La animación sociocultural: un elemento básico para el desarrollo y promoción de la cultura de salud en la comunidad

Los aspectos teóricos relacionados con la conducta del hombre, la evaluación de su comportamiento social y la búsqueda de alternativas prácticas para la solución de sus problemas, es sin dudas responsabilidad de las instituciones educacionales, la familia y las organizaciones sociales, en el proceso de atención a las comunidades; problemas estudiados de manera particular por las ciencias pedagógicas, psicológicas y sociológicas.
Font:  el caso Pablo



En Cuba crece constantemente el interés por las cuestiones de la educación comunitaria. Las transformaciones continuas de la sociedad exigen enriquecer cada vez más las alternativas para alcanzar niveles superiores en la calidad de vida de las personas. Esta proyección debe ser sistemática, con una adecuada intencionalidad moral y política, que responda a las exigencias del hombre que precisa la nación. En este sentido, el Estado y el Gobierno prestan atención a la salud en general y especialmente se preocupan porque las nuevas generaciones tengan garantizadas las condiciones para crecer saludables. 

Existen políticas de salud, desde el punto de vista jurídico, que constituyen las bases para apoyar decididamente la participación comunitaria en las acciones de salud, conceptuada como una acción consciente, organizada y democrática. Esto significa que los individuos y las familias deben asumir responsabilidades, con el propósito de lograr mejores condiciones de vida. Si la comunidad  está dispuesta a aprender, las instituciones responsables tienen  la función de asesorar y explicar,  sobre las consecuencias favorables y desfavorables relativas a su salud y bienestar.

Los problemas de salud se manifiestan en una realidad concreta en la que los individuos o grupos tienen determinadas condiciones reales tanto de trabajo como de vida en general, estas condiciones generan una forma de pensar y de actuar. De ahí que resulte importante atender a la cultura de salud que tengan los comunitarios, que se presenta como calidad de vida, como subsistema, como el producto de la actividad humana, como autoconciencia de la comunidad y como forma específica de hacer.

Aspectos teóricos necesarios.
Durante siglos la salud fue entendida como “ausencia de enfermedad” hasta que en 1947 la Organización Mundial de la Salud modifica el concepto y pasa a definir la salud como “un estado de completo bienestar físico, mental y social, y ausencia de enfermedad”. (Bolet; 2000: 5)
La incorporación del factor “social” como determinante de la salud, además de los factores “físico” y “mental”, tradicionalmente considerados, supuso un cambio sustancial porque la salud dejó de depender en exclusiva del mundo de la sanidad para integrarse también en el mundo social.

La salud es un indicador del nivel de vida de una comunidad y las acciones que sobre ella se realicen no pueden llevarse a cabo aisladamente por el individuo, por la familia o por la comunidad, sino que deben tenerse en cuenta el ambiente psíquico, biológico, social y cultural en que se desarrollan los individuos, los grupos y la colectividad. En consecuencia, se entiende la salud, no como un estado, sino como un proceso complejo y dialéctico; biológico y social; singular e interdependiente. Igualmente es resultado de mecanismos de adaptación y relaciones dinámicas, ecológicas, culturales, políticas, económicas, vitales e históricas propias, en donde existe libertad de elección (autodeterminación del individuo).

Estos presupuestos son válidos para considerar los planteamientos realizados en el Foro Mundial de Salud por el Dr. E.H Perry quien señala que la actitud de una sociedad ante la salud debe estar estrechamente relacionada con su cultura. La vinculación entre la cultura y la salud está condicionada por las actitudes y respuestas de los grupos hegemónicos, que son quienes dirigen el sistema de salud en una sociedad. (1994:3)

