Con unas 850 asociadas en un año,
este proyecto pretende construir una
alternativa económica integral.
Hace poco más de un año que arrancó
la Cooperativa Integral Catalana
(CIC), y hoy ya cuenta con 850 socios
y unos dos mil amigos y participantes
de la red social con la que organizan
sus debates y proyectos.
Bajo la denominación “integral” se
reúne un proyecto político que pretende
dar cobertura a iniciativas de
consumo y trabajo “y muchas otras
como la educación, mecanismos de
renta básica cooperativa, ecotiendas,
centrales de compras, festivales
y encuentros, y estructura legal para
ayudar a las ecorredes y otras iniciativas
semejantes en Catalunya”, explica
su equipo de comunicación.
“La cooperativa integral catalana
es un paso más allá de las cooperativas
de consumo, porque busca también
la prestación de servicios,
creando una red de confianza entre
las personas asociadas que permita
cubrir muchos aspectos de su vida,
y con una voluntad transformadora”,
explica Gema Palamós, del
equipo jurídico. Legalmente, la CIC
es una cooperativa mixta que, según
la Ley de Cooperativas catalana y
también la estatal, se denomina así
por no ceñirse a una única actividad.
El término “integral”, alude a la
apuesta política, pero no es una cooperativa
de segundo grado, esto es,
una cooperativa cuyas socias y socios
son a su vez cooperativas, sino
que se trata de “una cooperativa de
primer grado cuyos socios son personas
físicas” aclara Palamós. El
proyecto reunió las diversas ecoxarxes
–ecorredes– en funcionamiento
en el territorio catalán, conectándolas
y dotando de una estructura legal
a las personas físicas asociadas
a lasmismas. La CIC se beneficia de
las ventajas fiscales, jurídicas y en
materia laboral del modelo jurídico
de la cooperativa. “Si todas fuésemos
conscientes de las ventajas que
tiene una cooperativa cuando tu finalidad
no es lucrarte sino vivir de tu
trabajo habría muchos más proyectos
cooperativos”, señala Palamós.
Proyecto económico inclusivo
Angels Vendrells es una de las participantes
en la CIC desde sus inicios.
Explica cómo se cocinó la ecoxarxa
del Montseny en su casa, resultado
de una lluvia de ideas llevada
a cabo en 2009 por un grupo de
gente que buscaba establecer cómo
quería vivir.Después de la suya fueron
surgiendo otras xarxes en otros
puntos de Catalunya. En diciembre
de 2009, celebraron un seminario
de economía y desde ahí empezaron
a trabajar en la CIC, que se lanzó
en junio de 2010. “La CIC arropa
a todas las ecoxarxes y aporta legalidad
a los intercambios entre las
personas socias y a todo este movimiento”,
aclara Vendrells.
En la CIC cuentan a día de hoy con
centrales de compras –espacios donde
se almacenan las compras colectivas
que abaratan los costes de los
productos gracias a la eliminación
de los intermediarios–, una moneda
social –el eco–, varias personas trabajando
para la cooperativa que reciben
una renta básica en ecos y euros,
autobús colectivo y, recientemente,
se ha puesto en marcha el
proyecto de ecolonia postindustrial
postcapitalista de Ca L’Afou, que
pretende dar respuesta también a la
necesidad básica de vivienda.
Quien se asocie a la CIC pueden
adquirir productos y servicios a través
del sistema de intercambio comunitario
virtual CES, y en las ferias
y mercados de intercambio. “Yo cultivo
una huerta y prácticamente no
compro comida en euros: adquiero
todo lo que necesito en la ecoxarxa y
a través de la CIC con los ecos que
obtengo por la venta demi verdura”,
explica Vendrells. Consumir dentro
de la CIC posibilita vivir de lo que
una produce. “Así comomucha gente
está excluida del euro, con la moneda
social no, porque cualquiera
tiene habilidades que puede ofrecer
a la gente y con ello puede adquirir
lo que necesite”. Actualmente trabajan
para poner enmarcha el acceso a
centros de salud con ecos.
Un modelo en extensión
Pero las ferias,mercados, las ecoxarxes
y la CIC que las agrupa son, además,
espacios de convivencia. “Ir a
los mercados y a las ferias es algo lúdico,
es encontrarte con amigos, con
una familia en un sentido espiritual”,
reflexiona Vendrells. Las ferias suelen
tener un día de duración y son itinerantes.
En los mercados,
más separados en el tiempo,participan también
asociaciones de la zona.
En la apuesta política de la CIC se
incluye la difusión del modelo.
Imparten charlas sobre las ecorredes,
la cooperativa y la moneda social
en distintos territorios a resultas
de las cuales ya hay semillas de
cooperativas integrales en Euskadi,
Madrid y también en Valencia, donde
se funciona desde 2010 Amalur,
otra cooperativa integral. En Valencia,
la asociación LaMandrágora
está impartiendo talleres prácticos
sobre qué es la Cooperativa Integral
y cómo crear una.
Para Gorka Pinillos, miembro de
la CIC que trabaja en difusión, el trabajo
de generar redes a través de las
cooperativas integrales es fundamental,
pero será imprescindible el
apoyo mutuo entre cooperativas
cuando este tipo de iniciativas se repliquen.
“En ese momento, cuando
cojan fuerza y se extiendan”, subraya,
“el nivel de solidaridad entre procesos
será muy importante como forma
de protección ante una posible
injerencia del Estado”.