Lídia Montesinos
1. Precedentes y contexto
La
irrupción de una ola de protestas y acampadas en todo el estado español
responde al contexto internacional de crisis económica. Tiene como
referentes inmediatos las imágenes de Plaza Tahir en Egipto, las
revueltas en Túnez y también la revolución silenciosa de Islandia.
Ante
las expectativas que han abierto las protestas, se suceden preguntas en
torno a qué se gesta en su interior, cuál es el alcance y la
profundidad de este proceso y cuáles las potencialidades y limitaciones
que plantea. Las protestas han transformado el clima social y político
del país: la clase política ha quedado desacreditada y los movimientos
sociales se han visto interpelados por un momento de efervescencia y
participación multitudinaria, que aun no respondiendo del todo a sus
esquemas, emerge como una oportunidad para discutir y plantear temas
habitualmente silenciados.
En
el estado Español la mecha se enciende una semana antes de las
elecciones municipales y autonómicas (22 de mayo), a partir de la
manifestación convocada por la plataforma Democracia real YA!
bajo el lema “Todos a la calle! No somos mercancía en manos de
políticos y banqueros” (15 de mayo). Esta manifestación recogía el
malestar por un mapa político repleto de casos de corrupción minimizados
por el establishment y por sus desmesurados privilegios económicos y
sociales (elevados sueldos, viáticos, pensión vitalicia, escoltas,
chóferes...), en un contexto general de recortes sociales y de derechos
para el resto de la población, así como de encarecimiento de la vida y
subida general de precios. La mayor expresión de esta infamia es el
millonario rescate a la banca de su crisis financiera con dinero
público, mientras se reducen los sueldos de las trabajadoras, se ignora
la problemática de la incapacidad de pago de las hipotecas, el paro
alcanza cifras históricas y se recortan los presupuestos de educación,
sanidad, los fondos de pensiones y las ayudas sociales. La apuesta por
servicios privados o mixtos consolida el desmantelamiento del Estado, lo
cual se percibe como una pérdida de las conquistas sociales logradas
por las generaciones anteriores y como la supeditación de la clase
política al poder económico financiero y de las grandes empresas. Al
descrédito de los partidos políticos se suma una ley electoral
arbitraria que impone el bipartidismo (Partido Socialista Español, PSE y Partido Popular, PP), y así, la demanda de una reforma en esta ley se ha convertido en otro de los ejes principales de la protesta.
Ante
este panorama desolador, marcado por la derrota histórica de la
izquierda, encontramos algunos precedentes de las movilizaciones del
15M. Por ejemplo, las masivas protestas en contra de la guerra de Irak
en 2004 que interrumpen un largo periodo de pasividad sacando a la calle
a cientos de miles de personas. En 2006 irrumpe el colectivo V de Vivienda
con la consigna “No tendrás casa en tu puta vida”, que consigue
vincular a través de la red y mensajes de móvil a cientos de jóvenes en
las principales ciudades del estado. La coordinación conseguida entre
distintas ciudades a través de la red dio paso después a movimientos y
plataformas virtuales como Juventud Sin futuro,
que logró convocar en abril de 2011 a miles de jóvenes en numerosas
ciudades, esta vez gritando: “Sin casa, sin pensión, sin futuro, sin
miedo”.
En otra
superficie pero en relación a las transformaciones estructurales que
emprende el modelo neoliberal, en 2008 resurge el movimiento estudiantil
en protesta contra el Plan Bolonia, que consolida las reformas europeas
y la tendencia privatizadora y mercantil en la educación universitaria.
A través de la ocupación de las universidades, el movimiento Anti
Bolonia logra coordinar una movilización a nivel estatal y conectar con
distintas ciudades de Europa que también expresaban su descontento
social (Italia, Grecia, Francia...).
La
huelga general del 29 de septiembre de 2010, aunque no fue masiva,
situaba las demandas laborales (contra los recortes salariales, los
despidos masivos, el desempleo...) en el centro del conflicto. La
represión policial y la condena mediática a los piquetes de Barcelona,
puso nuevamente en escena al enemigo público: “los anti-sistema”, lo
cual reabre el debate sobre las formas de protesta y la efectividad o
legitimidad de responder a los ataques de la policía. La criminalización
de la protesta social ha provocado que la actual movilización haya
asumido ¿de modo táctico? un posicionamiento radicalmente pacifista, que
no quiere dar ningún pretexto para ser reprimido o criminalizado. Los
hechos acontecidos en Barcelona este 26 de mayo cuando los mossos d'esquadra
“limpiaron” plaza Catalunya, pusieron a prueba este posicionamiento,
que demostró la férrea convicción de las indignadas en un proceso de
resistencia pacífica hasta sus últimas consecuencias, llegando al
extremo de aguantar los incesantes golpes de la policía sin siquiera
defenderse.
