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Con esta nueva mentalidad “mantienen a los trabajadores en movimiento constante, en una búsqueda febril de evidencias siempre nuevas que les indiquen la prolongación de su permanencia”.
Y tú, ¿eres víctima de los males del trabajo líquido?
Trabajo líquido: la incertidumbre en su máxima expresión
En la modernidad líquida todo es inestable y precario, incluyendo el trabajo, que debería ser una de nuestras mayores fuentes de seguridad y pilar básico para construir y proyectar nuestra vida. El trabajo para toda la vida ha desaparecido dejando paso a un trabajo líquido, “una guerra de todos contra todos, que resulta cruel, competitiva y moralmente devastadora”.
¿Por qué? ¿Cómo se produjo ese cambio?
Bauman explica en el libro Daños colaterales que, en cierto punto, los gerentes renunciaron a ejercer la gestión exigiendo a los trabajadores que se autogestionaran, bajo amenaza de despido. Como resultado, “el derecho a extender su contrato quedó sujeto a la competencia recurrente: después de cada round, los más lúdicos y eficaces serían recompensados con el siguiente contrato a término, aunque sin garantía, ni siquiera una posibilidad mayor, de salir ilesos de la próxima prueba”.
Con esta nueva mentalidad “mantienen a los trabajadores en movimiento constante, en una búsqueda febril de evidencias siempre nuevas que les indiquen la prolongación de su permanencia”.
Ciclo, la mejor manera de describir el trabajo líquido
Este corto animado, creado por Felipe del Rio, aborda precisamente el estrés que representa el “trabajo líquido”, la sensación de que nunca es suficiente y siempre tienes que esforzarte más porque estás en continua competencia con los demás, con el empleo pendiente de un hilo porque de poco vale acumular méritos.
El cambio de enfoque se refleja en el nuevo vocabulario empresarial, donde ya no se habla en términos de control sino de redes, equipos, coaliciones e influencias que pueden armarse o desarmarse según lo demanden las condiciones. Ese cambio sutil en el lenguaje incluye conceptos que transmiten el mensaje de la volatilidad, fluidez e incertidumbre de la nueva vida laboral.
Bauman concluye que “las organizaciones empresariales de hoy, suelen tener un elemento considerable de desorganización deliberadamente incorporado. Cuanto menos sólidas y más proclives al cambio, mejor“.
El trabajo líquido conduce a una vida líquida que nos devora
Cuando no se tienen asideros a los cuales aferrarse y el mundo a nuestro alrededor gira demasiado rápido, sufrimos una especie de vértigo psicológico que termina paralizándonos. Incapaces de planificar nada a largo plazo, la modernidad líquida nos ahoga.
Nadie escapa de la liquidez. “La vida líquida es devoradora, es una vida precaria y vivida en condiciones de incertidumbre constante […] es una sucesión de nuevos comienzos”, escribió Bauman en el libro Modernidad Líquida. Como resultado, practicamos un autoescrutinio, una autocrítica y una autocensura constantes, lo cual genera una profunda ansiedad.
Por supuesto, la solución no radica en volver al pasado, sino en buscar nuevas formas más cooperativas y menos competitivas de organizar el trabajo. Mientras ese momento llega, no nos queda sino aprender a lidiar con la incertidumbre y aplicar técnicas de gestión del estrés que nos permitan sobrevivir con nuestro equilibrio psicológico, más o menos intacto, en una era líquida.
Y tú, ¿eres víctima de los males del trabajo líquido?