan de cara a la sociedad, de manera que nadie los lee como agresión (muchas veces ni siquiera la persona agredida). Aquí entra la parte en la que nos quejamos de cosas que pueden parecer insignificantes como los comentarios no solicitados sobre nuestros cuerpos, pero escala hasta la normalización de insistir a tu novia para que tenga sexo contigo. La cultura de la violación obliga a las mujeres a alerta permanente y en una luz de gas constante, preguntándonos si es que somos unas histéricas o si tenemos razón. Por eso es fundamental que los testimonios salgan a la luz, no tanto para exigir justicia (porque no la vamos a recibir y lo sabemos) sino para que otras mujeres identifiquen lo que les ha pasado, dejen de negarse a sí misma el dolor y se sientan menos solas en procesos como estos.

Como he dicho, las estructuras de poder se mantienen por connivencia. No es que esto sea una monarquía absolutista en la que unos cuantos se suben al poder y lo defienden con violencia, sino que existe un acuerdo tácito en el grupo dominante por el que unos ejercen ese poder y el resto no hace nada por evitarlo4. Esa es la parte que tenéis que cambiar de una vez.

Uno de los principios básicos de conductismo5, que explica muy bien por qué las personas hacemos lo que hacemos, dice que nadie cambia su conducta si no tiene un buen motivo para hacerla. ¿Y por qué un tío iba a dejar de ejercer una conducta que le beneficia? ¿por qué iba a dejar de abusar de mujeres, si su experiencia hasta el momento es que no pasa nada? ¿y si encima se ve reforzado constantemente por manfluencers6 que te dicen que esa es la forma de tratar a las mujeres? ¿y por un sistema mediático que nos deshumaniza y reduce a objetos bonitos, viejas descartables o feminazis? Llevamos décadas de feminismo explicando esto, no voy a insistir más porque lo pilláis.

Lo que pasa entonces es que hay un sistema (el patriarcado) que pone a los hombres en una posición de poder por encima de las mujeres y los hombres ejercen ese poder con violencia y abusos porque no hay ninguna consecuencia.

Entonces ¿qué hago?

Si queréis ser realmente influyentes en la lucha contra el machismo, tenéis que actuar en vuestro círculo más inmediato. Por cómo se forman los grupos sociales, damos importancia a lo que nos dicen en función de lo cercana emocionalmente que estemos a esa persona, como en una especie de sistema radial. Por eso me importa mucho más la opinión de mi novia sobre mí que la de un random de tuiter.

Retuitear mensajes y compartir en instagram publicaciones divulgativas está bien y ayuda a que el mensaje vaya calando poco a poco, pero pasa una cosa: ningún hombre se ve a sí mismo como un agresor. Cuando la violencia está normalizada, quien la ejerce deja de percibirla como violencia y lo llama normalidad. Por eso es importante que se rompa ese acuerdo de silencio y se señalen y expliquen los comportamientos, los mensajes que se comparten, los contenidos que se consumen. Nosotras estamos hartas de explicarlo, pero no nos hacéis caso, porque por un lado no nos veis del todo como personas al mismo nivel que vosotros, y porque estamos muy lejos en el radio de cercanía emocional. Nosotras somos las randoms de tuiter.

Además existe una suspensión de la realidad en internet que hace que parezca despegada del mundo fuera de él. En internet somos avatares y letras, no del todo personas. Por eso es muy fácil ser muy desagradable con una persona desconocida en redes y le dirías cosas que jamás se te ocurriría decirle si la tuvieras delante. Y también nosotras convivimos con personajes de internet que son un montaje de personas reales que hay detrás, como los trolls de 4chan o los manfluencers que he mencionado antes. Para muchísimos hombres, estamos en el mismo plano de irrealidad y nos miran con la misma distancia cínica que a un incel de reddit. Súmale a esto cuántos hombres no tienen ninguna mujer cerca con la que tengan una relación de confianza. Acabamos con un montón de tíos que nos miran en redes como si fuéramos una jaula de monos y no tienen forma de conectar a esas tías online con una real.

Tenéis que actuar vosotros.

Pero entonces me llamará planchabragas

Por eso es importante que la presión se haga en grupo. Como he dicho, nadie cambia una conducta sin un buen motivo, y es más fácil descartar a un colega que te dice algo incómodo que atender a esa incomodidad. Sin embargo, si se lo dicen tres, igual se lo piensa. Si se lo dicen todos sus amigos, es mucho más probable que se dé cuenta de que su comportamiento es inaceptable en su entorno y lo cambie. O se marche, sí, a veces pasará, pero ¿realmente quieres compartir espacios con una persona que se niega a comportarse decentemente?

Las actuaciones de tipo intervención (reunir a un grupo de amigos para que le expliquen por qué lo que está haciendo está mal y lo debe cambiar) funcionan, porque la presión de grupo funciona. Sentarte con tus amigos a explicarles por qué hay comportamientos que no te parecen bien tal vez no funcione inmediatamente, pero cala. Lo más probable es que no te haga caso a la primera, pero esto no se trata de dar órdenes, sino de crear un contexto en el que esos comportamientos dejan de estar normalizados y reforzados y acaben por desaparecer. Claro que es mucho trabajo, paciencia y esfuerzo didáctico, pero es que si fuera fácil ya lo habríamos hecho nosotras.

Eso en mi grupo no pasa

Sí pasa. Lo que ocurre es que no lo ves, porque está normalizado y porque eliges no verlo. Sé que suena paranoico pero, como he dicho al principio, todos los hombres tienen el potencial de agredir pero ninguno te va a decir que lo ha hecho, hay que aprender a ver señales. Y hay que estar atento, muy atento.

