Una marca que se apropia de todas las demás (Yomango); un falso New York Times que anuncia el fin de la guerra en Irak; un ejército de payasos que se enfrenta a la policía cargado de burla y humor (C.I.R.C.A); dos tipos que se cuelan en las reuniones de la Organización Mundial del Comercio y ridiculizan sus políticas desde dentro (The Yes Men); el record mundial de gente gritando “No vas a tener casa en la puta vida”; un grupo de superhéroes que transforma la precariedad en un superpoder; un centro comercial convertido en playground para la protesta y la denuncia (Urban Decoy). Todo esto y mucho más en Arte y activismo, una colección de prácticas artísticas que son, antes que nada, una relación social.
No habrá cambios si no hay desobediencia ni rebelión.
No habrá cambios si no hay desobediencia ni rebelión.
Las propuestas incluidas en este episodio de Metrópolis entienden la cultura ―ese lugar donde se produce el símbolo y por donde circulan los sentidos― como un nuevo terreno de conflicto. Desde esa perspectiva producen sus imágenes; desde ahí escriben sus historias. Todas estas experiencias, cada una a su manera, componen un nuevo escenario de creación donde lo artístico abandona, definitivamente, la epistemología del sujeto individuo y pasa a convertirse en un sujeto colectivo.
Este nuevo sujeto creador hace de la vida cotidiana una fuerza capaz de apropiarse de cualquier signo, reinterpretarlo, alterarlo y devolverlo de nuevo a la circulación transformado en una herramienta social plenamente activa.
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Lo dejó dicho Bruce Lee: “La acción es nuestra relación con todo.”