Perry precisa la relación entre la salud y la cultura pero no explicita la existencia de una cultura de salud, al ver la relación de estas dos categorías sólo condicionada por las actitudes y respuestas de los grupos hegemónicos. Sin embargo Helena E. Restrepo en la obra Educación médica y salud hace referencia a esta dimensión al señalar que: “el desarrollo de transformaciones culturales de una cultura de salud es un proceso histórico complejo, que se materializa en períodos más o menos largos para hacerse visibles, siempre y cuando se gesten y se den las coyunturas y condiciones adecuadas ”. (2001:88)
Como se aprecia en estas ideas no se puede valorar o analizar la salud al margen de la cultura, en tanto la promoción de la salud y la educación para la salud en sí son una responsabilidad colectiva de las sociedades, que acumulan saberes que integran y sintetizan los diversos pactos sociales con los que se ha escrito su historia. Las culturas, memorias vivientes, resultados de las relaciones de los seres humanos entre sí, implican un proceso de transformación cultural hacia la generación de una cultura de salud con las consecuentes ideas, creencias, valores, actitudes y costumbres, garantizando la promoción, protección a la vida como valor supremo. Para esto es importante la vinculación entre la cultura y la salud.
La dimensión cultural y su relación con el desarrollo de un estado de salud en los comunitarios deben ser entendidas desde una postura teórica para lo cual son oportunas las ideas de la Dra. Mirna Marrero especialista en ginecología, quien ofrece una definición de cultura de salud considerándola como:
el proceso mediante el cual el hombre adquiere un conocimiento más amplio de la vida, lo que le permite evitar enfermedades y a la vez transmite este proceso de generación en generación, incrementando cada vez más sus ideas y características”. Y continúa diciendo “la cultura de salud ayuda a conservar la salud corporal y es también el estado donde el ser orgánico ejerce todas sus funciones (1998: 15).
La doctora Marrero enfatiza en la transmisión de generación en generación de la cultura de salud como un proceso que sus gestores promueven. De igual modo la cultura de salud es entendida como “el conjunto de hábitos, formas, saberes y manifestaciones de los individuos y la sociedad  que lo conduzcan a desarrollar acciones conscientes en beneficio de su salud y de la colectividad”. (Romero; 2007: 3).
Este autor se refiere a que lo más importante de la cultura de salud son las acciones que el hombre hace en beneficio de su salud, desarrolladas de acuerdo a sus hábitos y costumbres; que deben ser acciones conscientes que conducen a la autotransformación del individuo y su entorno. Como puede verse no se trata sólo de estilos individuales, sino de lograr una cultura de salud colectiva.

La Dr Rafaela Macías Reyes por su parte en Metodología de la animación sociocultural desde el proyecto Unicornio plantea que:

la salud está en función del desarrollo cultural, de las condiciones de vida, de la higiene, de la educación sanitaria de las poblaciones, de los medios técnicos de que se dispone, de los avances de la medicina así como la existencia de factores naturales que favorecen el proceso de salud y factores que lo perjudican des adaptándolo como la contaminación del medio ambiente por el uso arbitrario de la tecnología avanzada, desechos industriales, gases, sustancias tóxicas, pesticidas, petróleo y otras. (2000:3)

