Lidia Infante | Locas del Coño. Actualmente el reparto del las tareas domésticas sigue siendo uno de los rincones oscuros del machismo. Según una investigación del El Diario, en parejas heterosexuales las mujeres dedican 3h más al día a las tareas domésticas y al cuidado de los hijos. De hecho, sólo se alcanza un reparto igualitario de las tareas cuando la mujer trabaja y él está desempleado, aunque en el caso contrario nosotras nos encargamos prácticamente del 100% del trabajo.
Y luego nos preguntaremos por qué no hay más mujeres en las esferas artísticas, deportivas e intelectuales o por qué no dedican más tiempo a sus hobbies. Fácil, es porque te están lavando los calzoncillos. O, como dice un estudio de la universidad de Harvard, son los maridos lo que nos perjudica a nivel profesional, no los hijos.
Para evitarte 3 horas diarias de tedio mientras tu pareja se hace unos FIFAs en la Play, te proponemos una pequeña guía para negociar el reparto de las tareas domésticas. Por que si no lo negociamos como paso previo a la convivencia, ya sabemos quién es la perjudicada.
1. Negocia responsabilidades, no tareas
No es lo mismo hacer algo que responsabilizarse de algo. Si tu chico vive contigo desde hace 2 años y aún no sabe dónde se guardan las toallas, no se está responsabilizando, está haciendo los deberes. Responsabilizarse de la colada no es sólo hacerla, es saber dónde está el detergente, cómo funciona la lavadora, comprar suavizante cuando se termina y que no tengas que ir con unas bragas de bikini a trabajar por que la colada no sale regularmente.
2. La planificación y logística es trabajo
¿Has propuesto tú esta negociación? Eso es trabajo. ¿Te encargas tú de hacer la lista de la compra? Eso es trabajo. Y como trabajo, debemos sacarlo de la sombra, darle el valor que se merece y contarlo dentro del reparto de las tareas del hogar, que no quede olvidado.
3. Sé flexible
Que las tareas se adapten a vosotros, no vosotros a las tareas. Podéis pactar periodicidades en vez de días concretos; limpiar el baño semanalmente, en vez de todos los martes, por ejemplo.
4. Evaluad periódicamente si el sistema funciona
Si alguien no está contento u opina que está sobrecargado de trabajo debe poder decirlo. También podéis medir si el reparto es feminista midiendo las horas que le dedicáis a las tareas cada uno durante un mes.
5. Valorad el trabajo ajeno
Puede ser buena idea intercambiarse periódicamente las responsabilidades para empatizar mútuamente con el trabajo del otro.
Después de negociar el reparto de las tareas con mi pareja y teniendo en cuenta las preferencias y capacidades de cada uno fijamos el acuerdo en un diseño bonito, que le da más “oficialidad” y queda muy hipster colgado en el salón.
Este es el sistema que funciona para mi, a otras compañeras les funcionan sistemas distintos como hacer que las tareas roten constantemente, dividir siempre el trabajo sin que nadie sea responsable de ninguna tarea en concreto, etc.
Si todo esto falla y sigue sin haber un reparto feminista de las tareas de la casa siempre puedes hacerles llegar la factura de tus servicios como proponen en Todo No Incluído.
¿A vosotras qué sistema os funciona? ¿Habéis aplicado este tipo de negociación alguna vez?
Lidia Infante | Locas del Coño.