TejeRedes. Un equipo no es solo la suma de personas. Tiene dinámicas, diversidad de perspectivas, historias, distintos momentos y coyunturas que lo obligan a moverse con agilidad y flexibilidad si su deseo es sostenerse en el tiempo. No por nada aparecen a menudo los conceptos de “team-building”, “management”, “team management” como soluciones para mantener a un equipo unido y capaz de desarrollar plenamente sus potenciales.
Bajo este estilo de liderazgo, con un enfoque colaborativo, entendemos que no hay claves. No existe un mapa de ruta que garantice que un equipo permanecerá intacto y ajeno a factores externos. Incluso, aún con todas las precauciones, siempre existe la posibilidad de que algo falle en el camino.
Sin embargo, nuestra experiencia de trabajo con distintos equipos y comunidades nos han dejado algunos aprendizajes sobre cómo es posible mantener un equipo unido. Algunos de estos aspectos son:
1. Involucramiento o compromiso: Para que un equipo se fortalezca, lo primero es que sienta que puede buscar soluciones en conjunto. De esta forma, podrán conocer los distintos roles entre sus compañeros y la organización podrá aprovechar mejor las sinergias. Si las dinámicas facilitan espacios de confianza para compartir la toma de decisiones, será más fácil que el equipo se empodere y asuma su responsabilidad.
2. Promover la diversidad: Aún cuando la meta sea alcanzar el equilibrio caórdico, es importante que los distintos perfiles sientan que tienen cabida y un espacio para crear al interior de la organización. Al promover estos espacios, las personas se nutren de distintas perspectivas y pueden asumir diversos retos sin rendirse en el proceso.
3. Sistematización del conocimiento: Por más “espontánea” que sea la generación de ideas y proyectos, cuando se sistematizan, quienes forman el equipo agregan valor a la organización y construyen memoria institucional. Esto permite que sus integrantes puedan tener elementos de consulta cuando se sientan perdidos ante una coyuntura, o puedan trazar líneas de base a la hora de rendir resultados. El conocimiento empodera, y el empoderamiento, alimenta la identidad y sentido de pertenencia.
4. Abrir camino al trabajo de calidad: A veces, quienes lideran un equipo deben manejar las expectativas frente a un requerimiento. A veces, es mejor retrasar un proceso -una respuesta, propuesta o un proyecto nuevo- pero permitir que las personas puedan desarrollar sus procesos creativos desde una mirada colectiva. Un equipo “quemado”, que deba asumir mil retos por minuto, no sólo se sentirá sobrecargado, sino que entenderá que la propuesta de valor de su trabajo no es la que espera.
5. Productividad: El mundo es suficientemente complejo como para complicarlo más. Por ello, cuando un equipo apuesta en confianza, con recursos y mecanismos de gestión eficientes (como las tecnologías sociales presenciales y digitales), puede volcar sus esfuerzos en ambicionar nuevas metas.
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