Font: Marea roja
La idea: la idea
tiene que ser lo suficientemente sencilla como para que se pueda
entender por si sola, independientemente de como se explique; lo
suficientemente abstracta para que cada persona lo pueda adaptar a su
interés particular y lo suficientemente concreta como para que no se
convierta en un “ente abstracto” con el que el individuo no llegue nunca
a sentirse conectado.
Como ejemplo, definiendo Marea Roja bajo ese criterio: “Cada día 9
de cada mes, tanto las personas desempleadas como aquellas preocupadas
por el tema, nos reuniremos en la oficina del INEM para hacernos
visibles y buscar posibles alternativas de empleo”
La idea tiene dos simbolismos claro: gente de rojo y gente por fuera
de la oficina del INEM y dos fines: encontrarnos y desarrollar juntos
soluciones.
Desarrollo:
1.- Participación: todas las personas tienen derecho a participar y a aportar de igual manera, esto tiene especial importancia a la hora de “validar”
a una persona: bien sea porque nos cuenta su experiencia de años sin
empleo como de una idea que se le ocurrió en su casa intentando dormir.
Dejemos que las aportaciones fluyan, dejándoles su espacio y
agradeciéndolas. No cortemos nunca el desarrollo de una idea si hay
varias personas interesadas en darles forma. (Dejar que cada
participante cuente su experiencia como desempleado/a, agradeciéndosela-
según como lo vean, llegando hasta aplaudir porque hay auténticos/as
héroes sacando adelante a su familia)
2.- El mal llamado “producto”: No solamente la satisfacción de la participación en si es un logro y un objetivo, que suma e invita por si solo a que en la próxima convocatoria aparezca más gente, sino que tiene que haber un pequeño paso que sirva bien de símbolo, o de referente, o de creación de un “producto” a disposición de la comunidad.
Un ejemplo: una pequeña cooperativa que se forma entre unos pocos
agricultores, un mercadillo del trueque, intercambio de libros,
intercambio de comida, una comida al aire libre con gente de varios
municipios compartiendo experiencias en un mismo lugar . . . todos estos
ejemplos sirven de referente para valorar desde la primera impresión la
utilidad de la acción, por muy pequeños o meramente simbólicos que
puedan resultar.
Dinámicas y focalización de roles. Este tema es el más delicado y seguramente el más abierto a debate.
Para que la dinámica sea ligera:
1) Coger una lista de turnos de aquellos colectivos que quieran
exponer ideas para crear empleo, limitando su tiempo para que puedan
hablar todXs.
2) Independientemente del tiempo total que se vaya a estar, definir espacios de tiempo de 45 minutos a 1.30 para no hacerlo pesado. Dividirlo por episodios, si hay talleres o temas menos estáticos, interponerlos para que sea más ameno y fluido, con tiempo para el café o incluso si se presentan grupos de clown, risoterapia, masajes . . . intercalarlos para todas las personas puedan disfrutarlo
Por otro lado es aconsejable no centrar la atención en los promotores
de la convocatoria, es hasta recomendable que los promotores traigan
invitados con los que no tengan relación que hagan una primera
exposición y diagnóstico a modo de “romper el hielo” para que los allí
reunidos comiencen a participar y compartir. (Trabajadores/as sociales,
colectivos de desempleados/as que lleven tiempo trabajando en el tema,
etc.)
3) Ante la falsa sensación de que “no se ha conseguido nada”:
recalcar que la participación presencial es un primer paso, recalcar que
la experiencia está ocurriendo en diversas localidades y que todas esas
experiencias serán compartidas, que se seguirá haciendo todos los 9 de
cada mes, que ayudemos a mejorarlo entre todas y que no deja de ser una
medida de visibilización de una realidad, como una medida de presión
social.
Repartir pegatinas en las que la gente pueda escribir lo que ofrece
(su trabajo, alguna afición a la que se pueda dedicar, etc), para que
puedan encontrar a quienes ofrezcan algo que pueda interesarles o
incluso hacer esas pegatinas para poner por la ciudad para darle
difusión fuera de las redes sociales.)
Al darles las pegatinas podríamos apuntar en una lista lo que busca y lo que ofrece cada uno para poder ayudar a que se encuentre lo que se busca. Información de contacto por si se encuentra lo que busca otro día.
Que tengamos más experiencia, más ganas o simplemente seamos
convocantes no implica que seamos responsables únicos e
inconscientemente derivemos la atención hacia nosotros, convirtiéndonos
en análogos a líderes, rompiendo con la horizontalidad y las señas
democráticas a pequeña escala que se dan en ese espacio de
participación.
Podemos siempre esperar a que otros tomen la iniciativa, aunque
parezca que se enlentecen los procesos o resultan erróneos, porque este
tipo de sucesos produce en las personas reunidas el momento para poder
asumir responsabilidades, implicarse, aprender con la experiencia aún
saliendo mal y despertar las ganas de saber más para poder aportar.
En los momentos de estancamiento podemos “dinamizar” o proponer,
poner palabras en los silencios donde parece que no se avanzará más o
simplemente hacer un resumen/síntesis de lo aportado para sacar nuevas
conclusiones y cerrar la reunión, si ya han pasado horas y empiezan a
notarse evidencias de cansancio.
La parte más peliaguada se da cuando hayan colectivos que bien
quieren arrastrar a los participantes a intereses particulares. No
podemos confrontarlos, debemos dejar que los participantes reconozcan
esos intereses particulares y decidan por si mismos, pero es mejor aún el hacer una reflexión común, donde el colectivoque arrastra entienda que su interés particular forma parte del interés general que nos ha reunido allí.