Desde este enfoque se aprecia la necesidad de que el hombre tome conciencia de la relación que existe entre cultura y salud. Asimismo se indica la responsabilidad que tienen los comunitarios de asumir desde cada uno de los roles que desempeñamos en la sociedad. Para mantener y contribuir a la salud, hace falta que el hombre se auto cuide, es decir, que sea responsable de su salud y saque mayor provecho de los recursos propios de nuestra cultura, ya que los estilos de vida son relevantes en las conductas patogénicas.
Del análisis realizado se colige que la salud no es un hecho inevitable que recibimos por herencia como una característica fija, o que no la recibimos. Al contrario, como ella es un estado variable y dependiente de influencias siempre cambiantes, debe ser cultivada, protegida y fomentada. De lo cual se deduce que mientras más conocimientos conforman la cultura de salud, en mejores condiciones están los comunitarios para defenderse de los múltiples factores que los alejan de ella.
Por encima de las aproximaciones individuales, ideologizadas y biológicas en torno a los problemas de salud, la base material, el carácter histórico del proceso salud-enfermedad reflejan, con enorme fidelidad, el grado de desarrollo y bienestar de una sociedad determinada, su composición interna y su estructura de clases (López; 2001:17-19).
El cultivo de la salud, requiere un modo definido de la vida, constituye en buena parte un problema individual cuya solución está en la educación, sin embargo como la salud es un fenómeno influido por factores sociales, culturales, la responsabilidad del individuo en su mantenimiento no es total, existen problemas colectivos de salud y enfermedad cuya solución está más allá de la posibilidad individual, para alcanzarlas se necesita la cooperación de los individuos y de la sociedad.
Educar para la salud es un problema extraordinariamente complejo. Por un lado están las instituciones encargadas y responsabilizadas de cumplir las acciones que permitan elevar la educación para la salud del pueblo y por otro está la escasa o nula cultura de salud que existe en determinados sectores de la población. En lo fundamental se conoce, por estudios realizados por el Ministerio de Salud Pública de Cuba que cuando se habla de cultura de salud la población lo relaciona con hábitos de higiene, prevención y cura de enfermedades. Relacionado con esto último las tradiciones, los hábitos y costumbres así mismo se aprecian una alta tendencia a la automedicación.
En este sentido se considera que la animación sociocultural puede contribuir e influir en la acción participativa de la comunidad para mejorar los hábitos de salud, higiene y prevención, elementos básicos para lograr a mediano plazo una población sana. La bibliografía alrededor del tema reconoce que la Animación Sociocultural es una alternativa para impulsar la cultura de salud modificando, valores, creencias, actitudes y relaciones que permitan acceder tanto a la producción como al usufructo de bienes y oportunidades para facilitar opciones saludables.
Desde este enfoque permite la creación de ambientes sanos y la prolongación de una vida plena con el máximo desarrollo de las capacidades personales y sociales, así como transformando al sector salud, poniendo de relieve la estrategia de promoción de la salud, lo cual significa garantizar el acceso universal a los servicios de atención de la salud, modificar los factores condicionantes que producen la morbimortalidad e impulsar procesos que conduzcan a nuestros pueblos a forjar ideales de salud mediante la plena toma de conciencia de la importancia de la salud y la determinación de realizar acciones trascendentales de impacto en este campo.
El teórico y trabajador social Ezequiel Ander-Egg, a partir de sus trabajos y estudios en las comunidades ha realizado sustantivos aporte y reconoce las posibilidades de esta disciplina cuando plantea que:
la animación sociocultural es el conjunto de técnicas sociales que, basadas en una pedagogía participativa, tiene por finalidad promover prácticas y actividades voluntarias que son la participación activa de la gente, que se desarrolla en el seno de un grupo o comunidad determinada y se manifiesta en diferentes ámbitos de la calidad de vida. (1997:3)

Pierre Besnard en su obra La Animación Sociocultural, precisa:

En relación con las exigencias creadas por los cambios permanentes de la sociedad moderna, la animación aparecerá como un fenómeno esencial, tan pronto compensador como regulador, catalizador, reductor de la obsolescencia cultural, renovando aquí los comportamientos, las actitudes, permitiendo la adaptación y la autonomía; la animación es la respuesta social que el sistema introduce para ciertas necesidades específicas que le plantea su evolución. (1991:20-21).
El autor destaca el papel de la animación en el proceso de transformación de la comunidad, al significar la necesaria preparación del animador sociocultural como catalizador de los procesos culturales de participación, elementos vitales para el logro del proyecto. Igualmente reconoce la necesaria participación y guía en las comunidades de todos sus miembros cuando plantea:
 La animación sociocultural se concreta en las acciones regidas por personas que se reúnen y determinan por sí mismos, el contenido de esta acción en función de objetivos sociales, culturales, actividades educativas fuera del tiempo de trabajo: vida familiar, urbana y rural, actividades del ocio, deportivas y otras, cuya competencia corresponde a asociaciones voluntarias o de instituciones semipúblicas. (op.cit:72)
José M. Quintana,  en su obra  Fundamentos de la Animación Sociocultural, afirma:
Animación Sociocultural es, pues, función educadora, que se ofrece como medio a quien desea trabajar en la mejora de nuestra sociedad. En este sentido es quehacer, vocación y compromiso. Constituye una de las grandes maneras de intervenir en la promoción de los grupos sociales menos favorecidos. (1997:10-12).

