La oposición habla de “engaño a los votantes” e incumplimiento de promesa electoral
En rueda de prensa celebrada ayer, el portavoz del gobierno anunció de manera oficial un nuevo aplazamiento del fin del mundo, previsto inicialmente para el próximo 5 de agosto. “Todo está preparado”, declaró Sucinto Turmo, “es sólo cuestión de días”. Y ha añadido para justificar el retraso: “coincidía con la inauguración del europeo de baloncesto; y además aún no está resuelta del todo la cuestión de los derechos televisivos”. El portavoz gubernamental ha anunciado asimismo la nueva fecha, el 11 de agosto, día de San Lorenzo, y ha asegurado que no habrá ya más demoras. El fuego devorará las casas; el agua anegará las cunas; las montañas se desplomarán para sepultar ciudades y hombres.
El líder de la oposición, Martín Prolijo, ha mostrado su escepticismo y ha criticado duramente la decisión del gobierno: “Se trata de una burla a los ciudadanos: es el decimoquinto aplazamiento en esta legislatura. Ha llegado el momento de un cambio en la dirección política del país”. A juicio de Martín Prolijo, nada justifica la medida, claramente discriminatoria: “¿sabe usted cuántas personas morirán en la carretera en estos días sin llegar a ver el último día de la humanidad? Es un derecho explícitamente reconocido en nuestro programa”.
Mientras esperan, los votantes riegan sus flores, pagan sus créditos, construyen sus casas, planean sus vacaciones de Navidad, preparan sus bodas, se quejan del tráfico y de los emigrantes, beben, comen, rezan, blasfeman, besan y ven la televisión.
Unos pocos locos, en contra de la voluntad general, han recibido con alivio la decisión del gobierno y conspiran para lograr un nuevo aplazamiento e incluso para suspender definitivamente el fin del mundo. Uno de ellos, Indigo Favil, fue sorprendido el pasado martes mientras apuntalaba en secreto la sierra de Gredos.
Gobierno y oposición han pedido la intervención de la Audiencia Nacional.