Por #tomatubanco
Las participaciones preferentes son emisiones de deuda sin un plazo definido. La entidad paga una rentabilidad según sus resultados, e
incluso puede no dar nada. Por ello, los altos intereses cobrados
ofrecidos durante los años de bonanza se han convertido en cero euros en
muchos casos durante la crisis.
Caja Madrid y Banesto ofrecían
rentabilidades cercanas al 7% durante cinco años antes de la crisis,
según la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU). Sin embargo,
esta oferta estaba condicionada a sus beneficios: no había ninguna
garantía de cobrarlos.
Además, aunque puede parecer atractivo
tener un bono infinito de un banco, cabe destacar que este puede
recomprarlo devolviendo el dinero invertido cuando quiera.
Por tanto, no son acciones ordinarias, pues no tienen derecho de voto aunque sí tienen prioridad de cobro sobre los accionistas, ni son depósitos con una rentabilidad fija, algo que pensaron muchos clientes al invertir en ellas.
En
caso de quiebra del banco, no están garantizadas por el Fondo de
Garantía de Depósitos, el cual cubre hasta 100.000 euros de los
“depósitos en dinero y en valores u otros instrumentos financieros
constituidos en las entidades de crédito”.
Según el organismo regulador, estos productos financieros sumaban 30.000 millones de euros en mayo de 2011,
aunque el canje por otros títulos de algunos grandes bancos -Banco
Santander, BBVA y Banco Sabadell- ha reducido esta suma a unos 11.300
millones.
¿Sabía lo que compraba?
La directiva europea sobre mercados de instrumentos financieros (MIFID)
obliga a los bancos a someter a un examen a sus clientes antes de
venderles productos financieros complejos. Si desconocen qué están
contratando, la entidad tiene prohibido firmar el trato. En teoría.
Existen
muchos casos de clientes que no saben qué han contratado. Un empresario
de Castellón invirtió 36.000 euros en bonos preferentes de la
intervenida Caja de Ahorros del Mediterráneo (CAM) y descubrió, cuando
iba a retirarlos, que firmó que vencían el 31 de diciembre del 3000. Es
decir, dentro de casi 1.000 años.
Pero las preferentes no son los
únicos productos financieros “complejos”, según la descripción de la
CNMV. Hay cientos de demandas contra los bancos por la comercialización
de ’swaps’ como seguros cuando realmente se parecen más a una apuesta:
si los tipos de interés pasan de un nivel, paga el banco; si bajan, paga
el usuario. Muchos desconocían esto último hasta que la entidad les
empezó a cobrar miles de euros.
¿Puedo deshacerme de ellas?
En
caso de querer vender las preferentes por no ganar nada, el propietario
de estas participaciones puede acudir a los mercados secundarios donde
cotizan (Mercado AIAF, mercado mayorista de renta fija privada).
Sin
embargo, pueden valer menos o nada de lo invertido, por lo que es
posible no encontrar compradores. “No sería extraño pues que las
vendiera con pérdidas”, denuncia la OCU.
¿Por qué la banca propone cambiar las preferentes?
El endurecimiento de los requisitos exigidos a las entidades por la Autoridad Bancaria Europea (EBA)
ha impulsado a bancos y cajas a proponer el canje de las preferentes
por acciones ordinarias y otros instrumentos que computen como capital.
BBVA y Banco
Santander propusieron, por ejemplo, el cambio de las preferentes por
bonos convertibles en acciones a finales de 2011.
La EBA exigirá
tener un ‘colchón de capital’ (core capital) mínimo del 8% a partir de
2013. Es decir, que la suma de acciones y fondos disponibles en el acto
equivalgan al 8% del conjunto de activos con riesgo de impago.
¿Qué ofrece la banca?
Las
entidades ofrecen normalmente recomprar las preferentes o cambiarlas
por acciones ordinarias, bonos convertibles en acciones o deuda a plazo
fijo como las obligaciones subordinadas.
Optar por las acciones depende del riesgo que quiera emprender el cliente de la entidad. Por ejemplo, la acción del Santander valía
más de 14 euros a finales de 2007, justo al inicio de la crisis; tras
la quiebra de Lehman Brothers, a finales de 2008 y principios de 2009,
cayó a 4,9 euros. A inicios de 2012, la acción del Santander vale 6,2
euros.
El bono convertible es una emisión de deuda que ofrece una
rentabilidad y puede ser canjeada por nuevas acciones a un precio
prefijado. BBVA captó 3.475 millones al cambiar las preferentes por
deuda que convertirá en acciones ordinarias en dos fases, 2012 y 2013.
Como en el caso de las acciones, depende del cliente valorar si le
merece la pena el riesgo.
Otro ejemplo es el de La Caixa,
el cual provocó numerosas protestas de sus clientes, según
‘HelpMyCash.com’. La entidad ofreció canjear un 30% de las preferentes
por bonos convertibles y el 70% en obligaciones subordinadas a 10 años.
Los
bonos convertibles en acciones de La Caixa tienen una rentabilidad del
6,66% TAE y vencen en los meses de junio de 2012 y 2013, con una
conversión a 3,862 euros por acción – ahora valen 3,98 euros-.
La
retribución de las obligaciones subordinadas será del 5,095% y del 4,06%
TAE. Estas son emisiones de deuda cuyo derecho de cobro, en caso de
quiebra, va después del de los acreedores comunes. El 99% de los
propietarios de preferentes de La Caixa aceptaron el trato.