#EA26 Educación ambiental. Son tiempos difíciles y, sin embargo, los retos de la educación ambiental siguen ahí. Ahora mismo, el Proyecto de Ley Orgánica de modificación de la LOE (LOMLOE) está en trámite parlamentario. Un proyecto que olvida la emergencia climática y la crisis ecosocial, que no tiene en cuenta nuestra ecodependencia e interdependencia, ni pone la vida en el centro de la actividad escolar. Es por ello, que desde #EA26, han elaborado este documento reclamando la introducción de la competencia ecosocial en dicho proyecto y planificado una campaña de difusión y de recogida de firmas, hasta el 26 de junio.
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INTRODUCCIÓN
El metabolismo industrial del sistema dominante de producción y consumo impacta en todo el planeta hasta el punto de sumergir a la sociedad mundial en una grave crisis ecosocial, multidimensional y global. El cambio climático es el ejemplo paradigmático, su impacto futuro estará condicionado por las decisiones presentes (individuales, colectivas, políticas, económicas, culturales, etc.). Así pues, la crisis climática es un problema que debemos afrontar y enfrentar ayudando a las sociedades, a través de la formación de sus miembros, a una toma adecuada de decisiones que faciliten su mitigación y también la adaptación a sus efectos.
La magnitud de los problemas a los que hemos abocado a los sistemas naturales que mantienen la vida en la Tierra es tal que muchos de ellos ya se encuentran comprometidos. Nuestra ecodependencia e interdependencia hacen que la educación deba facilitar una cultura de la sostenibilidad basada en la vida y en el respeto a todas sus formas y procesos y permitir que las futuras generaciones puedan convivir en paz y de manera sostenible.
El alumnado, a través de la competencia ecosocial, desarrolla el entendimiento del ser humano como ecodependiente e interdependiente capaz de realizar una comprensión sistémica de la realidad pasada y presente. Le ayuda a ser consciente de los límites ecológicos y a ser capaz de actuar dentro de ellos y de ajustar su actividad al funcionamiento de los ecosistemas. También facilita la reflexión sobre las posibles transformaciones personales y colectivas y herramientas para una toma de decisiones que permita avanzar hacia una transformación social hacia sociedades justas, democráticas, descarbonizadas y sostenibles. Su fundamento debe ser el conocimiento científico y el desarrollo de un sentido crítico respecto de los sistemas socialmente construidos (cuidados, cultura, política, economía, comunicación…).
DIMENSIONES DE LA COMPETENCIA ECOSOCIAL
En cuanto al saber, la competencia ecosocial impulsa el conocimiento actualizado respecto a los problemas ecosociales complejos. Considerando el cambio climático, se tienen que conocer su historia, sus causas, impactos y consecuencias, vínculos con nuestro estilo de vida, responsables, plazos, así como el significado de la descarbonización y el conocimiento de las alternativas o posibles medidas de mitigación y adaptación. Esto implica entender el planeta como un sistema finito cuyos bienes comunes deben ser tratados con la misma consideración y adquirir un conocimiento crítico del sistema de producción y consumo, de los flujos de energía y ciclos materiales del planeta.
En cuanto al saber ser, esta competencia es clave para la construcción de ecociudadanía. Los principios que la guían están orientados al respeto y cuidado de la comunidad de la vida, la integridad ecológica, la justicia social, la democracia y la no violencia. Y regidos por actitudes y valores relacionados con la asunción de criterios éticos asociados a los derechos humanos sumados al desarrollo de la empatía como elemento clave para articular sociedades ecosociales. Asimismo, la vida en comunidad precisa entender los sistemas sociales y políticos y contemplar la participación como un derecho fundamental de la ciudadanía que debe ser alentado, además de ser un instrumento imprescindible para dar respuesta a la crisis climática.
