Una vez más los sindicatos mayoritarios en educación, aquellos
que dicen ser representantes de los trabajadores, vuelven a la carga
con la misma retahíla de procedimientos e ineptitudes a los que nos
tienen acostumbrados y que ya han demostrado no servir para nada.
En SoyPública
Al igual que el curso pasado la cosa empieza por convocar una
asamblea a finales de agosto para dilucidar los pasos a seguir durante
el presente curso. Podemos aventurar un marco de actuación ya
previsto, anunciado y cerrado por ellos, consistente en
organizar manifestaciones de globitos, cacerolitas y batucada (no
demasiadas, no vaya a ser que se canse el personal, y a ser posible que
no coincidan con las elecciones, por ejemplo en el País Vasco, para que
no nos acusen de politizar el asunto reivindicativo…); poner lacitos
verdes en las verjas de los institutos; colgar siluetas de los
profesores que se pierden en las fachadas de los centros educativos,
quizás también alguna pancarta (pero ojo, que nos pueden empapelar);
hacer concentraciones en la puerta de institutos, colegios, escuelas
infantiles a la hora de los recreos; ir con la camisetita verde a
trabajar (aunque no hayas secundado una huelga ni lo pienses hacer), uno
o dos días a la semana, para demostrar tu espíritu de lucha y
sacrificio; convocar y convocar y convocar reuniones fuera del horario
lectivo con los padres y alumnos, para informarles de lo que ya deben (o
deberían) saber hasta la saciedad sobre cómo afectan los recortes a
sus posibilidades educativas y de futuro; repartir información
(que debemos elaborar e imprimir nosotros mismos y con cargo a
nuestro bolsillo) en la puerta de los centros educativos y en nuestros
ratos libres; encerrarnos dentro de institutos, colegios, escuelas
infantiles, etc, para pasar una magnífica y agradable velada
reivindicativa en el centro sin repercusión alguna; hacer flashmobs,
lipdubs o vídeos musicales varios muy coreografiaditos y que nos
arranquen una lagrimilla al verlos en Youtube; y, por supuesto, la joya
de la corona: hacer reuniones y reuniones y reuniones en los recreos
para rellenar y rellenar y rellenar, o votar y votar y votar unas
encuestitas muy interesantes sobre lo que nos gustaría o estamos
dispuestos a realizar o secundar.
Pero ojo, si no sale lo que quieren o ya han acordado hacer nuestros
iluminados guías espirituales, aquellos de las cúpulas sindicales, habrá
que repetir y repetir y repetir las encuestillas y reuniones hasta que
el cansancio o desmoralización del profesorado permitan doblegarlo
para que haga lo que, según los voceros del sindicalismo
subvencionado,”ha querido la mayoría”. Con suerte quizás se
materializará alguna convocatoria de huelga de 1 día, dos, o en el mejor
de los casos tres, pero claro, organizadas según un complejo sistema de
cálculo maya por el cual sólo podrán tener lugar en días alternativos,
que no coincidan con la víspera de una fiesta, con la luna en cuarto
menguante y siempre que la constelación de Orión se alinee con la de
Andrómeda, al tiempo que los rayos de sol incidan perpendicularmente en
la línea del ecuador… Y seremos aún más afortunados si estos ilustres
líderes sindicales deciden que hagamos las denominadas “Huelgas de Baja
Intensidad” consistentes en realizar paros de una hora, media o 15
minutos durante la jornada laboral, para así crear un terrible
caaaaaooos de funcionamiento en el centro escolar que forzará la
rendición incondicional de la Consejería de Educación, o quién sabe,
quizás del Ministro de Educación.
Un poco más tarde vendrá el relajamiento post-inicio de curso que
en virtud de una más que necesaria e inquebrantable ”Unidad
Sindical”, servirá para justificar que nos pasemos prácticamente todo el
curso sin hacer nada que realmente ejerza una presión fuerte,
contundente y real sobre las ínclitas figuras de los gobernantes de esta
nuestra queridísima comunidad, con el fin de obligarles a que se
sienten de una vez por todas a negociar de verdad los asuntos
relacionados con la educación, al menos en una posición apropiada, y no
de ninguneo como ha venido ocurriendo hasta ahora.
En mayo, los sabios sindicales harán un ultimátum: “o se sientan
a negociar con nosotros los representantes de la Consejería o que
se atengan a las consecuencias de un FINAL DE CURSO CALIENTE”… Para
terminar, en la recta final del curso la guinda del pastel. Tras hacer
balance de la cantidad de tiempo perdido, de energías malgastadas y de
la extensión de la desmoralización en padres, alumnos y profesores,
estas mentes preclaras del sindicalismo amarillo se descolgarán haciendo
público un comunicado en el que tendrán a bien decir que “como el curso
ha sido tan complicado, movido, difícil y los profesores están tan
desgastados, para no fatigarlos más, no se llevarán a cabo más “acciones
de ningún tipo” (¿Dónde quedará entonces el FIN DE CURSO CALIENTE?…
quizás se referían a que en junio, julio y agosto hace calor, por
aquello de que es verano), y lo mejor es que no se les caerá la cara de
vergüenza a ningún gerifalte de estos “sindicatos”, ni a sus liberadotes
(que curiosamente todos son muy críticos con su sindicato pero todos
acaban demostrando estar cortados por el mismo patrón).