Esto va a sonar terrorífico, pero no pongáis la mano en el fuego por NINGUNO de vuestros amigos. Esa confianza total hace que os ceguéis ante señales, justifiquéis comportamientos, excuséis abusos y restéis importancia, porque nadie quiere reconocer que se ha equivocado en su criterio de confiar en nadie. Luego, cuando se destapa un caso, reaccionáis como señoronas que han visto una rata en su salón mientras que a nosotras nos duelen los ojos de ponerlos en blanco.

No quiero decir que dejéis de ser amigos de vuestros amigos, al contrario: quiero que abráis la posibilidad de que vuestros amigos cometan errores y estéis ahí para señalarlos, repararlos y que no se repitan. Si no contempláis la posibilidad de que pase, si no estáis preparados para actuar, no vais a verlo, no vais a saber reaccionar, y lo más probable es que lo dejéis ir porque es lo más fácil para todo el mundo. No hay fricciones, no hay esfuerzo y no hay víctimas que os importen. Y volvemos a empezar.

Todo el mundo comete errores y eso no te convierte en una mala persona. Lo que te convierte en mala persona es cómo reaccionas cuando te lo señalan.

Vale, ha pasado, un amigo ha hecho algo malo. Ahora qué.

Pues es el momento de sentarte con él y explicarle pausadamente qué está mal y por qué es inaceptable. Explícale que no podrás confiar en él si continúa comportándose así. Explícale que crees que es capaz de ser mejor persona que eso y que le vas a apoyar en que sea así.

Que te alejes de él dando un portazo7 no sirve de nada. Por un lado, le dejas a él con su conducta sin nadie cerca que le diga que está mal, y por otro tú has huido del trabajo de educarle. Huyes del problema igual que cuando te desmarcas de lo que hacen otros hombres con un «not all men». Lo correcto, lo que de verdad sirve, lo que nos ahorra toneladas de trabajo y violencia, es que te quedes y le apoyes en el trabajo de ser un tío mejor.

Es normal que te sientas confuso si esto pasa, porque por un lado quieres a tu amigo, pero por otro, es un agresor. Las dos cosas pueden convivir en una sola persona, porque los seres humanos somos complejos y tenemos muchas dimensiones. Vas a tener que tragar con esa incoherencia y hacer, tú, algo al respecto. Primero, porque es lo correcto, y segundo, porque es tu amigo y le quieres. Y los amigos no dejan que los amigos sean agresores impunes.

Me ha pasado a mí, he agredido a una mujer, ¿qué hago?

Lo primero de todo, entiende que, por todo lo que he explicado antes, es fácil que una situación que tú leas como natural sea una agresión para una mujer. No significa que seas una persona horrible, sino que has cometido un error que debes reparar y trabajar en no repetir. Recuerda, lo que te convierte en una persona horrible es cómo reaccionas después.

Que una mujer te diga que la has hecho sentir incómoda es un acto de compasión y ternura, porque nuestra primera reacción suele ser de protección: huida o inmovilidad. Que junte la valentía de contártelo, o de contárselo a una tercera persona para que te lo comunique a ti, te está diciendo que quiere que deje de pasar para poder seguir estando cerca de ti y sentirse segura. Es una oportunidad de mejora y aprendizaje que debes agradecer, aceptar y atesorar.

Si una amiga te cuenta que se ha sentido agredida por ti, esto es lo que debes hacer (no es una lista exhaustiva y depende de la persona y circunstancia, pero sirve para empezar):

No la obligues bajo ningún concepto a confrontarte o hablar de ello.
Escucha lo que te tiene que decir sin cuestionar ni una palabra. Si se ha sentido así, aunque no fuera tu intención, te callas.
Te disculpas, de verdad. Sin excusas. Le puedes decir que no era tu intención, pero sigue sin ser una excusa.
Le preguntas si hay algo que puedas hacer para reparar ese daño. Abre esa oferta en el tiempo, no tiene por qué saber lo que necesita ahora.
Si quiere irse de tu vida, te aguantas. A lo mejor es temporal, a lo mejor es definitivo, pero estas son las consecuencias y hay que tragar con ellas.
Te vas a sentir fatal. Normal. No se lo vuelques a ella, cuéntaselo a un amigo.
Aprende del error, no lo repitas.
Prepárate para volver a cagarla más adelante otra vez, porque ningún aprendizaje es fácil.
Tú no eres la víctima aquí.

Como ves, no es el fin del mundo. A veces puede ser el fin de una relación de amistad, a veces no, pero no está en tu mano decidirlo. Lo que sí está en tu mano es qué haces con ello.

Algunos recursos más

Como no me pagan por escribir, lo voy a dejar aquí. Os dejo una lista, que si se me ocurren cosas iré ampliando, pero no garantizo nada.

Contrapoints ha dedicado muchísimo esfuerzo a explicar y dar herramientas anti radicalización facista y masculinista. Os dejo un par de vídeos, pero verlos todos debería ser obligatorio.
- Men: https://www.youtube.com/watch?v=S1xxcKCGljY
- Incels: https://www.youtube.com/watch?v=fD2briZ6fB0
Este podcast hablando de cómo los Pick Up Artist y, especialmente, The Game, es basura.
Este otro sobre la historia del «inventor» de la masculinidad tóxica.
Todos a ver Queer Eye. No es coña. Aquí por qué tenéis que verla.
Sara Ahmed: ¡Denuncia! como respuesta a «por qué no denunció».
TBD

Voy a ser muy estricta con la moderación de esta entrada y como un comentario no me haga gracia lo voy a borrar. No voy a responder preguntas ni extender explicaciones. Búscate la vida y págale el Patreon a Contrapoints.