La «deshumanización» es la consecuencia de la opresión, y afecta a los oprimidos y a quienes oprimen.
Los oprimidos, en reacción contra los opresores, a quienes idealizan, desean convertirse a su vez en opresores. Es una gran contradicción, que desafía al oprimido proponiéndole una nueva fórmula, transformarse en los restauradores de la libertad de ambos. De esta forma, debería nacer un hombre nuevo que supere la contradicción: ni opresor ni oprimido: un hombre liberándose, humanizándose.
Paulo Freire
La violencia ejercida por los opresores, tarde o temprano, genera alguna reacción por parte de los oprimidos, y estos, generalmente anhelan convertirse en opresores de sus ex-opresores. Sin embargo, los oprimidos tienen para sí el desafío de transformarse en los restauradores de la libertad de ambos.
Fernando P. y Alejandra T. en De Brasil para el Mundo: Paulo Freire
La deshumanización se da cuando el opresor ejerce violencia sobre los oprimidos. Éstos tarde o temprano reaccionarán anhelando restaurar su libertad y buscarán convertirse en opresores de aquellos que los oprimían, sin embargo al querer convertirse en opresores se cae en una contradicción, pues en vez de la liberación lo que prevalece es una identificación, esto es que el oprimido al ser un ser dual, como los describe Freire, idealizan a su opresor; ellos temen a la libertad pues ésta les exigirá ser autónomos, y actuar sin la sombra del opresor, por lo que el oprimido tiene que liberarse psicológicamente para no convertirse en opresor pues ellos tienden a “identificarse con su contrario”.
Ambos, tanto opresores como los oprimidos, temen a la libertad, pero por razones diferentes. “En los oprimidos el miedo a la libertad es el miedo de asumirla. En los opresores el miedo de perder la libertad de oprimir”, es por esto que el único modo para lograr una verdadera liberación es por medio de la humanización, dónde no existan ni opresores ni oprimidos.
Sin embargo no basta conocer la relación entre el opresor y el oprimido para alcanzar la liberación.
Al constituirse la realidad opresora como un mecanismo de absorción de los que en ella se encuentran, funciona como fuerza de inmersión de las conciencias, en este sentido es funcionalmente domesticadora.
Por eso los oprimidos deben luchar por su liberación junto con los que con ellos verdaderamente se solidarizan, necesitan ganar la conciencia crítica de la opresión, en la praxis de esta práctica. Liberarse de esta fuerza exige la emersión de ella y sólo es posible hacerlo a través de la praxis auténtica que no es más que acción y reflexión.
Cuanto más comprenden las masas populares la realidad objetiva sobre la cual debe incidir su acción transformadora, tanto más se insertan en ella críticamente. De este modo estarán activando conscientemente el desarrollo ulterior de sus experiencias. Es un pensar dialéctico acción y mundo, y mundo y acción que se encuentran en una íntima relación de solidaridad.