Todos estos
movimientos han generado procesos de politización de nuevas generaciones
y la maduración de redes y conexiones entre movimientos sociales,
vecinales y sindicales de base, que generan una incipiente resistencia
que se anticipa de algún modo al espontaneísmo y la masificación del
actual movimiento. Lo característico de estas plataformas que convergen
en las actuales movilizaciones es que no cuentan con caras visibles y se
expanden a través de las redes sociales. En este sentido, el colectivo Anonymous comienza también a cobrar visibilidad con acciones en la red e intervenciones públicas en contra
de la Ley Sinde (diciembre de 2010), que regula y controla la libertad
de información en Internet, persiguiendo el intercambio de archivos y
las descargas libres.
En este contexto, la resonancia del llamamiento de Stephan Hessel: ¡Indignaos!,
pone nombre al malestar actual. La rabia, la bronca, el cabreo y la
impotencia provocaron que al finalizar la marcha del 15M, un centenar de
personas decidiera quedarse a acampar en la plaza del Sol de Madrid e
iniciar así una nueva fase de movilizaciones. El desalojo de los
primeros acampados tuvo gran repercusión mediática a través de facebook, Twitter, Youtube
y la prensa oficial y esto encendió la mecha para que comenzaran
acampadas en múltiples ciudades del estado, se fortalecieran y crecieran
las que ya existían y se multiplicaran las concentraciones ante las
embajadas de distintos países europeos. Desde este momento, la realidad
del movimiento ha sido desbordante y ha sobrepasado la organización de
las plataformas convocantes, que han empezado a desvincularse, a tratar
de controlar las acampadas o que se han ido diluyendo en una masa
heterogénea que reivindica no tener representantes.
2. ¿Cómo se han organizado las acampadas?
En
un primer momento se reúnen en asambleas generales, en donde se
comienzan a manifestar los malestares individuales y colectivos,
testimonios, quejas. Se convierte en un espacio para expresar el sentido
de porqué se esta allí, compartir el hastío y la indignación. La
asamblea general es el escenario de una catarsis social, que genera un
sentimiento de pertenencia a una comunidad de afectados por la crisis
con deseo de cambiar las cosas. Poco a poco, se pasa del espontaneismo a la construcción de propuestas y a la organización de comisiones y grupos de trabajo.
También
comienza a darse una organización interna de las acampadas mediante
comisiones que se reparten las tareas de acondicionamiento de los
espacios, organización de actividades culturales, conciertos, charlas,
talleres, etc.. Las comisiones de comunicación atienden los puntos de
información, elaboran blogs de cada acampada, grupos de facebook, Twitter,
comunicados y materiales de difusión. No obstante, el rol más relevante
que juegan las comisiones y los grupos de debate es constituirse como
un espacio de discusión y elaboración de demandas y propuestas que
posteriormente cada acampada consensúa en asamblea general.
3. Crisis en la política representacional
En
medio de estas protestas, los resultados electorales arrojan varias
cuestiones de interés: una baja participación que situaría la abstención
como primera fuerza (33%), el aumento del voto en blanco y el voto
nulo, y el incremento de votos a los partidos de izquierda minoritarios.
Se abre así un pequeña brecha al bipartidismo imperante, aunque esto
provoca que la derecha obtenga mayorías en buena parte del país. La
excepción es el País Vasco y en menor medida Navarra, donde la gran
novedad ha sido el triunfo electoral de la coalición Bildu, que incluye a
las bases de la izquierda abertzale tras estar casi 10 años ilegalizadas por su supuesta vinculación con la banda armada ETA. La izquierda abertzale
es un movimiento que cuenta con amplio respaldo de la sociedad civil en
estos territorios y que en el último año ha apostado definitivamente
por una vía pacífica y estrictamente política para conseguir el cambio
que defiende. En este sentido, ha habido quienes han visto paralelismos
entre las demandas del movimiento 15M y las propuestas y prácticas de
Bildu, así como algunos partidos minoritarios de izquierda también han
hecho cuerpo con los planteamientos de las indignadas.
