Acciones promovidas, apoyadas o con la participación
del 15M parecen estar variando la percepción pública
de la okupación y su tratamiento en algunos medios.
Patricia Manrique en Diagonal web
De norte a sur, de este a oeste, desde
el 15 de mayo se ha intensificado
la liberación de espacios por todo
el Estado. La vinculación, en diferentes
grados, de estas acciones
con el 15M parece conllevar una
cierta ‘liberación de las liberaciones’
del imaginario que tenían asociado.
La variedad de perfiles de los
participantes y su conexión con el
problema de los desahucios, que
con tanta claridad ha evidenciado
el comportamiento de la banca, se
muestran, a ojos de las personas
entrevistadas, como claves de este
proceso en marcha.
En Catalunya, la mayoría de las
últimas recuperaciones han ido dirigidas
a albergar a personas desahuciadas.
Durante la “semana de liberaciones
generales” previa al 20N,
se llevaron a cabo recuperaciones al
menos en Olot, Sant Cugat del
Vallès, Hostafrancs, Sabadell, Rubí
y Barcelona, donde se ocuparon seis
edificios sólo esa semana. Muchos
han sido desalojados rápidamente,
pero otros, como el Edifici 15O, el
más veterano de la oleada posterior
al 15 de mayo, resisten y cumplen
su labor. Para Hibai Arbide, abogado
del movimiento de okupación
con años de experiencia y activista
en el 15M, se ha modificado sustancialmente
la tendencia a criminalizar
este tipo de prácticas en algunos
medios porque “el 15M ha proyectado
estas prácticas con un imaginario
diferente, vinculándolas a los
desahucios y no tanto a una cuestión
de ‘rebeldía juvenil’, que es la imagen
más estereotipada de la ocupación”.
Las recuperaciones han contado con el apoyo de gente diversa, y muchas están obteniendo un buen trato en los medios
Igual que en Catalunya, en
Madrid se han multiplicado las liberaciones
destinadas a personas
afectadas por desahucios, no necesariamente
vinculadas al 15M, pero
que cuentan con su apoyo o simpatía.
Este último es el caso del edificio
okupado en Sebastián Elcano
36, donde Bankia, denunciada en
la acción por no querer renovar a
los inquilinos con renta antigua, se
ha granjeado definitivamente las
críticas de los vecinos al recurrir a
la colocación de guardias de seguridad
en la puerta.
Miguel, vecino de Usera y miembro
de la comisión de comunicación
del centro social y cultural autogestionado
La Osera, en Usera, considera
que la liberación de espacios
“ha tomado un nuevo sentido: pasar
a la acción, tomar la iniciativa ante
la crisis”. La Asamblea del 15M de
Usera mostró su apoyo al proyecto
una vez liberado el edificio que, propiedad
del Instituto de la Vivienda
de Madrid, iba a ser un centro cívico-
cultural, pero llevaba 17 años cerrado.
Se inauguró en enero, tras
dos meses de duro trabajo.
Por su parte, Chema Fernández,
miembro de la comisión de comunicación
del espacio sociocultural El
Eko, antiguo economato del barrio
abandonado desde hace 14 años y liberado
por la asamblea popular de
Carabanchel, explica que la acción
contó con “pleno consenso” de la
asamblea 15M, funcionando la propia
asamblea del espacio “como una
comisión más de la asamblea”. Como
en casi todos los lugares consultados,
hay gente de todo tipo de edad e
ideología, “aunque toda ella obrera”,
especifica Fernández.
Por todo el Estado
El Laboratorio Social de León se instalaba
en noviembre en un edificio
propiedad de la Junta de Castilla y
León y del Ayuntamiento, abandonado
durante cuatro años. La recuperación
se gestó antes, en las reuniones de
la librería asociativa Louise
Michel y debido al desalojo del centro
cultural CCAN. Sin embargo,
Antonio Cid, miembro de ambos proyectos,
reconoce que “cuando surgió
el 15Maprovechamos el impulso para
recuperarlo”. En principio suscitó
dudas en la asamblea del 15M, que
temía que una okupación podía dar
“mala imagen”, y críticas de
Democracia Real Ya, que acusó al
grupo promotor de “haber utilizado”
al 15M. Pero, finalmente, la asamblea
popular también se reúne en el
espacio. A pesar de estas sinergias,
el 30 de enero, el Laboratorio sufrió
un ataque incendiario por parte de
sujetos no identificados.
