Jordí Martí a XarxaTic. Sí se puede. Se puede sobrevivir, con una calidad 2.0 aceptable, en nuestras aulas sin necesidad de caer en software de multinacionales. Y no siempre es tan complicado como algunos creen porque, al final, son muchos los servicios, infrautilizados por muchos docentes, que ofrece la administración y hay una gran cantidad de alternativas REALES y EFECTIVAS a caer en Google, Microsoft o cualquier otra herramienta de esas cuyo modelo de negocio (sea mercadeando con datos o vendiendo la aplicación) que permiten hacer lo mismo.
Así pues, vamos a ver cómo podemos desterrar ciertas cosas de nuestro vademécum de software privativo, para cambiar por algo que no hipoteque a nuestros alumnos en un futuro. Y no, no voy a escribir acerca de ficción, difícil de mantener para un usuario medio. Voy a escribir acerca de alternativas que pueden ser totalmente sustitutivas, para todo lo que podamos necesitar, en un aula o centro educativo.
No todo lo que voy a mencionar ahora es software libre pero sí que todo respeta la privacidad de nuestros alumnos y aleja, ese proceso de captación de cuota de mercado, que ejercen determinadas multinacionales ofreciendo sus servicios de forma gratuita. Bueno, si no eres el cliente, entonces eres el producto.
En primer lugar convendría desterrar de una vez cualquier sistema operativo que no se base en linux. Claro que hay distribuciones nefastas, de alta curva de aprendizaje pero, por suerte, al menos en la Comunidad Valenciana disponemos de Lliurex (la última versión es una pasada) y, en la red, de distribuciones tan fantásticas como Linux Mint que, al final, no se diferencian en nada de la facilidad y versatilidad que tiene el típico Windows. Y no me vale decir… es que ya tenemos Windows en casa y lo saben usar los chavales porque, sinceramente, se ha de ser muy «tonto» para no usar intuitivamente cualquiera de las dos distribuciones que menciono. Además, no hace falta tener ningún tipo de conocimiento informático. Así pues, dejemos de usar el argumento de que usar software libre es más complicado. Las cosas han mejorado mucho desde que la programación se hacía por consola.
Para navegar, que es lo más habitual que se hace en los centros educativos, es necesario disponer de un navegador que permita la mayor privacidad posible. Está claro que teniendo Mozilla Firefox, con una velocidad increíble y gran cantidad de extensiones, debamos eliminar Chrome de nuestros planteamientos. Yo no quiero que Google rastree los lugares por los que navego. Y con Firefox y teniendo muy en cuenta de no aceptar todas las cookies con las que nos bombardean, problema solucionado. Con Chrome ya sabéis que, curiosamente, aparecen anuncios relacionados con lo que habéis buscado en cualquier página que vayáis. Por cierto, aprovecho para pediros también que abandonéis el buscador de Google para pasaros a DuckDuckGo. Un buscador que no deja rastros y que te permite, en todo momento, controlar/gestionar tus datos personales mientras estás buscando por la red. Si no queremos que los alumnos dejen rastros de lo que buscan y se les bombardee con resultados de algoritmos desconocidos, ya sabéis.
En cuanto a suite ofimática, con todos los defectos que queráis ponerle (la mayoría debidos a que en casa usáis Microsoft Office pirata y se os descuadra al pasarlo a LibreOffice), ya sabéis cuál debe ser la opción. Os la he mencionado en el paréntesis y se llama LibreOffice que, en sus últimas versiones, está mejorando a marchas forzadas.
Ya tenemos sistema operativo, navegador, buscador y suite ofimática… ¿qué más nos falta?
Pues necesitamos un LMS (un sistema de gestión de aula) para poder colgar material y/o evaluar a nuestros alumnos. Y no necesitamos que esos datos ni calificaciones se rijan por algoritmos desconocidos, estén en servidores situados en granjas controladas por multinacionales ni que, al final, puedan vender esa empresa a grupos de inversión que tienen otro tipo de intereses muy poco educativos (léase la venta de Edmodo a una multinacional china dedicada a los juegos online). Aquí tenemos varias alternativas: Moodle, Sakai y Chamilo. Cualquiera de los tres sirve para sustituir a Google Classroom, Edmodo o Schoology. Ya no entro en la plataforma Educamos porque, al final, no deja de ser más de los mismo que las anteriores. Y, en este caso, gestionada por una organización que posee una determinada ideología muy conocida, al ser la plataforma usada «por decreto» en centros privados de determinadas fundaciones. Un detalle… para los que creéis que Moodle es el mismo Moodle que hace unos años, informaros que ha tenido grandes mejoras en los últimos tiempos y la versión de móvil es totalmente funcional. Eso sí, mi recomendación entre los tres anteriores, por robustez aunque sé que es más complicado de implementar, sería Sakai.
Para webs de centro o personales queda claro que mi recomendación, alejándome del ecosistema Google por motivos obvios y, además por considerar que está a años luz a nivel técnico y de posibilidades, me decantaría por un wordpress autoinstalado en servidor. Muchas administraciones están empezando a ofrecer páginas web basadas en wordpress y por ello es una apuesta segura. Más aún porque, en este caso, uno tiene control de todos sus contenidos (sería bueno que los que defienden Sites o Blogger leyeran el contrato que firman con Google).
A estas alturas seguro que alguno me va a preguntar, ¿hay algo parecido a Drive que, sin muchos requerimientos técnicos y de mantenimiento, sea software libre? Pues para almacenar archivos, sin demasiadas complicaciones y que podría instalarse, tanto en servidores propios de los centros como en la administración de turno, existe NextCloud. En muy poco se puede disponer de espacio de almacenamiento online, privado y sin que nadie pueda acceder a tus datos. Nextcloud establece un vínculo con Collabora Online para facilitar el trabajo conjunto en documentos de Office (LibreOffice/Microsoft Office).
Para edición de audios disponemos de Audacity y de OpenShot para vídeos. También disponemos de GIMP que, para lo que vamos a necesitar en el aula, hay más que suficiente.
No veo la necesidad de buscar otro tipo de software que obligue a su dependencia, a desconocer qué hacen con los datos de nuestros alumnos o, simplemente, por comodidad y dejadez de funciones como docente al apostar por programas privativos que, al final, no controlamos qué hacen con los datos de nuestros alumnos.
Finalmente solo comentaros que también hay programas para hacer los horarios de los docentes como FET, que complementan a los programas de gestión que te ofrece la administración educativa. Un detallito… podéis descargaros el cuaderno del profesor de la Junta de Andalucía desde un repositorio que tienen para distribuir su código fuente. No es nada difícil de encontrar 😉