De un texto del libro de Mario Maffi titulado La cultura underground:
NOTAS:
[1] John Wilde, Gay Lih - Say It Lound-Gay Is Poud!, en «IT», 92, 20 de noviembre-3 de diciembre de 1970.
[2] John Wilde, art. cit.
[3] Octavilla del Gay Liberation Front inglés, ahora en BAMN cit., pág. 213.
[4] John Wilde, art. cit.
[5] En la acepción anglo-americana del término «liberal».
[6] Gay Liberation, en «IT», 95, 31 de diciembre de 1970-14 de enero de 1971.
El Gay Liberation Front
se presenta con muchos caracteres comunes al Women’s Liberation
Movement, sobre todo por la fusión de motivaciones psicológicas y
socioeconómicas, en una dirección tiende a un análisis político de la
situación del homosexual con proposiciones y soluciones potencialmente
revolucionarias. En ambos movimientos, se trata de una minoría sexual
oprimida y que es precisamente en el campo sexual donde experimenta la
opresión que a nivel macroscópico le afecta en el campo socioeconómico.
También valen, pues, para el Gay Liberation Front, las consideraciones
generales hechas para el Women’s Liberation Movement, sobre todo en lo
que se refiere a la naturaleza «de emergencia» de las exigencias y los
análisis de ambos movimientos, ocupados en una fase de maduración y
auto-descubrimiento que podría prolongar una inserción en un frente
revolucionario, pero ya no sobre bases sectoriales y particulares.
En
una sociedad basada en sacros principios, como los del matrimonio
monogámico, la heterosexualidad, el patriarcado, que defienden y ocultan
la naturaleza económica de base con la reprobación y el rechazo moral y
religioso respecto a todas las manifestaciones que escapan a tales
sacros principios, el homosexual ya no es libre en sus propias
elecciones y está obligado a replegarse en un mundo equívoco, ilegal,
mortificante, marginado y marginante, con el que por sí mismo no se
identifica. Se ve relegado a un purgatorio, en el cual sólo está
vagamente seguro si sus capacidades intelectuales o sus condiciones
económicas son suficientes para granjearse el perdón o la aceptación de
la sociedad. Y no siempre se verifica así. Normalmente la expresión de
la sexualidad homófila en público desencadena la ira de la «gente
normal», «el ostracismo social de los chovinistas heterosexuales», los
ataques de bandas de jóvenes en busca de emociones y de la agresión por
sí misma. Esta situación opresiva les lleva finalmente a determinadas
áreas-gueto, fuera de las cuales raramente es aconsejable aventurarse,
si no es ocultando trágicamente la propia personalidad.
Los
homosexuales sufren, pues, frecuentes discriminaciones en el trabajo y
en la búsqueda de una vivienda si se atreven a manifestarse honestamente
como tales.
Para escapar a la sórdida opresión de la
provincia y de la periferia, muchos se trasladan a Londres y viven
públicamente en su gueto o subcultura gay; llevan vidas
esquizofrénicas, fingiendo ser normales en el trabajo y volviendo a ser
abiertamente homófilos de noche en los clubs y pubs de Chelsea y Earls Court [1].
En
el terreno individual, la vía de salida de tal situación es reprimir
las propias tendencias frente a los demás y frente a sí mismos —con la
inevitable consecuencia de producir situaciones esquizofrénicas y
neuróticas difícilmente solucionables— o aceptar esta subcultura gay, alineada, explotada y explotadora.
El
Gay Liberation Front se organizó para hallar soluciones radicales a
esos problemas. En USA el movimiento es muy amplio: desde la Bahía de
San Francisco se ha extendido muy pronto a otras grandes ciudades, con
masivas demostraciones de protesta contra las brutalidades de la
policía, de apoyo a movimientos afines como el Women’s Liberation, de
reivindicación de los propios derechos y afirmación de la necesidad de
una alianza con los movimientos de lucha contra el sistema.
El
puerco sistema USA sólo permite a los invertidos vivir en determinadas
áreas-gueto, aterrorizados por los puercos-policías, explotados por la
mafia, con una psiquiatría reaccionaria difundida expresamente para
conseguir devolver a los invertidos al mundo de Norman Normal [2].
En
lo que se refiere a las reivindicaciones inmediatas y parciales, la
protesta del Gay Liberation Front apunta especialmente contra los
métodos psiquiátricos institucionales, en un rechazo de situar en un
mismo plano homosexualidad y enfermedades mentales, de considerar la
homosexualidad como una anormalidad psicológica que hay que curar con
tratamientos a base de shocks y similares. De ahí, la intervención en
algunos congresos de psiquiatría en los que se ilustraban las últimas
adquisiciones científicas para la «cura de la homosexualidad»
(¡proyección de diapositivas de cuerpos masculinos desnudos, acompañadas
de descargas eléctricas!).
