Después de un inicio vacilante, la propuesta del #25s ha sido asumida masivamente en las redes sociales, siendo desbordada, desde mediados de agosto, por la multiplicación de enunciados e imágenes llamando a la acción. Las reticencias razonables que se han ido expresando en la red son eso, cuestiones razonables, datos a tener en cuenta ; pero, lo fundamental, es que es una convocatoria a la altura de la situación.
Nosaltres o ells
1. Primavera árabe, otoño europeo.
La pasión revolucionaria vuelve a conmover los corazones y afilar las inteligencias, así llega hasta nosotros el llamamiento del 25 de septiembre. Como dice un vídeo que circula por internet, el 25 de septiembre hemos sido llamados a rodear el congreso hasta destituir al gobierno y la Constitución. Punto. De la misma manera que en la primavera árabe destituyeron a Ben Alí, a Mubarak, a Gadafi, y a sus aparatos. ― A partir de aquí, recordar lo que algunas revolucionarias egipcias dicen mejor que nadie: una revolución no se hace en dos meses, es un proceso que lleva tiempo, con momentos de diferente intensidad… En Egipto, como en el resto del mundo, el horizonte de la Historia permanece abierto.
Después de un inicio vacilante, la propuesta del #25s ha sido asumida masivamente en las redes sociales, siendo desbordada, desde mediados de agosto, por la multiplicación de enunciados e imágenes llamando a la acción. Las reticencias razonables que se han ido expresando en la red son eso, cuestiones razonables, datos a tener en cuenta ; pero, lo fundamental, es que es una convocatoria a la altura de la situación.
El llamamiento al 25 de septiembre señala un punto de inflexión para terminar de desatar un proceso destituyente, cuyo germen, con el 15M, ha adquirido un carácter de masas en el Estado español. De eso se trataba, también, cuando el grito “nadie nos representa” resonaba entre la multitud de cuerpos que han ocupado las plazas de ciudades y pueblos. En ese sentido con el #25s nos hemos emplazadoa una acción decisiva.El #25s es una invitación a recuperar el futuro.
2. Cuando lo más práctico es destituirlos.
Ni este gobierno, ni el actual orden constitucional, pueden, ni quieren, solucionar los problemas a los que nos enfrentamos. Problemas que atañen a las más fundamentales condiciones de existencia: la educación y la sanidad bajo asedio. El paro, las condiciones de trabajo y la situación en las empresas abocándonos a la miseria. La vivienda y la alimentación, o en otras palabras, los desahucios y la malnutrición, definiendo el horizonte del desastre. Su crisis impuesta y sus ajustes forzosos atentan contra nuestras vidas en todas direcciones. Ante esto, una evidencia asoma: no podremos ganar ninguna lucha particular por separado. El problema al que nos enfrentamos es común, como común es su solución. Lo peculiar de estos tiempos es haber puesto en evidencia el carácter sistémico de los problemas que más directamente nos afectan. Por lo tanto estamos obligados a enfrentarlos en toda su magnitud. Esta evidencia nos dice, además, que no hay victoria posible en ninguno de nuestros frentes ni con el actual gobierno del PP, ni bajo la actual constitución. Esta evidencia nos une.
Así es como el #25s está llamando a cualquiera, y en primer lugar a los que se organizan: a grupos y a asambleas locales, de barrio, de pueblo, de ciudad ; a trabajadores y trabajadoras, sindicados o no, con papeles y sin papeles ; a todas las mareas desencadenadas el curso pasado, desde la marea verde y la marea groga, de educación, a la marea negra de los mineros. El #25s llama también a la coordinación territorial de las asambleas locales y los sectores en lucha. Porque como hemos dicho, es evidente y lo sabemos, ningún sector aisladamente va a conseguir frenar el plan de ajuste sobre nuestras vidas.
El funcionamiento de la economía actual exige una movilización incesante. Seres, objetos, datos, flujos energéticos… avanzan sin detenerse por un circuito desbocado que nos lleva a la ruina. El movimiento despótico de la economía es una abstracción, que se vuelve concreta en todas partes, pues como todo el mundo sabe “salir de casa vale dinero”. El gobierno, como última instancia en la administración del orden económico, está también en todas partes. En todas las puertas cerradas con llave, en todos los cajeros donde duermen personas, en los precios imposibles de la vivienda o la universidad, y detrás de la incertidumbre acerca de si mañana tendremos trabajo, o podremos curarnos decentemente.
Por eso no hay mejor manera de destituir al gobierno que combinar el asedio continuado al Congreso con toda una serie de acciones descentralizadas, además de con huelgas duraderas, desde las minas hasta las universidades. Destituir al gobierno y la constitución significa detenerlos draconianos recortes en sanidad y educación, así como, por ejemplo, los EREs hechos en base a la última reforma laboral. Las huelgas, los cortes de carretera, la ocupación de viviendas, las acciones de desobediencia llaman a destituir al gobierno y a poner las bases para un mundo nuevo, un mundo donde nuestros anhelos puedan ser posibles, un mundo para el 99% .
Es el momento de tomar posición y de invertir las relaciones de fuerza, en las empresas, las escuelas, en las universidades, los hospitales y sobretodo en los barrios. En los barrios y en la red. Como marea destituyente, en cada lugar donde se lucha la lucha es común, y se amplifica.
4. El futuro tiene que pelearse.
Lo sabemos, la comunicación es una herramienta fundamental para la resonancia de las acciones y de las formas de lucha. Así como para la circulación de una multitudinaria corriente de simpatía. Sin embargo, si un conflicto es político cuando alcanza su mayor grado de intensidad, entonces, la potencia política de la comunicación no puede basarse en intentar evitar el conflicto a toda costa. Estamos abriendo un frente amplio e irregular, en el que las diferentes tácticas tienen que adecuarse estrictamente al contexto. No es lo mismo estar en el contexto de la minería o en una huelga general, que estar acampados en Sol o en Plaza Catalunya. Es decir, que no podemos pensar que estamos siempre en Sol, ni que estamos siempre en una huelga general. La apuesta va a consistir en hacer resonar las diferentes formas de lucha, distribuidas en el territorio y en el tiempo, en el mismo proceso destituyente.
Por último, frente al argumento de que nos falta organización, hay que seguir apostando, tal y como estamos haciendo, por la auto-organización y la coordinación de las luchas, y de la realidad nacida en ellas. Pues como la historia ha demostrado una y otra vez, la organización surge en la lucha.
Nos encontramos en un momento decisivo, es o Nosotros o Ellos, los anhelos de un mundo para el 1%, o los anhelos de un mundo para el 99%. La virtud del #25 de septiembre es haber concretado fecha y lugar para continuar la ofensiva.