Y por fin, el epílogo. Justo en el momento en que se
haga definitivamente realidad que nos la han vuelto a colar, tendremos
que intentar mantener la calma para no tirarnos al cuello de
algún “representante de los trabajadores”, pavoneándose por el centro
educativo para ”despedirse”, diga eso de “la cosa está muy mal”, “hay
mucha necesidad y hambre en el mundo, especialmente en África” y que “lo
que hay que intentar es ….” CHAN, CHAN, CHAAAAAN, “…UNA GRAN HUELGA EN
LA EDUCACIÓN A NIVEL EUROPEO”…
A algunos de nosotros, en especial los que nos hayamos preocupado por
informar al resto, hayamos participado en casi todas las huelgas,
manifestaciones y actos varios en pos de una educación pública
igualitaria y del conocimiento, en suma, los que sí creemos en lo que
hacemos y luchamos por ello hasta las últimas consecuencias, quizás se
nos quede al final de curso esa cara de idiota de “me la han colado”.
Otros, los que saben arreglarlo todo pero no hacen nada (por
múuuuuultiples razones justificadíiiiiiisimas todas ellas) dirán “pero
si ya te lo había dicho yo”, “ves por lo que yo no hacía nada”, “si
sabía yo que esto no iba a ningún lado”, “ves por lo que yo no me
arriesgo a perder un céntimo por estos subvencionados”, “lo que hay que
hacer es más manifestaciones y cuchufletadas varias (que yo no secundaré
claro)”, pero eso sí, “ve tú primero, que si eso luego ya voy yo”. Sea
como fuere, al final no sólo nos quedaremos mal, sino que el próximo
curso estaremos peor, si es que aún estamos.
Y entonces algunos nos preguntaremos: “Si ya hemos hecho todo esto y
no ha servido para nada, es más, continúan cebándose con la
educación pública, ¿por qué no disparamos el último cartucho que nos
queda (Huelga Indefinida, seguramente el único posible) e intentamos
darlo todo?”, “¿Por qué no hay planteada, en el horizonte de los
sindicatos traidores, la idea de huelga para el próximo curso?”
Quizás aún haya esperanza y en esas comunidades que no querían ver
lo que se les avecinaba, aprendan la lección y no cometan los
mismos errores en esta lucha que se han cometido en Madrid, pero
quién sabe, el ser humano no escarmienta en cabeza ajena.
Por nuestra parte, empezamos a creer que para lo que hacen
los partidos y políticos de este país sería mejor eliminarlos y que
nos gobernaran directamente desde Alemania, Francia, o miembros del
Tea party,(al menos nos ahorraríamos el enorme capital derrochado en
los sueldos y privilegios de tales parásitos); seguimos cuestionando la
necesidad de estos chupópteros del sindicalismo subvencionado. Tal es
así que, como no tomemos las riendas del asunto los enseñantes y
actuemos con la contundencia que requieren los agravios recibidos,
forzando a estas maulas sindicales a seguirnos, y no al contrario,
quitándoles todo el poder de decisión y obligándoles a que luchen y
negocien por una educación pública democrática y crítica, no
conseguiremos nada e iremos cada vez más rápido hacia el desastre total
(no queda ya mucho para ello, acaso ¿un par de cursos más?).
Por último, creemos conveniente recordar que nuestros afamados
sindicatos mayoritarios parecen estar aletargados ante la afrenta del
Ministro de Educación de cambiar la Ley de Educación por otra en la que,
entre otras muchas graves cuestiones, los padres no tendrán voto dentro
del centro educativo, que marginará y segregará sin límite alguno a los
alumnos en pos de una más justa igualdad de oportunidades (primero por
sexos, luego ya se verá por razas, orientación sexual…) y que
permitirá seguir redirigiendo a la privada-concertada los fondos que
debían ir a la educación pública, incrementándolos sustancialmente y
permitiendo que proliferen nuevas aberraciones concertadas en manos de
opusdeistas y grupos de similar catadura.
La reunión del 31 de agosto nos parece, una vez más , una pantomima
indigerible. Un forma de enredar al personal que solo servirá para crear
frustración y desaliento. Se adivina que, también en esta ocasión, los
sindicatos de concertación alegarán, para no tomar ninguna decisión en
ella, que el nº de docentes presentes no es representativo. Una
vergüenza, en definitiva.
Como hay much@s desmemoriad@s os dejamos nuestra valoración sobre la
reunión celebrada en el 2011 y todo lo que ya hemos expresado acerca de
estos embusteros de poltrona y corbata.