4. Vectores del 15M
5. Del entusiasmo
Uno
de los cambios más significativos iniciado el 15M tiene que ver con el
estado de ánimo social, que fluctúa de una pasividad generalizada a un
entusiasmo que conmueve al más escéptico. El empoderamiento que han
llevado adelante sobre todo personas muy jóvenes, ha provocado que las
personas mayores se contagien y hagan referencia a lo que vivieron con
mayo del 68. En este sentido, se toma conciencia de que se abre la
posibilidad de gestar un cambio profundo en los modos de organizarse y
entender la política, que pasa por el desplazamiento desde una
democracia representativa a una democracia participativa. El elemento
novedoso de que irrumpa una multitud que no sólo plantea
cuestionamientos al sistema, sino que tiene la voluntad de discutir y
lanzar propuestas, tiene una dimensión emotiva, que consiste en la
posibilidad de encontrarse y ser escuchados, convivir y organizarse con
gente desconocida.
Además de ser una experiencia nueva, el hecho de que esto se geste en medio de una crisis total, provoca que las emociones estén a flor de piel y hace comprensible la ilusión y el entusiasmo con que sus protagonistas viven esta experiencia colectiva. En este sentido, no es menor que comparezca cierto mesianismo ligado a un cambio de conciencia y espiritualidad. Éste se relaciona con una renovada apuesta por el pacifismo que se escenifica en la imagen de mujeres y hombres de distintas edades ofreciendo flores a los policías como respuesta a la paliza recibida en Barcelona. Este pacifismo y la obsesión por cumplir la ley para no dar lugar a la represión da cuenta de la brecha entre la población que se manifiesta por primera vez y los individuos y colectivos que ya se han enfrentado a procesos de organización y posterior represión, generalmente invisibilizados por los medios y que ven en este movimiento altamente mediatizado y tolerado por el poder, un colectivo de carácter reformista, ciudadanista que puede convertirse con el tiempo en una nueva fuerza electoral.
Además de ser una experiencia nueva, el hecho de que esto se geste en medio de una crisis total, provoca que las emociones estén a flor de piel y hace comprensible la ilusión y el entusiasmo con que sus protagonistas viven esta experiencia colectiva. En este sentido, no es menor que comparezca cierto mesianismo ligado a un cambio de conciencia y espiritualidad. Éste se relaciona con una renovada apuesta por el pacifismo que se escenifica en la imagen de mujeres y hombres de distintas edades ofreciendo flores a los policías como respuesta a la paliza recibida en Barcelona. Este pacifismo y la obsesión por cumplir la ley para no dar lugar a la represión da cuenta de la brecha entre la población que se manifiesta por primera vez y los individuos y colectivos que ya se han enfrentado a procesos de organización y posterior represión, generalmente invisibilizados por los medios y que ven en este movimiento altamente mediatizado y tolerado por el poder, un colectivo de carácter reformista, ciudadanista que puede convertirse con el tiempo en una nueva fuerza electoral.
Sin
embargo, la resistencia pacifica nos da a entender que este movimiento
ha generado un entusiasmo y una identificación tal, que la gente ha
vencido el miedo y ha aguantado los golpes de la policía mostrando una
convicción en la vía pacifica que nos ha estremecido. Todo este proceso
ha abocado a los colectivos ya organizados a replantearse la forma de
socializar sus reivindicaciones y los métodos de lucha.
En estos
momentos las distintas acampadas debaten su futuro inmediato. Muchas de
ellas ya han consensuado unas demandas de mínimos y discuten cÓmo dar
continuidad al movimiento en la era post-acampadas. Otras prolongaran su
estancia hasta elaborar esos mínimos y otras dan paso a la organización
en asambleas de barrio.
Quizás,
en este plano, las acampadas sin revuelta del 15M marquen un antes y un
después no sólo en la utilización social de Internet, sino también en
la lucha por formas algo más justas de hacer
política, que pasen por la participación ciudadana y que pongan énfasis
especialmente en la precariedad que provocan las injusticias del
sistema económico. Es todavía demasiado pronto para visualizar las
repercusiones efectivas de este movimiento.
Este texto ha sido escrito para el periódico alemán ak-analyse & kritik (www.akweb.de )
y está basado en nuestra experiencia en la acampada de Pamplona-Iruña,
la conversación con personas acampadas en otros lugares del estado y la
información difundida en la red.