Oscar Boluda Ivars | @OscarBoluda | eFePando. ¿Hacia dónde va nuestra Formación Profesional? o más bien, ¿hacia dónde debiera ir esa FP que todo partido político pretende prestigiar? ¿cuánto tiempo debemos esperar para que se tomen medidas que impulsen cualitativamente la FP como un modelo a seguir en la Unión Europea o en el resto del mundo? ¿no puede ser la Formación Profesional una receta para nuestro paro estructural?
Los que trabajamos en la Formación Profesional, sobre todo aquellos que llevan más años en esto, saben de buena tinta la lenta evolución y transformaciónde aquella FP1 y FP2 a unos renovados ciclos formativos de grado medio y superior definidos por la LOGSE de 1990. Una ley que aún arrastramos en ciclos todavía por actualizar desde hace más de veinte años, u otros renovados con la LOE (2006) redactados hace ya unos años y de reciente aplicación.
La diferencia, si nos comparamos con aquella FP de hace treinta años, radica en la elevada rapidez de loscambios a los que nos estamos enfrentando en los ámbitos económico y social. Unos cambios que hacen más exigente nuestra profesión docente mientras que las condiciones laborales empeoran por falta de estabilidad, una carga horaria excesiva o mejorables recursos técnicos y materiales.
Y, ¿qué hacen nuestros políticos a nivel estatal o autonómico? ¿seguiremos escuchando vaguedades sobre el prestigio necesario para la Formación Profesional? ¿cuándo se contemplaran medidas transformadoras y un plan estratégico atrevido que cuente con los docentes y los sectores productivos y de servicios? Actualmente sólo sufrimos parches o medidas cara a la galería donde los centros educativos son los que están dando la cara como buenamente pueden gracias a los equipos directivos y al profesorado que se implica en esta necesaria renovación.
De momento, nos queda ver como evoluciona la FP del País Vasco donde tienen claro un modelo propio teniendo en cuenta las particularidades económicas de su entorno. Un modelo donde sus responsables políticos apuestan por la formación estratégica de su profesorado, por el apoyo a centros innovadores que sirven de punta de lanza, redes colaborativas de trabajo, invierten en recursos tecnológicos de última generación y ya hay planteada una transformación de las aulas y sus espacios.
"No se puede cambiar haciendo siempre lo mismo"
Tan sólo hace falta escuchar al Viceconsejero de FP en Euskadi, Jorge Arévalo, no sólo en su apuesta y actitud positiva ante el cambio permanente sino que se siente orgulloso de los docentes de Formación Profesional de su comunidad, tanto de los centros públicos como de los concertados. Una valoración pública a la que no estamos acostumbrados los profesores de este país. Escúchalo en el siguiente vídeo:
@ikaslanaraba, @IkaslanBizkaia @ikaslangipuzkoa @HETELFP @AiceIzea CENTROS PROFESORADO @jarevalo_FP SOMOS @FPeuskadi pic.twitter.com/378BGTp0z6— Luis Saratxaga (@LuisSaratxaga) 17 de juny de 2016
Lamentablemente, la buena disposición del profesorado -porque no sólo de actitud vive el profesorado- y los cientos de horas de trabajo, no son suficientes si queremos transformar la Formación Profesional y dotarla de flexibilidad en un entorno altamente tecnificado y en el que debiéramos aspirar a estar a la última sin perder de vista la formación humana de nuestros futuros profesionales.
A los docentes motivación no nos falta, pero sí necesitamos un marco que optimice nuestras horas lectivas, la formación permanente y una actualización técnica a través del contacto con las empresas u organizaciones de cada familia profesional. El buenismo educativo y político no es suficiente para trabajar en un entorno volátil que requiere que los alumnos -y profesores- sepan actualizarse permanentemente y trabajar en un marco donde la tecnología es un medio como otro cualquiera.
"No podemos predecir el mundo del trabajo. Por lo que deja de intentarlo (y empieza a imaginarlo)".