"El profesor como acompañante podría ser la traducción al castellano de la idea del PROFESOR COMO COACHER que ya se está poniendo en marcha en algunos lugares como Finlandia y Mondragón dentro del proyecto Team Academy (timiakatemia.fi y mondragonteamacademy.com), en Argentina con la puesta en funcionamiento del proyecto Facebook (proyectofacebook.com.ar) y en México, desde donde Raúl González (@Conektio) ha desarrollado los 10 mandamientos del profesor coacher."
#rEDUvolution
1- Priorizarás la agenda de tus alumnos por encima de todas las cosas, especialmente por encima de la agenda del colegio, la del sistema educativo y la tuya.
No estoy diciendo que haya que dejar de lado todas las otras agendas; sólo que la prioritaria es la del alumno porque es la que va a determinar su motivación y su interés, que son los mecanismos básicos del aprendizaje. Hay que partir de ella para llegar a las otras. Intentarás conocer qué motiva a tus alumnos e intentarás armonizar los objetivos y métodos de la asignatura con su motivación, nunca al revés.
2- Aprenderás a generar responsabilidad y compromiso en tus alumnos sin dejar de ser asertivo.
Para poner límites y hacer que los alumnos experimenten las consecuencias de sus acciones no es necesario enfadarse, molestarse, gritar o desesperarse. Perder el control es lo contrario de ser exigente, es convertirse en un muñeco al servicio de los demás. El coaching me ha dado herramientas para establecer acuerdos y luego evaluar el cumplimiento mutuo de compromisos, con sus correspondientes consecuencias positivas o negativas previamente establecidas por ambas partes.
3- No competirás con el teléfono móvil por la atención de tus alumnos, te aliarás con él.
Las redes sociales no son enemigas de la educación; al contrario, son el futuro del aprendizaje. Alíate con ellas utilizando sus recursos siempre que puedas, y sobre todo aplicando su filosofía a las clases offline en la medida de lo posible. Las redes sociales son colaborativas, divertidas, interactivas, participativas, espontáneas, cooperativas, muy emocionales… Ese es el modelo de clase que intento aplicar. Me he dado cuenta de que cuando mis alumnos trabajan en grupo, no están pendientes del teléfono movil. Al fin y al cabo, cuando lo consultan durante mis explicaciones sólo buscan interaccionar con otras personas; si les damos eso en el aula, no necesitan buscarlo fuera durante la clase.
4- No te rendirás al no obtener resultados inmediatos cuando intentes fomentar la participación en el aula.
No puedes cambiar las relaciones de poder, las rutinas, las costumbres arraigadas, las formas ya establecidas de relacionarse y los roles de pasividad adquiridos durante años por parte de los alumnos en un día, ni en una semana, ni en un mes. Se requiere mucha persistencia, y mucho entrenamiento de las propias habilidades del profesor para saber generar espacios de participación allí donde tradicionalmente no los ha habido. En esto también nos sirve de modelo las redes sociales, el mayor espacio de participación que existe en nuestra época. Nuestros alumnos sí participan activamente y se involucran en las redes sociales; si no lo hacen en el aula, tenemos que crear las condiciones que lo permitan, junto con ellos.
5- Valorarás la autoestima, la motivación, la confianza y otros aspectos emocionales de tus alumnos más que cualquier contenido de tu asignatura.
Aunque a los profesores nos duela como una patada en nuestro ego, lo más probable es que nuestros alumnos puedan vivir perfectamente el resto de su vida laboral y personal sin aprender o recordar absolutamente nada de nuestra asignatura. Pero ninguna persona puede ser feliz sin autoestima. O sin ser responsable sobre su propia vida. Los alumnos que se sientan durante varias horas diarias a escuchar contenidos que no les interesan a lo largo de los años sufren un proceso de despersonalización muy fuerte, similar al que sufren las personas que cumplen condena en prisión. Se produce una sensación de falta de control sobre la propia vida, que degenera en una resignación pasiva con terribles consecuencias para la capacidad de tomar decisiones y la capacidad de planificar un futuro constructivo. Hay que empoderar a los alumnos sobre su propia vida involucrándoles en la toma de decisiones, la planificación y la ejecución de las clases, aunque el precio sea no poder impartir todo el contenido tal y como nos gustaría.
6- Tu objetivo como profesor ya no es tanto transmitir contenidos, sino principalmente ayudar a las personas a entrenar habilidades y actitudes.
Los contenidos se quedan obsoletos cada vez más rápido, pero la necesidad de incorporar nuevas habilidades va a ser permanente en la vida de las personas. Tu temario puede ser un documento viviente que vayan construyendo los alumnos en función de sus necesidades e intereses, aprendiendo así a buscar información, seleccioanarla, compartirla, utilizarla y crearla.
7- Actualizarás y adaptarás tus herramientas educativas permanentemente.
No se puede educar a una persona con un látigo en una mano (sanciones) y una zanahoria en la otra (premios). Hay que incorporar todo tipo de herramientas, desde las tecnológicas a las comunicativas, pasando por las herramientas para dar feedback, para generar compromiso, para lograr la participación, etc. Además esas herramientas no son universales, hay que adaptarlas a cada grupo y a cada persona.
8- No dejes que el proceso de evaluación formal condicione el proceso de aprendizaje.
Las evaluaciones numéricas fueron útiles para comparar personas de manera estandarizada, pero cada vez más la tendencia es valorar a las personas en el mercado de trabajo por su carácter único, y por la combinación específica de competencias y actitudes que lo diferencian del resto de personas. Seguimos evaluando con cifras por inercia, pero no podemos permitir que un número condicione y reduzca toda una exeriencia de aprendizaje que dura meses.
9- Serás consciente de que lo que haces en el aula es muchísimo más importante que lo dices.
Me da igual que enseñes geografía, contabilidad empresarial o psicología cognitiva; tu forma de relacionarte con tus alumnos, el modo en que te comunicas con ellos o los aspectos que priorizas en el aula son toda una declaración de valores y principios. Si les animas a participar pero cuando son espontáneos te molestas, o si les dices que quieres que sean creativos pero cada vez que hablan les corriges, lo que prevalece es lo que transmite tu conducta, seas o no consciente de eso. Da igual lo que digas y las veces que lo digas; haciendo lo mismo sólo vas a obtener más de lo mismo. Si quieres generar un cambio tienes que cambiar lo que haces, porque es mucho más relevante que lo que dices.
10- Cuanto más te calles tú y más conversaciones e interacción generes entre tus alumnos, mejor.
La situación de aprendizaje perfecta para mí es que lograr estar callado mucho tiempo mientras mis alumnos se entusiasman interaccionando entre sí en una dinámica de grupo, destrozando el material que yo con tanto esmero he preparado y construyendo el suyo propio. Cuando logro que se entusiasmen de esa forma y observo desde fuera cómo trabajan en grupo sobre mi asignatura, luego compruebo que estos momento son los que más disfrutan y los que más aprenden. No creo que la coincidencia de ambos factores sea casualidad.
Hay un último mandamiento que trato de cumplir por encima de los 10 anteriores. Tiene que ver con el feedback que recibo de mis alumnos, y podría resumirse así: tienes que inventar una forma para que tus alumnos te comuniquen qué estás haciendo bien, para hacer más de eso, y qué puedes hacer mejor, para empezar a hacerlo.
De lo contrario, corro el riesgo de perderme en la inercia y tropezar con la rutina, en vez de divertirme y crecer con mis alumnos.