El autor menciona que la Animación Sociocultural es un poderoso recurso de evolución social implicando responsablemente en la misma el esfuerzo de todos los ciudadanos, y las bases que posibilitan la realidad de semejante proyecto están en el desarrollo comunitario. En la propia carga semántica de la Animación Sociocultural va expresado su carácter dinámico. Es una forma de entender y practicar la actividad cultural entendida como democratización de la cultura y participación en la creación de cultura. Tiende a desarrollar las capacidades del hombre en una dimensión comunitaria. Su meta es la creación cultural y la organización democrática de la sociedad (op.cit. 11).

Aclara cómo la animación sociocultural trata de promocionar en las personas los aspectos culturales, sociales y humanos que propicien la elevación de la calidad de vida. En este mismo orden en su obra La Animación Comunitaria menciona que el término animación no sólo es muy expresivo, sino que dice aquello que ha de decir: la animación es dinamización, activación, impulsión de actividades humanas efectuadas por los grupos. Esto es la animación en general. (Quintana, 1998: 53).

Coincidiendo con este autor se encuentran las ideas de Cembranos dirigidas a fundamentar el rol de esta alternativa sociocultural en y para la comunidad: “la función principal de la animación sociocultural consistiría en dinamizar y poner en movimiento unas instituciones anquilosadas, y en crear una nueva dinámica que contribuya a abandonar el aletargamiento de las estructuras y de las personas” (1992: 34)

Aportaciones importantes, como resultado de su implementación a nivel comunitario, son las realizadas por los investigadores del proyecto Unicornio de la Universidad de Oriente. Las ideas de la Dra. Alicia Martínez Tena en apuntes de Animación Sociocultural definen a esta opción metodológica como:

 Proceso complejo, inscrito en el desarrollo cultural de las comunidades, asociaciones institucionales, sectores grupos dirigidos al logro de la real participación de la sociedad en la cultura. En este proceso, la animación sociocultural descubre las formas prácticas de facilitar la incorporación del desarrollo cultural, no sólo la memoria histórica, las tradiciones, costumbres, sino también, las nuevas propuestas de alternativas para la conservación, defensa y desarrollo del patrimonio cultural, la identidad cultural y la cultura (2000: 14).
Igualmente señala que la animación sociocultural busca descubrir “las formas prácticas de facilitar la incorporación al desarrollo cultural, no sólo la memoria histórica, las tradiciones y costumbres, sino también las nuevas propuestas de alternativas para la conservación, defensa y desarrollo del patrimonio cultural, identidad y cultura.” (op.cit:15)
Desde igual experiencia otros autores señalan que “la animación sociocultural es el proceso que se dirige a la organización de las personas para realizar proyectos e iniciativas, desde la cultural para el desarrollo social; pone de manifiesto cuatro ejes y temáticas que la conforman: la cultura, organización de las personas, proyectos e iniciativas y desarrollo social,” (Colectivo de autores; 2000:33)
En la caracterización, conceptualización y definiciones que estos autores hacen de la animación sociocultural queda evidenciado que es una propuesta dinamizadora para la intervención en el trabajo de desarrollo cultural comunitario. Son también muchos los campos de acción en que puede aplicarse, se advierte que puede ser una alternativa para promover cultura de salud.
En todas las definiciones están presentes los elementos claves como son la participación activa de la gente en los problemas que afectan a la comunidad con la intervención del animador sociocultural como facilitador y las repercusiones que esto trae, o puede traer, en la calidad de vida de la gente. Los conceptos de ASC más elaborados son los del colectivo de autores de la obra, La Animación Sociocultural: Una propuesta metodológica ya que ponen en el centro a la cultura y consideran a  esta disciplina como proceso y agrega a la misma la categoría de patrimonio cultural, participación, identidad cultural y memoria histórica.
Los autores antes mencionados enfatizan elementos esenciales, con independencia de su contexto, aportan categorías como, participación, promoción, transformación, así mismo este proceso reclama la participación consciente de la comunidad, concebida como un proceso donde la práctica social está dirigida al mejoramiento de las condiciones de vida. Aunque no manejan la categoría desde la cultura de salud, estos aportes serán fundamentales para el trabajo comunitario, para el logro de la participación consciente de la comunidad en la elevación de la cultura de salud.


Bibliografía y webgrafía

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