Dos son las competencias que deben tener los profesores para el filósofo argentino Alejandro Pisticelli. Primero «poseer una gran inteligencia emocional». Y segundo: «Ser un gran comunicador, actor, payaso y dramaturgo».
M. J. PÉREZ-BARCO en abc.es
La revolución tecnológica a la que asistimos nos ha cambiado todas las esferas de la vida y ha traído nuevos conceptos a través de los cuales cambiar la pedagogía y el aprendizaje en los colegios. El problema es que «nos falta volcarlo en el aula», afirma este profesor de la Universidad de Buenos Aires, que propone hacia dónde caminar: «Los niños deben aprender entre sí y el docente tiene que ser un catalizador, un instructor, un coach. No hace falta que imparta el conocimiento».
Las propuestas de Alejandro Piscitelli, uno de los gurús de la educación mundial, revolucionan el mundo educativo. En su conferencia en Simo Educación, Piscitelli abogó un una participación activa del alumno en clase y, en segundo plano, el profesor. «Los docentes —dijo— deben dejar el control y adoptar una función de acompañamiento, tutoría y orientación para no ahogar el deseo de aprendizaje de los alumnos».
Nuevas concepciones para la pedagogía
Pero todo eso no es fácil trasladarlo a los colegios. La introducción de las nuevas tecnologías en el aula es sólo una herramienta más para adaptarse a la revolución tecnológica que acontece y que influye en el aprendizaje de niños y adolescentes. Hay que tener en cuenta otros conceptos de mayor calado y reflexiones que el filósofo expuso a la hora de plantear nuevos métodos pedagógicos y cambios en la escuela:
1. La memoria. «Vivimos en el mundo de las memorias artificiales a través de las redes sociales, los foros, el móvil, los vídeos.... Ahora podemos amplificar nuestra memoria como nunca antes», explico el filósofo. Piscitelli ilustró esta afirmación con un ejemplo: «Para los chicos el papel es un iPad que se queda sin energía. Ellos están aprendiendo y conociendo de forma diferente, tocando con un dedo las pantallas». Ahora, los niños y adolescentes aprenden mucho fuera de la escuela y de las instituciones formales.
2. Entre esas nuevas concepciones debemos asumir que nuestro pensamiento es público. «Antes ese pensamiento público se restringía a los diarios, a los libros y a las bibliotecas... ahora es una catarata de escrituras», explicó el profesor ilustrando sus afirmaciones con una serie de datos: en Estados Unidos se escriben 16 millones de palabras en Facebook, 500 millones de tweets, un millón de post, 145 billones de e-mails. Al día se escriben 3,6 billones de palabras en internet lo que equivale a 3,6 millones de libros, es decir la biblioteca del Congreso de los Estados Unidos. «Aunque el 90% de esa producción sea banal, el 10% restante, es decir 13 millones de libros, no lo es».
La escuela es un espacio de consumo de libros, de lectura e información, donde hay estudiantes que fracasan. Los mismos estudiantes que, de repente, publican un blog en internet y cuenta cosas interesantes. «Tenemos muchos escritores ávidos, aunque muchos lo cuestionen», afirmó Piscitelli.
Para el filósofo «internet es el motor mundial más poderoso para conectar cabezas». Por eso, abogó por «una pedagogía de las preguntas, uno aprende lo que quiere sin que otros le impongan un punto de vista».
3. Ahora las historias se cuentan con imágenes, con vídeos y bases de datos. A Youtube se suben cien horas de imágenes por minuto (50 películas). «El mundo de los medios está al alcance de todos». Por eso, hay que conocer los lengujaes on line.
4. El flujo de información diaria que recibe el ser humano a través de internet es interminable. De ahí la necesidad de filtrar todos esos contenidos.