Los extranjeros no sólo vienen a la costa a hacer turismo. Decenas de ellos que vienen a desarrollar una profesión electrizante: los animadores turísticos.
Txema Martín | @Txema_martin | DiarioSur
La sensación tan extraña de sentirte extranjero en tu propio territorio está todos los días a nuestro alcance. Basta acercarse a uno de esos lugares tan imprecisos de la costa para comprobar que eres el único malagueño en centenares de metros a la redonda. Te rodeas de visitantes pero no todos han acudido a la costa a hacer turismo. Los hay que aprovechan la temporada de vacaciones ajenas para trabajar.
Málaga está durante el verano bien nutrida de actividades de ocio en los hoteles que buscan entretener a los turistas. Mara Márquez es la directora comercial de Fiesta Consulting, una de las empresas líderes en el sector de la animación turística, con una experiencia de 25 años y que puede presumir de ser la compañía que mayor dosis de innovación imprime a sus espectáculos. Su trabajo consiste en vender proyectos de ocio a los hoteles y desarrollar un seguimiento exhaustivo de su funcionamiento durante toda la temporada. «Trabajamos con montajes multimedia, una vez al año celebramos un seminario creativo donde diseñamos todos nuestros espectáculos y ofrecemos sesiones de ‘coach’ a nuestros equipos para que estén motivados». Las tendencias de este divertidísimo mundo de la animación turística van mucho más allá del bingo y el aquagym. «Tenemos que estar muy pendientes de lo que se hace en Europa porque nos basamos en las tendencias en cine, televisión y espectáculos».
En los picos de la temporada, Fiesta Consulting puede llegar tener hasta 400 animadores en nómina trabajando en los hoteles de Mallorca, Canarias y, por supuesto, la Costa del Sol. Son actores, cantantes, bailarines, monitores socioculturales, deportivos, técnicos de sonido… profesiones ligadas al turismo, pero también al deporte y a la cultura. Buscan a personas jóvenes con muchas ganas y preferiblemente con experiencia, pero para los no iniciados disponen de un curso de formación completísimo. Se valora el conocimiento de idiomas, mínimo inglés y español, y entre su personal hay muchos extranjeros: británicos, sobre todo, pero también holandeses, belgas o franceses, que últimamente son muy requeridos debido al aumento de turistas de esta nacionalidad. Respecto a lo que ofrecen, un animador ‘junior’ o de prácticas gana del salario mínimo interprofesional, pero el sueldo medio se sitúa en torno a los mil euros, puede que incluso más, una cantidad nada despreciable si tenemos en cuenta que la empresa corre con los gastos de alojamiento y manutención (en el hotel o en un apartamento), además de una formación específica para sus programas al comienzo de la temporada. Hay quienes incluso ahorran lo suficiente como para trabajar seis meses al año y descansar otros seis.
Pero en la Costa del Sol hay otras empresas de este tipo, muchos espectáculos y otros tantos jóvenes extranjeros que vienen a Málaga a trabajar. Es el caso de Lee Renshaw, un británico de 24 años que lleva en la costa desde Abril. Estudió danza en Liverpool, y considera que el trabajo como ‘entertainer’ es perfecto para combinar la actuación y el desarrollo de sus habilidades con otra de sus pasiones: viajar por el mundo. Ya ha trabajado en lugares tan dispares como Bangladesh, Shangay o Mallorca. En su equipo hay gente de Rusia, Francia o Grecia. Chloe, Zoltan, Lizzie o el madrileño Israel son algunos de sus compañeros. Trabajan duro, pese a la experiencia todavía hay nervios, y con todo aún les queda tiempo para conocer nuestra cultura y disfrutar un poquito de nuestras playas y de nuestro clima. Todos los días, excepto los domingos, el equipo ensaya por las mañanas y cada noche se dispone en el escenario del hotel Bali de Benalmádena ante cerca de 300 personas, una audiencia diaria asombrosa, compuesta principalmente por extranjeros con sus pulseras de ‘todo incluido’ y embadurnados con alegría. Sus espectáculos son variadísimos y van desde adaptaciones de musicales y películas como Mamma Mia, Dirty Dancing o Grease hasta una actuación con temas de Disney para el público infantil, todo con una puesta en escena bien cuidada y ágiles cambios de vestuario. Luego hay sesiones de karaoke y concursos, todo para amenizar el tiempo libre y edulcorar aún más la dulzura de no hacer nada durante los días de verano en ese espacio colonizado, en esa tierra de nadie donde no todo el mundo viene a descansar.