La Madreña, centro social y cultural
autogestionado en Oviedo, y primera
okupación pública en la ciudad,
alberga, también desde noviembre,
multitud de actividades, en las
que se ven arropados por no pocos
personajes públicos del mundo de la
cultura. Sus actividades, que incluyen
una potente programación infantil,
se difunden habitualmente en
la prensa autonómica e incluso en la
televisión. “Es sorprendente que en
un lugar donde se partió de cero, sin
trayectoria alguna en okupación, se
haya normalizado tan rápido”, comenta Diego Díaz,
participante.
Peor suerte que los anteriores han
tenido Valcárcel Recuperado, en
Cádiz, el Mercado de la Encarnación
en Sevilla, La Chispa en Burgos o
el Cine Yago de Santiago de Compostela,
entre otros centros ya
desalojados. Con todo, en la mayor
parte de los casos, los participantes
han comprobado que gente cada vez
más diversa se acerca a estos espacios.
Para Antonio, de La Chispa, la
clave estriba en “no dotar de un aire
semiclandestino a las acciones, sino
dejar claro que son legítimas y se
pueden organizar colectivamente”.
Para Joaquín Bustamante, de
Valcárcel Recuperado, no hay que
plantear los proyectos desde “un colectivo
pequeño o marginal” y “enfocarlos
como acciones de la ciudadanía
cuando no hay otras soluciones”.
EDIFICIO 15O, EL PODER DE LAS SINERGIAS ENTRE LAS NECESIDADES Y LAS LUCHAS
“Nos sentimos bien por el momento porque tenemos un
techo, pero la incertidumbre está ahí, y siempre estamos esperando a que
vengan y nos echen”, explica Lucía Suero, habitante de una de las 11
viviendas que
componen el Edificio 15O, recuperado en Barcelona.
Lleva tres meses viviendo en el inmueble con uno de sus
cinco hijos. Ella, y otras tres familias también realojadas, vivían en
Sant Pau 109, un edificio cuyo desahucio fue frenado en septiembre,
aunque se ejecutó un mes después. “Esto al principio es diferente
pero te vas acostumbrando, y van surgiendo las amistades y el apoyo
entre vecinos”, señala. Pese al temor de Lucía, el caso de esta
recuperación es especialmente significativo. “El Edificio 15O ha sido el
modelo, porque ha sido el primero destinado para familias realojadas”,
explica Hibai Arbide, pero también “porque se ha conseguido no sólo que
no se desalojara, sino que se archivara el caso”.
El caso penal fue sobreseído por el juez al entender que
debía llevarse por la vía civil. Y parece que la propietaria, Cajamar,
no tiene un “plan b”. Se trató de una recuperación netamente trabajada
desde el
15M. En la manifestación del 15O, que se separó en tres columnas
temáticas, la columna verde, la de vivienda, liberó el espacio. Se
gestiona mediante
una asamblea quincenal en la que participan todos las personas
inquilinas, junto con gente de asociaciones de vecinos y de los
movimientos sociales.
“El edificio estaba terminado en un 98%, pero le
faltaban cosas que hay que ir terminando”, explica Claudia González, que
también vive allí con su familia desde que fue liberado, “para eso
tenemos un grupo de trabajo de obra y mantenimiento”. Otro de los grupos
de trabajo intenta poner en marcha un comedor social, “para la gente de
la casa, aunque quisiéramos incluir, trabajando con las entidades del
barrio, a los niños que han perdido las becas de comedor por los
recortes”.
Han habilitado una zona infantil, pues ahora mismo hay
22 niños viviendo allí. Además, intentan crear una red de asesoramiento y
apoyo para familias afectadas por desahucios, pues Nou Barris es un
barrio obrero, con un 40% de paro y un alto porcentaje de
desahucios. “Hoy por hoy, hay unas 15 familias en riesgo de quedarse en
la calle”, explica.