Oscar Boluda Ivars | EFePeando. Podríamos contestar a esta cuestión con el clásico concepto de la "zona de confort"; que si estamos cómodos con lo que llevamos haciendo toda la vida, que si lo tradicional sigue funcionando muy bien, que si somos magníficos profesionales... Sin embargo, entiendo que la falta de innovación de muchos docentes radica en la falta de tiempo y estabilidad profesional.
La manía de la administración educativa de proceder a cambios constantes, más de fondo que de forma, exigiendo nuevos títulos a los docentes o formación obligatoria e instando a presentar actividades "extraordinarias" para parecer que avanzamos, no hace más que restar tiempo a nuestra práctica profesional. Necesitamos más estabilidad y flexibilidad en la normativa, menos horas lectivas y más horas exclusivas en el centro para trabajar y formarnos junto a los compañeros. En caso contrario, seguiremos -a la larga- dando la razón a todos aquellos profesores que conviven únicamente con su libro de texto y el examen final de toda la vida.
Innovar supone arriesgar pero, sobre todo, mucha dedicación extra a pensar, diseñar y evaluar diferentes acciones formativas. Si vamos axfisiados cada día lectivo con nuevas tareas burocráticas, más alumnos y menor consideración social, la simple vocación no va a ser suficiente para comenzar o continuar con el cambio educativo y la consiguiente innovación.
La dirección de los centros educativos tiene una difícil tarea si pretende que el profesorado sea innovador a costa de más horas de dedicación. La originalidad o las iniciativas sólo pueden reproducirse aumentando los tiempos de trabajo en común y sosegado de los equipos docentes, ya sea por niveles o etapas educativas. El "sálvese quien pueda" es lo más fácil, pero no es útil si queremos crecer profesionalmente.
Seguir trabajando como islas o penínsulas en las escuelas no puede ser la única alternativa; se debe incentivar y promover el trabajo creativo desde la administración junto con la dirección de cada una de las escuelas. Luego ya veremos en qué fracasamos o que resulta provechoso, pero necesitamos tiempo para pensar y seguir haciendo continuamente junto a nuestros alumnos y colegas.