Afrofeminas | @Afrofeminas. La educación es piedra angular en la lucha por la eliminación de la discriminación racial. Sin educación no hay futuro libre de racismo, y por eso los profesores son fundamentales en esta lucha. Sin un profesorado consciente en las aulas, tenemos la batalla perdida.
En Afroféminas ya hemos dado asesoramiento a algunxs profesorxs para abordar el tema racial, que en España es tabú. No se nombra lo que se teme, pero no nombrándolo no desaparece el problema. En otros países con más conciencia y más años trabajando el tema, ya se usan términos como etnoeducación y hay meses de la historia negra. Pero queda mucho por recorrer.
Una manera de mejorar la práctica docente significa prestar más atención crítica al racismo en nuestras escuelas.
En España hay una inmensa mayoría de profesorado blanco, lo cual significa que no conocen la experiencia del racismo de primera mano. También sé que hay profesorxs racistas o xenófobos, pero sin duda la mayoría de los docentes tiene buenas intenciones, y los errores que cometen son desde el desconocimiento. Es posible que se actúe de forma racista sin tener intención de ello. Sacar el racismo de las acciones diarias requiere mucho trabajo.
Por ejemplo, en muchas ocasiones se reducen las expectativas de logros escolares de lxs alumnxs racializadxs en base a su etnicidad o procedencia. Se cuestionan su capacidad y rendimiento. No es raro, ya que estamos inundados con mensajes racistas sobre lo que lxs racializadxs pueden y no pueden lograr. El profesorado no es ajenos a estos mensajes y estereotipos.
El profesorado debería reflexionar sobre sus propios sesgos. Todxs los tenemos. Después debemos asegurarnos de que estamos utilizando medidas efectivas, no culturalmente sesgadas, para determinar la capacidad del alumno y llevarlo a su desarrollo optimo.
Luego están lxs profesorxs que no ven las diferencias. El famoso cliché de que nos se ven las razas. A veces se dice esto desde posiciones progresistas, y otras, en un intento de evitar el seguimiento de los estudiantes según la raza o la etnia.
La invisibilización de la diferencia en un entorno donde lo blanco occidental es la medida de todas las cosas es muy nociva. Hacerse el ciego solo crea más dificultades a los alumnos racializados.
Existe la posibilidad de una enseñanza culturalmente receptiva, donde lxs profesorxs toman conciencia de las diferencias de sus alumnxs y las intentan comprender y hacer comprender. Todos los estudiantes en clase se enriquecen con ellas y no se convierten en barreras insalvables.
El desconocimiento del otro está en el origen del racismo.
La apropiación cultural es otro tema que sucede constantemente en las escuelas. Los propios profesorxs desconocen este término y en la mayoría de los casos ignoran el daño que hacen.
Las fiestas temáticas en los colegios e institutos son algo corriente. Lo malo es cuando estás fiestas caen en la banalización de otras culturas. Yo misma he asistido de niña a una “fiesta africana” donde lxs propixs profesorxs llevaban taparrabos, la piel y la cara pintada, e incluso un hueso sobre la peluca afro. Imaginad como puede sentirse una niña de padres nigerianos en ese entono.
Fue en mi infancia, pero sigue pasando. Eliminar estas prácticas es esencial. Los alumnos racializados sienten que su cultura y forma de vida son puestas siempre en entredicho o motivo de mofa.
Como niña crecí en una educación donde lo europeo occidental era el valor supremo. Lo mejor.
Ante esto, y con imágenes de pateras llegando a las costas españolas cargadas de personas como yo, que huían de guerras y hambre, fue muy difícil para mi sentir que mis raíces tenían algún valor. Comencé a odiar mis orígenes y me costó lustros volver a amarlos.
Es necesario diversificar el plan de estudios y materiales. Cada profesora puede incluir en su asignatura elementos positivos de otras culturas, sobre todo de las que estén relacionadas con sus alumnxs.
Y por favor, aprendan a pronunciar correctamente los nombres de sus alumnos racializados. Tengo amigxs que crecieron oyendo sus maestrxs pronunciar mal su nombre durante años. Simplemente se trata de hacer el esfuerzo por aprender a pronunciarlo correctamente. No es imposible, se trata de interés.
Para terminar diré que yo admiro a los docentes. Me parecen héroes contemporáneos que luchan contra muchas dificultades para educar a las nuevas generaciones. Luchan contra la administración, recortes, precariedad, falta de interés de la sociedad, etc.
Pero es necesario que también se impliquen de manera más potente en la lucha contra el racismo. Sin mirar sus propios prejuicios y sesgos y corregirlos, será complicado que puedan hacer avances efectivos con sus alumnos en esta lucha.