El denominado síndrome de la rana hervida es una analogía que se usa para describir el fenómeno ocurrido cuando ante un problema que es progresivamente tan lento que sus daños puedan percibirse como a largo plazo o no percibirse, la falta de conciencia genera que no haya reacciones o que estas sean tan tardías como para evitar o revertir los daños que ya están hechos. La premisa es que si una rana se pone repentinamente en agua hirviendo, saltará, pero si la rana se pone en agua tibia que luego se lleva a ebullición lentamente, no percibirá el peligro y se cocerá hasta la muerte. La historia se usa a menudo como una metáfora de la incapacidad o falta de voluntad de las personas para reaccionar o ser conscientes de las amenazas siniestras que surgen gradualmente en lugar de hacerlo de repente. Esta falta de percepción produce que no exista ninguna reacción o sea tan tardía que la situación ya no tenga remedio. El mal ya está hecho y es imposible revertir los efectos. El mal ya está hecho y es imposible revertir los efectos.
El nombre del fenómeno conocido como Síndrome de la Rana Hervida surge de la analogía establecida por el filósofo franco-suizo Olivier Clerc. En 2005 publicó un libro en el que recogía una serie de relatos con los que pretendía hacer reflexionar al lector sobre importantes cuestiones relacionadas con la condición humana. El primero de ellos y que además da título al libro «La rana que no sabía que estaba hervida… y otras lecciones de vida«. En ella explica el caso de una rana sumergida en una cazuela con agua a la que lentamente se va aumentando la temperatura. Según Clerc, la rana regula su propia temperatura poco a poco para contrarrestar la subida. Finalmente, cuando se de cuenta del peligroso aumento de los grados del líquido, habrá gastado todas sus energías en equilibrar su propio calor corporal y no le quedarán energías para escapar.
Si bien algunos experimentos del siglo XIX sugirieron que la premisa subyacente es verdadera si el calentamiento es lo suficientemente gradual, según los biólogos contemporáneos, la premisa es falsa: una rana que se calienta gradualmente saltará a la superficie.
En la actualidad se considera que la historia de la rana hervida es un mito. Durante el siglo XIX se hicieron numerosos experimentos para ver la reacción de las ranas al calentamiento del agua. En general, las ranas saltaban fuera del agua cuando esta alcanzaba los 25º. Sin embargo, en 1988, algunos estudiosos afirmaron que si se calentaba el agua de una manera suficientemente lenta, la rana no huía y perecía hervida. Establecieron que si el calor aumentaba en una temperatura menor a 0’02º C. por minuto, no se daría cuenta.
Fuente: wikipedia