“Hay un nuevo “rapto de Europa”, pero no es Zeus esta vez., sino la imposición de la lógica financiera la que secuestra, alejándola del rescate imposible: democracia, derechos sociales, emancipación de las víctimas del colonialismo, igualdad y fraternidad en el continente”.
Mientras, la demanda “democrática” no espera, se hace efectiva y se produce, con agentes autónomos que se organizan, y que encuentran en sus espacios, barrios y ciudades mucho más apoyo y colaboración que de ninguna institución. Y devienen, después, en el tejido más interesante, vivo y llamativo de las ciudades. Pero, claro, alguna vez habrá que tomar la institución, como queremos tomar la democracia.
¿Nos están raptando Europa, como afirma el manifiesto del encuentro New Abduction of Europe? Bookcamping fue invitado a participar, del 28 de febrero al 2 de marzo, en este encuentro en que confluían colectivos e instituciones de toda Europa para pensar y reinventar palabras como “institución” cultural, en este contexto de abducción neoliberal. En el taller de cultura al que asistimos se quería reflexionar sobre qué estamos haciendo y qué caminos se pueden tomar para conseguir instituciones culturales democráticas, abiertas, transparentes y participadas.
En Bookcamping no sabemos mucho de instituciones, pero sabemos y comprendemos que nos hemos puesto a crear un enorme (hablamos ahora, en plural, de docenas, cientos de colectivos y asociaciones del continente) tejido cultural porque ya no nos representan. Esa “cultura oficial” que está en los grandes teatros, salas de arte o museos, esa cultura espectáculo o cultura tratada como mercancía, poco tiene que ver con la demanda ciudadana y con generar lugares de encuentro y comunidad.
El debate puede ser interminable, pero nos arremangamos y hacemos. Y eso -este encuentro lo ha puesto en evidencia- está sucediendo en todas partes. Por eso, si bien es importante pensar en esa democratización radical de la cultura que queremos, lo mejor de todo, fue re-conocernos en otros proyectos que se arremangan y hacen por todo el continente.
Conocimos el extraordinario proyecto del Museo de Arte Útil en el Van Abbemuseum (Eindhoven, Holanda), que pretende plantearse cuestiones sobre el valor del arte y su función social y está abierto a la comunidad, a la ciudad completa, acogiendo actividades planteadas por cualquiera allí dentro al modo de “Use it yourself”.
Nos sentimos muy cerca de la propuesta de May Day Rooms que se describe a sí misma como una casa de acogida para material de archivo vulnerable ligado a movimientos sociales, cultura experimental y figuras y grupos relegados a los márgenes. En una dimensión digital desde su web, pero también proporcionando espacios de reunión y reflexión en un centro de Londres cada vez menos asequible para sus ciudadanas.
En Milán, un buen día de mayo de 2012 centenares de personas ocuparon un edificio vacío (Torre Galfa) y desde entonces allí sucede M^C^O. Aunque por supuesto no salió de la nada, sino de un grupo de artistas, comisarios y pensadores del arte en diálogo con la ciudad, los movimientos sociales y los intereses comunes. Lo interesante de lo que nos contaron es que esa “apertura” y ese “laboratorio ciudadano” no está hecha desde los “artistas” hacia los demás, sino en clave de retroalimentación. Morimos de ganas de ir a conocerlos.
Y también alucinamos con el Teatro Valle Occupato, en Roma. En 2011, estos trabajadores de la cultura cabreados y frustrados entraron en un teatro de 1727 y lo pusieron a funcionar en colectivo. El teatro es hoy una fundación en el que más de 5000 personas participan como socios para mantenerlo abierto y programando, y da cabida a actividades de todo tipo. En su web, en su declaración de intenciones, dicen con dureza “Política del gran evento. Teatro de la miseria”.
La institución cultural languidece, queda sin presupuesto, debe revenderse, alquilarse, manejarse con mentalidad “capitalista” y de negocio. En algunas partes, el “oficialismo” se rebela, busca nuevas vías para abrirse a la sociedad, apuesta por una cultura abierta y hecha desde cualquiera y desde cualquier lugar. Mientras, la demanda “democrática” no espera, se hace efectiva y se produce, con agentes autónomos que se organizan, y que encuentran en sus espacios, barrios y ciudades mucho más apoyo y colaboración que de ninguna institución. Y devienen, después, en el tejido más interesante, vivo y llamativo de las ciudades. Pero, claro, alguna vez habrá que tomar la institución, como queremos tomar la democracia.
*Imagen tomada de la web del Museum Of Arte Útil