15M: Indignación Real YA!

Lídia Montesinos
Esteban Zamora

1. Precedentes y contexto
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La irrupción de una ola de protestas y acampadas en todo el estado español responde al contexto internacional de crisis económica. Tiene como referentes inmediatos las imágenes de Plaza Tahir en Egipto, las revueltas en Túnez y también la revolución silenciosa de Islandia.
Ante las expectativas que han abierto las protestas, se suceden preguntas en torno a qué se gesta en su interior, cuál es el alcance y la profundidad de este proceso y cuáles las potencialidades y limitaciones que plantea. Las protestas han transformado el clima social y político del país: la clase política ha quedado desacreditada y los movimientos sociales se han visto interpelados por un momento de efervescencia y participación multitudinaria, que aun no respondiendo del todo a sus esquemas, emerge como una oportunidad para discutir y plantear temas habitualmente silenciados.

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En el estado Español la mecha se enciende una semana antes de las elecciones municipales y autonómicas (22 de mayo), a partir de la manifestación convocada por la plataforma Democracia real YA! bajo el lema “Todos a la calle! No somos mercancía en manos de políticos y banqueros” (15 de mayo). Esta manifestación recogía el malestar por un mapa político repleto de casos de corrupción minimizados por el establishment y por sus desmesurados privilegios económicos y sociales (elevados sueldos, viáticos, pensión vitalicia, escoltas, chóferes...), en un contexto general de recortes sociales y de derechos para el resto de la población, así como de encarecimiento de la vida y subida general de precios. La mayor expresión de esta infamia es el millonario rescate a la banca de su crisis financiera con dinero público, mientras se reducen los sueldos de las trabajadoras, se ignora la problemática de la incapacidad de pago de las hipotecas, el paro alcanza cifras históricas y se recortan los presupuestos de educación, sanidad, los fondos de pensiones y las ayudas sociales. La apuesta por servicios privados o mixtos consolida el desmantelamiento del Estado, lo cual se percibe como una pérdida de las conquistas sociales logradas por las generaciones anteriores y como la supeditación de la clase política al poder económico financiero y de las grandes empresas. Al descrédito de los partidos políticos se suma una ley electoral arbitraria que impone el  bipartidismo (Partido Socialista Español, PSE y Partido Popular, PP), y así, la demanda de una reforma en esta ley  se ha convertido en otro de los ejes principales de la protesta. 

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Ante este panorama desolador, marcado por la derrota histórica de la izquierda, encontramos algunos precedentes de las movilizaciones del 15M. Por ejemplo, las masivas protestas en contra de la guerra de Irak en 2004 que interrumpen un largo periodo de pasividad sacando a la calle a cientos de miles de personas. En 2006 irrumpe el colectivo V de Vivienda con la consigna “No tendrás casa en tu puta vida”, que consigue vincular a través de la red y mensajes de móvil a cientos de jóvenes en las principales ciudades del estado. La coordinación conseguida entre distintas ciudades a través de la red dio paso después a movimientos y plataformas virtuales como Juventud Sin futuro, que logró convocar en abril de 2011 a miles de jóvenes en numerosas ciudades, esta vez gritando: “Sin casa, sin pensión, sin futuro, sin miedo”.
En otra superficie pero en relación a las transformaciones estructurales que emprende el modelo neoliberal, en 2008 resurge el movimiento estudiantil en protesta contra el Plan Bolonia, que consolida las reformas europeas y la tendencia privatizadora y mercantil en la educación universitaria. A través de la ocupación de las universidades, el movimiento Anti Bolonia logra coordinar una movilización a nivel estatal y conectar con distintas ciudades de Europa que también expresaban su descontento social (Italia, Grecia, Francia...).
La huelga general del 29 de septiembre de 2010, aunque no fue masiva, situaba las demandas laborales (contra los recortes salariales, los despidos masivos, el desempleo...) en el centro del conflicto. La represión policial y la condena mediática a los piquetes de Barcelona, puso nuevamente en escena al enemigo público: “los anti-sistema”, lo cual reabre el debate sobre las formas de protesta y la efectividad o legitimidad de responder a los ataques de la policía. La criminalización de la protesta social ha provocado que la actual movilización haya asumido ¿de modo táctico? un posicionamiento radicalmente pacifista, que no quiere dar ningún pretexto para ser reprimido o criminalizado. Los hechos acontecidos en Barcelona este 26 de mayo cuando los mossos d'esquadra “limpiaron” plaza Catalunya, pusieron a prueba este posicionamiento, que demostró la férrea convicción de las indignadas en un proceso de resistencia pacífica hasta sus últimas consecuencias, llegando al extremo de aguantar los incesantes golpes de la policía sin siquiera defenderse.

