Catorce pueblos okupados y colectividades se
reunieron entre el 6 y el 9 de agosto en la Puebla de la Sierra (Madrid)
para avanzar en la construcción de una red estatal de colectivos de
okupación y agitación rural.
En todo el territorio español existen cerca de 9.000 pueblos abandonados
Laura Corcuera | Diagonal Periódico
El
centro de educación ambiental de la Puebla de la Sierra (Madrid) se
convirtió durante cuatro días en un espacio para el intercambio de
experiencias, y para la reflexión sobre las motivaciones, limitaciones y
objetivos comunes de pueblos okupados y colectividades rurales que funcionan bajo las premisas del asamblearismo, la autonomía, y la autogestión ligadas a la vida en naturaleza y al aprovechamiento local de los recursos naturales.
La cooperativa Los Apisquillos de la Puebla (Madrid) fue el colectivo anfitrión de este cuarto encuentro de grupos rurales que están trabajando desde hace dos años en la creación de una red estatal que sirva para fomentar el apoyo mutuo,
intercambiar recursos y divulgar experiencias rurales que ponen en un
brete los modelos de vida capitalistas urbanos, donde prima el
consumismo e individualismo.
Desde prácticas y
orígenes diferentes, los 14 colectivos que participaron en el encuentro
comparten presupuestos políticos (ruralidad, anticapitalismo,
antipatriarcado), formas de funcionamiento (horizontales, asamblearias,
autogestionadas, economías compartidas y vinculadas a la tierra y a los recursos locales),
y proyectos (actividades agrícolas, ganaderas y artesanales, labores de
aprovechamiento forestal e hídrico, autonomía energética, formas no
autoritarias de crianza, autonomía energética...).
Esta vez en la sierra norte de Madrid se dieron cita pueblos okupados como Sieso de Jaca (Huesca), Arizkuren (Navarra), Rala (Navarra), Aineto (Huesca), Lakabe (Navarra), Hontanillas (Guadalajara), colectividades rurales como Los Apisquillos de la Puebla (Madrid), Manzanares (Soria), La Artesa de Villasur (Burgos), Alendar (Cantabria), el BAH! (Bajo el Asfalto está la Huerta) de Valladolid, y espacios okupados como la Casa Calabaza (en las Alpujarras de Granada) o los barceloneses Can Masdeu, Can Pascual, Kan Mussol y Can Piella, que prefieren estar cerca de la metrópoli para intervenir en ella.
Los colectivos presentes defendieron la reapropiación de tierras y la legitimidad de la okupación
frente a la especulación urbanística y turística, así como la
implicación en luchas sociales desde los pueblos. En el Estado español
se contabilizan a fecha de 2011 más de 9.000 pueblos deshabitados (sin
contar caseríos). Es complicado censarlos
todos, pues habría que diferenciar entre “deshabitados” y
“abandonados”, pero se puede hacer una búsqueda orientativa en el INE
(núcleos poblacionales con cero habitantes). Huesca es la provincia con
más pueblos deshabitados.
Los
pueblos okupados y las colectividades rurales que vuelven a cultivar la
tierra y a tener ganado entran en conflicto con el modelo actual de
socialización en los pueblos (servir de ocio para la gente de la ciudad), la Política Agraria Común (PAC) de la UE,
el desmontaje y sedentarización del sector primario vinculado a la
agricultura y la ganadería. Por eso resulta tan importante “estudiar,
comprender e incidir en el medio rural”. Acción local frente a amenazas globales
A
finales de los años ’70 y sobre todo durante los ’80, se consolida el
movimiento neorural con la coordinadora MAR (Movimiento Alternativo
Rural). El movimiento antinuclear participa en las okupaciones y mantiene un vínculo con las experiencias de años anteriores
(‘la primera oleada’). De esta época son los pueblos okupados de
Matallana (Guadalajara), Bergua (Huesca), Lakabe (Navarra) o Matavenero
(León).
En la actualidad no existe una coordinadora
estatal de pueblos como pudo ser el MAR. De ahí la importancia de esta
nueva red, que comenzó a cobrar forma en el verano de 2010, cuando una serie de colectivos rurales deciden reunirse en enero de 2011,
en el cortijo El Manzano (Granada), para hacer el I Encuentro de
colectivos y jornadas de pre-okupación y agitación rural. El segundo
encuentro se haría en junio de ese año en Lakabe (Navarra) y el tercero,
seis meses después en Sieso de Jaca (Huesca).
Como herramienta de coordinación de proyectos de okupación rural funciona desde el año 2000 el veterano fanzine La Llamada del Cuerno, cuya próxima edición está en manos de “los cans” barceloneses (Can Masdeu, Can Pascual, Can Piella y Kan Mussol).
La vida en el centro
Ligada
implícitamente a la idea de una economía social y alternativa desde los
pueblos, las relaciones sociales y económicas que se crean desde estas
colectividades rompen con los intermediarios económicos y también con
los agentes clásicos de la política (gobierno, partidos, sindicatos).
Aunque
la red, que está en proceso de construcción, no estuvo presente en
nuevos espacios que se han abierto con el 15M, los colectivos que la
forman tienen un vínculo con las asambleas de los pueblos, y acudieron
al I Encuentro Rural 15M Rurales Enredadxs (diciembre de 2011, Piedralaves, Ávila).
Las
experiencias de estas colectividades muestran nuevas y viejas formas de
vida en el medio rural que hoy alimentan un repertorio nuevo de luchas
sociales y movimientos de protesta. Cooperativas y colectivos cuyas necesidades se cubren a través de iniciativas de producción a pequeña escala,
que recuperan los trabajos comunales (llamados ’agabias’ en Aragón,
’auzolan’ en Euskadi, ’averedas’ en Cantabria, ’endechas’ en Aturias) y
cuya forma de existencia vuelve a poner la vida en el centro.
El próximo encuentro de la red se hará este invierno, en la finca okupada Somonte,
en Palma del Río (Córdoba). Será una reunión más interna. El objetivo,
seguir creando espacios de confianza dentro del colectivismo rural y
tejer nuevas alianzas con el sur.
Antes de esta cita, la red internacional Reclaim the Fields (RTF)
organizará en Francia a finales de agosto su próximo encuentro. Formada
por personas y colectivos rurales europeos que trabajan por la
reapropiación de la tierra, la soberanía alimentaria y la construcción
de alternativas a la producción industrial de alimentos, esta red
organiza encuentros periódicos y campos de trabajo en diferentes lugares
de Europa y también participa en las movilizaciones de protesta junto a
Vía Campesina.