Finalmente el saber hacer es clave para la construcción de ecociudadanía, para favorecer la capacidad para enfrentar problemas, buscar soluciones y actuar de manera individual y colaborativa en su resolución. Las habilidades argumentativas, deliberativas y de diálogo son fundamentales para la búsqueda de acuerdos. Se trata de desarrollar habilidades necesarias en entornos de alta incertidumbre en los que la resiliencia cobra protagonismo. Así pues, el pensamiento crítico constituye una de las claves para facilitar la reflexión que tenga en cuenta el conocimiento científico disponible y los imperativos universales de justicia y equidad en el reparto de los bienes comunes y las cargas ambientales según las posibilidades y límites de los diferentes contextos vitales.
En definitiva, todo ello facilita el empoderamiento del alumnado como agentes de cambio ecosocial tanto en el centro educativo como en su entorno, incluso en esferas más amplias como la comunidad, el estado o el mundo, adoptando comportamientos sostenibles, participando e involucrándose en actividades y grupos de trabajo comunitarios para alcanzar las metas de sostenibilidad de manera consciente y contextualizada. De esta manera, se posibilita el tránsito de un modelo económico basado en el consumo y el individualismo, hacia otro basado en la cooperación y el respeto a las personas y a la naturaleza. Empoderarse significa saber cómo influir y actuar en el sistema político más allá de las comunidades de referencia (votar, participar en movimientos sociales, promover marcos normativos-legislativos alternativos, exigir políticas públicas coherentes con la emergencia climática, etc.).
COMPETENCIA ECOSOCIAL PARA LA SOSTENIBILIDAD
La competencia ecosocial facilita la comprensión del mundo, entendiendo las relaciones y procesos que en él se producen y las consecuencias a corto, medio y largo plazo. A la vez fomenta una actitud proactiva para ser parte de una ciudadanía activa que promueve, participa y reclama acciones de defensa de la vida. Estos serían, resumiendo, los horizontes de cada dimensión:
SABER
- Reconocer la vida en el planeta como un sistema complejo y su valor intrínseco, así como la ecodependencia e interdependencia de todos los seres humanos.
- Conocer cómo funciona la vida, los límites y flujos energéticos, materiales y biofísicos de nuestro planeta.
- Ser conscientes de la profunda crisis ambiental, de sus impactos en los órdenes sociales y económicos y de la inevitabilidad de profundos cambios sistémicos.
- Comprender y relacionar la historia, las causas, consecuencias y respuestas a los problemas ecosociales en los que está integrado el metabolismo industrial de la actividad humana.
- Conocer los desiguales repartos del poder y de la riqueza en las sociedades contemporáneas, sus causas y consecuencias.
- Reconocer cómo se manifiesta la crisis climática en las distintas escalas en las que opera la sociedad humana, desde la personal a la global; y cómo estas escalas se conectan.
SABER SER
- Ser conscientes de los límites ambientales, tanto de los límites externos (biofísicos y ecológicos) como de los límites internos (definidos por la satisfacción justa y suficiente de las necesidades
- humanas) y ser capaces de actuar dentro de ellos.
- Adoptar modos ambientalmente responsables en la vida cotidiana, siendo conscientes de sus consecuencias ecosociales.
- Tener una actitud activa en la lucha contra el cambio climático y los problemas ecosociales.
- Participar en el trabajo comunitario y en la defensa del bien común.
- Empatizar con los seres vivos y sectores sociales afectados por las problemáticas ecosociales.
- Tener una actitud positiva ante las nuevas formas de entender la vida y el bienestar, más basadas en el ser que en el tener, en el sentir comunitario que en el individualismo.
SABER HACER
- Tener una visión holística que sea capaz de analizar el sistema económico como un subsistema del social y este a su vez del ambiental.
- Analizar la sociedad desde una perspectiva de justicia, equidad, democracia y solidaridad superando el androcentrismo, el etnocentrismo y el eurocentrismo.
- Conocer las estructuras de organización social, las posibilidades de participación en ellas para ejercer una ciudadanía activa.
- Resolver problemas ecosociales de manera individual y colectiva.
- Participar de forma consciente y crítica en los procesos de transformación ecosocial y participar en organizaciones ciudadanas para llevar a cabo acciones que generen justicia social, equidad y sostenibilidad.
- Adoptar pautas de consumo ajustadas al funcionamiento de los ecosistemas de manera que puedan maximizar sus funciones.