Nasreen Amina en Mariposas en la Tormenta.
Siendo el género una construcción social en base a atributos y expectativas, se espera que los seres humanos de sexo femenino y masculino desarrollen una manera de pensar, sentir y comportarse que coincida con el concepto de género en una sociedad dada: Esto da origen a los estereotipos de género que son el conjunto de ideas, mandatos y expectativas a partir de los cuales se establece un modelo de lo femenino y lo masculino en un contexto dado y se normativiza o categoriza a los miembros de la sociedad de acuerdo a ello.
Ejemplos de estereotipos de género son: “El rosa para las niñas, el azul para los niños”; “Una mujer de verdad es esposa y madre antes que nada”; “Un hombre de verdad es agresivo y bien macho”, “Las prostitutas están en la calle, usan mini falda, tacones altos y se pintan los labios de rojo” entre otros. Estos estereotipos son construcciones simbólicas asumidas como verdades y no leyes de la naturaleza respecto a lo que es una mujer o un varón.
Un ejemplo de que los estereotipos de género son sólo situaciones que pueden ser cambiadas, se encuentra en la película “Billy Elliot”, la cual relata la historia de un niño que quiere ser bailarín profesional de ballet. Billy se encuentra con la oposición de su padre que sostiene que aquello no es para hombres y que el niño debe enfocarse en actividades “masculinas”. Sin embargo, siendo Billy especialmente talentoso para el Ballet, consigue ser finalmente admitido en una academia.
Sin embargo, los estereotipos de género no sólo funcionan desde la sociedad patriarcal hacia las mujeres sino también desde un grupo de mujeres hacia otras, cuando estas últimas escapan del paradigma normativo de un contexto dado. En mi experiencia como mujer musulmana y feminista, me ha tocado escuchar y des-construir muchos estereotipos sobre mi identidad religiosa que son asumidos por otras mujeres como por ejemplo: “Las mujeres musulmanas son sometidas, pasivas, inactivas” “El velo en la cabeza es símbolo de opresión” “Toda sufren violencia de género y subyugación marital”; “No es posible que exista una musulmana feminista”; “No sabe nada de feminismo, es musulmana”.
Los estereotipos de género vulneran los derechos humanos porque son fuente de discriminación en contra de aquellas personas que no calzan con el paradigma que ellos proponen. Por ejemplo: Si el estereotipo dice que toda mujer de verdad desea ser madre y esposa, valora socialmente más a aquellas que cuadran con este paradigma, favoreciendo el ejercicio de estas funciones y dificultando el desarrollo de la mujer en otros ámbitos como por ejemplo: El ámbito laboral, donde aún la mujer recibe menos paga que el hombre por el mismo trabajo ya que se considera que su trabajo es “complementario” al del hombre (bajo el estereotipo que toda mujer es primero esposa) y “secundario” (bajo el estereotipo de que es primero madre)
Los estereotipos son dañinos para la vida social. En primer lugar porque niegan a priori la autonomía de la persona para definirse a sí misma más allá de ellos; segundo, establecen criterios de exclusión por cuestiones de raza, origen, religión, sexo y género; tercero, porque así como el estereotipo pauta que es lo “esperable” de acuerdo al género, también define cual es el ser humano a excluir, cuando no cumple con los requisitos del estereotipo. El estereotipo de género, crea sospecha y violencia sobre el derecho básico a construir una identidad propia y estar incluido en la sociedad de acuerdo a ella.
*Texto presentado elaborado como parte del Curso “Mujer y Derechos Humanos”