El Gay Liberation Front exige…
-
que toda discriminación contra los homosexuales, masculinos y
femeninos, por parte de las leyes, de los dadores de trabajo, y de la
sociedad en general, cese de inmediato.
- que todos
aquellos que se sienten atraídos por miembros del mismo sexo comiencen a
comprender que esos sentimientos son perfectamente normales.
- que en las escuelas la educación sexual deje de estar exclusivamente dirigido en sentido heterosexual.
-
que los psiquiatras dejen de tratar la homosexualidad como si fuese un
ejemplo de enfermedad, produciendo de este modo absurdos complejos de
culpa en los homosexuales.
- que los homosexuales sean
completamente libres de entrar en contacto con otros homosexuales, a
través de anuncios en los diarios, por la calle y en cualquier otro
lugar que quieran, de la misma manera que pueden hacerlo los
heterosexuales, y que la persecución policíaca cese inmediatamente.
- que los dadores de trabajo no tengan la posibilidad de discriminar en contra de nadie debido a sus preferencias sexuales.
- que la edad de la razón para los homosexuales masculinos sea la misma que para los no homosexuales.
- que los homosexuales sean libres de tomarse de la mano y besarse en público, como los heterosexuales.
¡GAY es bello!
¡Todo el poder al pueblo oprimido! [3]
Más
allá de estos objetivos limitados, el Gay Liberation Front también
tiene clara su posición dentro de una perspectiva más amplia y radical.
El mismo mensaje de solidaridad de Huey P. Newton, en nombre del Black
Panther Party, subraya que la lucha de las mujeres y de los homosexuales
se inserta en el frente más vasto de la lucha contra el sistema, a la
que ofrece material y energías valiosas. En tal sentido, ha surgido una
escisión en el interior del moviendo entre la línea reformista (que se
sitúa sobre la base de objetivos exclusivamente reivindicativos) y la
línea radical.
El motivo por el
cual la liberación de los homosexuales será tan importante para
cualquier forma de revolución social es que pone al desnudo los mitos
referentes a masculinidad y feminidad, que tan importantes son en
nuestra sociedad para mantener a la gente en «su sitio». La mayor parte
de la gente normal —hip o no— se pone tensa en cuanto se plantea
el tema de la homosexualidad. Generalmente se siente amenazada, quizás
porque frecuentemente ha reprimido inclinaciones homosexuales que
nuestra cultura ha acostumbrado a considerar desviadas y anormales. La
revolución deberá cambiar TODAS las instituciones opresivas de nuestra
sociedad: económicas, políticas y culturales. Si las personas que están
culturalmente oprimidas por el hecho de ser homosexuales no se organizan
a partir de su represión concreta, formulando sus exigencias de una
nueva sociedad, la específica opresión que denominamos sexismo aparecerá
idéntica en la nueva sociedad… ¡NINGUNA REVOLUCION SIN NOSOTROS! [4]
Esta fractura entre el grupo llamado de los revolutionaries y el llamado de los chickenshit liberals (liberales cagados) [5],
aparece muy bien documentada en del Gay Liberation Front inglés, de
formación más reciente. Al analizar la situación inglesa, el grupo
radical explica que la incapacidad del capitalismo para servir las
necesidades del pueblo (casa, educación, servicios sociales, etc.) ha
originado una situación en la cual la población de color es utilizada
como chivo emisario, con demagogos racistas tipo Powell que juegan con
los reaccionarios prejuicios populares, y gobiernos, tanto conservadores
como laboristas, que se someten de buena gana a las exigencias
reaccionarias (leyes sobre la emigración, etc.), y cómo la clase
dirigente está pasando ahora a la represión legal contra los militantes
obreros con la Industrial Relations Act.
Los
homosexuales no pueden permanecer indiferentes a la guerra mundial
contra el capitalismo y el imperialismo… Todos los ejemplos históricos
muestran que la represión de la clase obrera, el racismo y los ataques a
los homosexuales son cosas que van juntas. Todas ellas son factores del
capitalismo autoritario o del fascismo… En Inglaterra, los homosexuales
podrían ser perfectamente las próximas víctimas de la policía de la
«Ley y Orden» [6].
MARIO MAFFI, La Cultura Underground. Ed. Anagrama, 1972.
(Este texto forma parte del capítulo V, «La política», de la Primera Parte del libro.)
(Este texto forma parte del capítulo V, «La política», de la Primera Parte del libro.)
NOTAS:
[1] John Wilde, Gay Lih - Say It Lound-Gay Is Poud!, en «IT», 92, 20 de noviembre-3 de diciembre de 1970.
[2] John Wilde, art. cit.
[3] Octavilla del Gay Liberation Front inglés, ahora en BAMN cit., pág. 213.
[4] John Wilde, art. cit.
[5] En la acepción anglo-americana del término «liberal».
[6] Gay Liberation, en «IT», 95, 31 de diciembre de 1970-14 de enero de 1971.