La privatización de la educación, convertirla en una mercancía más, es el objetivo final de sus “reformas” y “recortes”. Es la agenda oculta con la que pretenden sacar a la luz un nuevo nicho de negocio, el de la educación. No es un plan a corto plazo ni algo que se haya iniciado hace unos pocos años. Llevamos sufriendo ataques y privatizaciones desde hace décadas por parte de los dos partidos mayoritarios y los grupos económicos a los que se someten, con la connivencia, además, de parte de la sociedad.
Colectivo Soy Pública en La Marea
Si atendemos a lo expuesto por Noam Chomsky sobre las técnicas de manipulación, el primer paso es la estrategia de la distracción; eso es lo que están haciendo precisamente en educación, distraernos con cuestiones menores para que no podamos fijarnos en lo realmente importante, que la educación pública está siendo desvalijada. El Gobierno ha conseguido que muchos orienten sus iras hacia el ministro, hasta el punto de considerarse que su dimisión sería una gran victoria. Pero ¿será realmente así? Evidentemente no, porque el problema no es exclusivamente el ministro Wert, un tertuliano de tono grosero y chulesco, que ha entendido muy bien que para permanecer en su cargo debe provocar. No cabe duda de que si echan a este odiado ministro pondrán a otro que con mano férrea mantenga las mismas políticas privatizadoras.
En este colectivo consideramos muy poco útil centrar la lucha en denostar hasta su expulsión al señor Wert. Sin embargo, parte de la marea verde está siguiendo esta estrategia, impulsada también por los sindicatos de concertación, que ayudan a distraer nuestra atención de lo verdaderamente importante.
El segundo paso es crear problemas y después ofrecer soluciones. Así, el recorte en profesorado y el aumento de las ratios están siendo aprovechados para privatizar algunos apoyos al alumnado. Quitan profesores de refuerzo por la mañana, pero ceden parte del dinero de todos a empresas privadas para que den apoyo por las tardes al alumnado con dificultades. La Comunidad de Madrid, por ejemplo, es una experta en esto. Este mismo verano ha creado un problema de grandes proporciones con la convocatoria de oposiciones a maestro/a. Así, decidió de forma unilateral expulsar de la lista prioritaria de interinos a aquellos que no aprobasen esta convocatoria o la de 2011, aunque lo hubieran hecho en otras ocasiones. De esa manera, miles de docentes con años de experiencia han salido de esas listas. La experiencia no parece importante para el PP, cuando sí lo es para sus tan defendidas empresas privadas. Es una más de sus contradicciones con las que sólo se busca crear un desabastecimiento de maestros, vaciar la lista para, mucho nos tememos, elegir otros a dedo de entre los suyos o a través de ETT. Y es que, al no ser suficiente el número de aspirantes de la primera lista, han tenido que improvisar otras nuevas. Una nueva chapuza, y por tanto, un problema que no existía.
La estrategia de la gradualidad, el tercer punto para Chomsky, ha sido aplicada a rajatabla por los políticos que han ido atacando poco a poco a la pública, sus docentes y familias, para que la capacidad de reacción fuera menor. No solo hablamos de los recortes sufridos, suministrados en pequeñas dosis que en ocasiones han resultado muy potentes. Estamos hablando también de la paulatina privatización del sistema al priorizarse el mantenimiento de la enseñanza concertada, a la que se ha ido desviando dinero público con más o menos disimulo.
Y así llegamos a otra de las estrategias, la séptima, mantener al público en la ignorancia y la mediocridad. Esto se consigue engañando a la gente sobre la concertada. Y es que los centros concertados son empresas privadas sostenidas con dinero público, repago para los ciudadanos. La educación privada concertada no es mejor que la pública porque, entre otras cosas, no es democrática, al discriminar al alumnado que no puede pagar o al que no desean tener en sus centros. Por mucho que algunos quieran defender el modelo, este resulta retrógrado y muy perjudicial para el bienestar social de cualquier país, pues discrimina y no educa en la igualdad al seleccionar y segregar al alumnado.
Mas cabe preguntarse: ¿Por qué la ciudadanía ha aceptado un modelo tan perjudicial? La clase trabajadora ha sido engañada, se la ha asustado apelando a las vísceras y a fenómenos como la inmigración o la existencia de etnias marginadas. Es triste oír a trabajadores decir que no llevan a su hijo/a a la pública porque hay demasiado de estos o de aquellos. Es la ignorancia fomentada por los poderes la que habla y no los ciudadanos, que por otro lado han permitido que les engañen. La pública es sin duda mejor que la privada porque es la única educación inclusiva, plural, la que ha absorbido la inmigración sin perder la posición preponderante que ha mostrado en pruebas como la PAU. Con docentes elegidos en un concurso oposición de gran dureza, que han logrado poco a poco revertir algunas, aunque no todas, las dificultades históricas y las novedades a las que se han tenido que enfrentar.
Y es que el punto de partida de un sistema y el contexto social son esenciales para entender lo que está pasando actualmente en la educación pública española. Se ha conseguido mejorar mucho, teniendo en cuenta de donde partíamos, a pesar de algunas zancadillas puestas por los partidos hegemónicos PP y PSOE, que actúan en este ámbito como solo uno. Porque el contexto social es también esencial y explica un poco mejor toda esta estrategia. Los políticos saben que a mayor nivel social de la familia mejor nivel educativo del alumno. Eso explica su intento de convertir la educación pública en residual, marginal, para evitar que la gran masa aumente su nivel socioeducativo. Nos quieren más estultos, más manipulables, más dóciles… cumpliendo así la estrategia de mantener al público en la ignorancia y la mediocridad.
Ese es el camino marcado, el que nos lleva a la novena técnica, la de reforzar la auto-culpabilidad, haciéndonos creer que hemos sido educados por encima de nuestras posibilidades.
Una manipulación tras otra, mentira sobre mentira… Toda esta farsa neocon ha obligado a este colectivo a centrarse en desenmascarar la estrategia que llevan lustros tramando, su gran proyecto neoliberal. Tratamos de informar a los ciudadanos de aquello que no quieren que sepamos. Porque solo así podremos derrotar a este enemigo, un capitalismo salvaje pero programado que trata de devorarlo todo.
Colectivo Soy Pública