En un régimen de dominación de conciencias, en que los que más trabajan menos pueden decir su palabra, y en que inmensas multitudes ni siquiera tienen condiciones para trabajar, los dominadores mantienen el monopolio de la palabra, con que mistifican, masifican y dominan. En esa situación, los dominados, para decir su palabra, tienen que luchar para tomarla. Aprender a tomarla de los que la retienen y niegan a los demás, es un difícil pero imprescindible aprendizaje: es “la pedagogía del oprimido”.
La pedagogía de Paulo Freire, siendo método de alfabetización, tiene como idea animadora toda una dimensión humana de la “educación como práctica de la libertad”.
En cuanto a su división interna, el libro consta de 245 páginas. Abre con unas «primeras palabras del autor», y luego se divide en cuatro capítulos. Desde el inicio advierte a los lectores respecto a la forma de abordar los temas, en el sentido que reconoce “no todos podrán terminar de leer estas páginas”. En el «capítulo primero» se justifica la obra y se explica la interrelación que hay entre opresores y oprimidos para así, proponer un punto de partida para la transformación de esa realidad vigente. Por eso llega a afirmar con contundencia: “Nadie libera a nadie, ni nadie se libera solo, son los hombres quienes en comunión se liberan” .
El «capitulo segundo» inicia con una exposición de lo que Freire denomina «Educación Bancaria», una descripción de las características propias de esta metodología educativa y como ella ha servido para la perpetuación del estado de opresión de unos sobre otros. A su vez, plantea una alternativa a la que denominará «educación problematizadora» o «educación liberadora», partiendo de la conclusión del capítulo anterior, así, si nadie libera a nadie es plausible considerar que tampoco nadie educa a nadie, sino que los hombres son los que se educan siempre entre sí, en mediación con el mundo. Por tanto, la liberación encuentra camino en la educación, y la educación se manifiesta como una necesidad dada la naturaleza inconclusa del hombre.
El «capítulo tercero» profundizará en la realidad que subyace a toda educación que busca la verdadera libertad: la dialogicidad. Ella no es un mero elemento por el cual se opta, sino que es parte de la dinámica misma de toda la realidad. Todo cuando existe en el mundo se encuentra en interrelación. Estas relaciones, en el caso de las personas se dan bajo la forma del diálogo. Este diálogo requiere que ambas partes se expresen y que ambas se escuchen, así, en el fondo se reconoce que no hay persona que sepa absolutamente todo, ni tampoco una que ignore absolutamente todo. A partir de esta y otras reflexiones, el autor explica los pasos y requisitos a fin de llevar a la práctica la dialogicidad para lograr la construcción de los contenidos educativos. La categoría de «Temas Generadores» y la diferenciación entre los animales y los hombres tendrán aquí un lugar central.
Finalmente, en el «capítulo cuarto», Freire expondrá los elementos desde los cuales se puede construir o destruir el orden dialógico de la realidad. Se reflexionará sobre los medios que usa el opresor para perpetuarse, tales como: la conquista , la división , la manipulación y la invasión cultural. A su vez, se presentarán los elementos que permiten construir la acción dialógica, es decir, los caminos desde los cuales se podrá ir construyendo la pedagogía del oprimido: la colaboración , la unión , la organización , la síntesis cultural.
2.3 Intención del autor
Paulo Freire escribe esta obra como su aporte a un compromiso personal: ayudar a que toda persona humana sea plena. Ve un mundo estructuralmente dividido y despreocupado de las mayorías. El mismo autor afirma:
Una de las intenciones al escribir ese libro era exactamente mostrar que los oprimidos necesitan de una pedagogía suya propia, que inclusive no estoy proponiendo que sea esta que yo escribí.
Paulo Freire no pretende hacer de su pedagogía “la pedagogía”, como quien remite a la solución última y definitiva del problema, pero reconoce la necesidad de abordar el tema con sistematicidad, de ahí que se use el término pedagogía. Vale aquí decir unas palabras sobre este término. La palabra «pedagogía» nos remite, por su significado etimológico, a la idea de conducir: hace referencia al hecho de orientar y guiar. Ahora bien, la acción de educar implica el guiar, el llevar hacia, y este llevar a un proceso, partiendo de esto, la pedagogía es un conjunto de metodología para lograr objetivos de enseñanza-aprendizaje. Pues bien, ¿Por qué Paulo Freire titula a su obra «Pedagogía del Oprimido»? El título