Alberto Garzón Espinosa – Consejo Científico de ATTAC.
Inside Job es un documental que ganó un oscar en la última edición de los premios de Hollywood. En él podemos ver un análisis de la crisis de las hipotecas basura desde varias perspectivas, aunque siempre desde el mismo patrón ideológico. Inside Job culpabiliza de la crisis al neoliberalismo y al afán desmedido de los gobiernos estadounidenses de las últimas décadas por desregular el sistema financiero y mantenerlo a salvo de una mínima intervención estatal. Y a partir de ahí examina la crisis desde el lado de los altos empleados de las grandes entidades financieras, desde las asociaciones que promovían la regulación financiera, desde los políticos partidarios de la desregulación y también desde los economistas que justificaron todas las medidas implantadas por el neoliberalismo.
Inside job - Subtítulos en español from dai dai spain on Vimeo.
A mí me parece un buen trabajo de divulgación, y creo que hay varios
aciertos de importancia en todo el documental. El primero, que es
necesario que la gente vea que detrás de las grandes empresas
financieras que se beneficiaron tanto de la burbuja financiera hay
personas de carne y hueso. El segundo, que los reguladores y los
políticos son responsables de la dejación de funciones y más aún de
legitimar el delito gracias a sus leyes. Y el tercero, que es necesario
señalar a los economistas como agentes al servicio de las finanzas y
mostrar cómo son tan bien remunerados por su trabajo de mercenarios.
El
complejo mundo económico actual suele llevarnos muchas veces a hablar
de “mercados financieros”, que es un concepto abstracto que a la gente
corriente le resulta bastante ajeno. Los economistas sabemos de qué
estamos hablando pero el resto de personas acaban por identificar a los
mercados financieros como una gran y deliberada conspiración de unas
cuantas personas contra la ciudadanía. En realidad no es exactamente
así.
Cuando hablamos de “mercados financieros” estamos hablando de
espacios abstractos en los que se negocian títulos que conllevan unos
derechos y obligaciones determinadas, y ejemplos son el mercado de deuda
pública, el mercado de deuda privada, el mercado de acciones, el
mercado de futuros y tantos otros. En el mercado de deuda pública, por
ejemplo, tienes la “obligación” de aportar una cantidad como préstamo al
Estado y el derecho a recibir en un plazo acordado el montante prestado
más unos intereses que se derivan del contrato que se hace con el
Estado. Esos son los mercados financieros en sentido estricto.
Ahora
bien, cuando hablamos de mercados financieros también estamos hablando,
precisamente, de los agentes económicos que allí operan. Y esa es la
clave. Los bancos, otras entidades financieras y tantos otros
instrumentos de gestión de ahorro (como los fondos de inversión
colectiva) son los agentes económicos que actúan y dominan en esos
mercados comprando y vendiendo títulos y haciendo así beneficios. Por lo
tanto, es legítimo decir que ellos son los mercados financieros. Y
detrás de ellos hay personas de carne y hueso que gestionan todas las
decisiones empresariales (por ejemplo la de los bancos) y las cuales
están sometidas a la lógica de la competencia. Actúan como actúan porque
la supervivencia de las empresas para las que trabajan depende de que
así sea.
Un ejemplo con la crisis de las hipotecas subprime. Las
grandes entidades financieras especularon con los títulos derivados y
utilizaron todo tipo de productos financieros complejos para incrementar
sus beneficios y alimentar la burbuja. Pero detrás de todas esas
decisiones había gestores y directivos que firmaban los contratos, y los
cuales tenían que competir entre ellos por sacar el máximo rendimiento a
esa coyuntura. Por eso todos participaron en la fiesta que acabó por
ser un entierro financiero, aunque por supuesto pagado por el Estado.
Inside
Job nos muestra esas caras. La de los directivos de las grandes
empresas a los que no les importaba lo que pudiera ocurrir con la
economía nacional o mundial en el medio o largo plazo. El sistema de
incentivos empresarial y económico les empujaba a comportarse pensando
únicamente en el corto plazo. Y el documental muestra las dos caras de
la moneda. Los muestra como grandes beneficiarios de la crisis, en tanto
que receptores de ingentes cantidades de dinero, pero también como
personas sometidas a un estrés ingobernable que los llevaba al consumo
sistemático de drogas y prostitución.
En segundo lugar, Inside Job
nos muestra a los reguladores que en realidad trabajaron para no tener
que regular. O dicho un poco de broma: para no tener que trabajar. Todos
estos reguladores habían interiorizado la tesis de que el fin de la
historia había llegado y que ninguna crisis financiera asolaría el
mundo. Estaban convencidos de que dejando hacer a los mercados
financieros todo funcionaría mejor. Y en esto estaban todos: políticos
de izquierdas, otrora socialdemócratas, y de derechas. La crisis mostró
cómo su dejación de funciones tuvo grandes consecuencias, pero también
muestra cómo no han sido penalizados por ello. Se siguen aplicando las
mismas políticas y se sigue confiando casi ciegamente en muchos de los
instrumentos y mecanismos responsables de la crisis.
Un aspecto
que me sorprendió sobremanera fue la crítica durísima que se realiza al
gobierno de Obama al final del documental. No porque yo no esté de
acuerdo, que obviamente sí, sino porque me esperaba un “producto” más
del estilo M. Moore. Sin embargo los directores decidieron acabar el
documental explicando cómo Obama había decidido mantener la línea de su
predecesor republicano y cómo todo continuaría igual después de todo.
Una grata sorpresa escuchar eso en un documental así.
Pero los
reguladores trabajan con datos, estudios e informes. Y la principal
fuente de esa información es el mundo académico. Los economistas de las
principales universidades abogaban por un mundo neoliberal, donde los
mercados financieros eran libres en prácticamente todos los sentidos y
donde la mejor receta en regulación era precisamente no regular. Esos
economistas justificaban sus conclusiones con sesudos informes repletos
de tópicos y lugares comunes y con herramientas econométricas que
ocultaron el vacío real de sus trabajos.
Esos economistas eran
además consultores o directamente empleados de las grandes entidades
financieras que eran, precisamente, las grandes beneficiadas de esos
informes. Un conflicto de interés puro y duro que Inside Job muestra
claramente. Y en particular lo muestra con el ejemplo de Miskhin, un
alto economista de la Reserva Federal, y que antes de la dolorosa caída
de Islandia redactó un informe titulado “Estabilidad financiera en
Islandia” alabando el sistema financiero de aquél país. Después del
crack Miskhin debería haber sido enviado al ostracismo, como tantos
otros economistas del estilo, pero él se limitó a volver a la enseñanza.
Eso sí, antes cambió el título de su informe y pasó a llamarlo
“Inestabilidad financiera en Islandia”. Y, como con Miskhin, Inside Job
nos revela casos extraordinarios de ese papel legitimador de los
economistas.
No obstante un apunte. Ver a Miskhin entre las
cuerdas a lo largo de todo el documental (yo diría que en más de una vez
casi echándose a llorar) sugiere también que es posible que muchos de
esos economistas actúen más por ingenuidad que por maldad. Al menos este
hombre decidió aparecer en el documental, cosa que no se puede decir de
muchos otros.
En definitiva, un trabajo que merece la pena ser
divulgado a pesar de que intuyo que no será del todo sencillo para gente
alejada del mundo de la economía y la política. Por supuesto también
hay faltas, y es que en muchos casos no da un paso más y se adentra en
el corazón de la crisis y el sistema. Pero es un documental del que hay
que saber extraer enseñanzas. Por eso en cualquier caso es un material
recomendable.