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Todos estos movimientos han generado procesos de politización de nuevas generaciones y la maduración de redes y conexiones entre movimientos sociales, vecinales y sindicales de base, que generan una incipiente resistencia que se anticipa de algún modo al espontaneísmo y la masificación del actual movimiento. Lo característico de estas plataformas que convergen en las actuales movilizaciones es que no cuentan con caras visibles y se expanden a través de las redes sociales. En este sentido, el colectivo Anonymous comienza también a cobrar visibilidad con acciones en la red e intervenciones públicas en  contra de la Ley Sinde (diciembre de 2010), que regula y controla la libertad de información en Internet, persiguiendo el intercambio de archivos y las descargas libres.

En este contexto, la resonancia del llamamiento de Stephan Hessel: ¡Indignaos!, pone nombre al malestar actual. La rabia, la bronca, el cabreo y la impotencia provocaron que al finalizar la marcha del 15M, un centenar de personas decidiera quedarse a acampar en la plaza del Sol de Madrid e iniciar así una nueva fase de movilizaciones. El desalojo de los primeros acampados tuvo gran repercusión mediática a través de facebook, Twitter, Youtube y la prensa oficial y esto encendió la mecha para que comenzaran acampadas en múltiples ciudades del estado, se fortalecieran y crecieran las que ya existían y se multiplicaran las concentraciones ante las embajadas de distintos países europeos. Desde este momento, la realidad del movimiento ha sido desbordante y ha sobrepasado la organización de las plataformas convocantes, que han empezado a desvincularse, a tratar de controlar las acampadas o que se han ido diluyendo en una masa heterogénea que reivindica no tener representantes.

2. ¿Cómo se han organizado las acampadas?
En un primer momento se reúnen en asambleas generales, en donde se comienzan a manifestar los malestares individuales y colectivos, testimonios, quejas. Se convierte en un espacio para expresar el sentido de porqué se esta allí, compartir el hastío y la indignación. La asamblea general es el escenario de una catarsis social, que genera un sentimiento de pertenencia a una comunidad de afectados por la crisis con deseo de cambiar las cosas. Poco a poco, se pasa del  espontaneismo a la construcción de propuestas y a la organización de comisiones y grupos de trabajo.
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También comienza a darse una organización interna de las acampadas mediante comisiones que se reparten las tareas de acondicionamiento de los espacios, organización de actividades culturales, conciertos, charlas, talleres, etc.. Las comisiones de comunicación atienden los puntos de información, elaboran blogs de cada acampada, grupos de facebook, Twitter, comunicados y materiales de difusión. No obstante, el rol más relevante que juegan las comisiones y los grupos de debate es constituirse como un espacio de discusión y elaboración de demandas y propuestas que posteriormente cada acampada consensúa en asamblea general.

3. Crisis en la política representacional
En medio de estas protestas, los resultados electorales arrojan varias cuestiones de interés: una baja participación que situaría la abstención como primera fuerza (33%), el aumento del voto en blanco y el voto nulo, y el incremento de votos a los partidos de izquierda minoritarios. Se abre así un pequeña brecha al bipartidismo imperante, aunque esto provoca que la derecha obtenga mayorías en buena parte del país. La excepción es el País Vasco y en menor medida Navarra, donde la gran novedad ha sido el triunfo electoral de la coalición Bildu, que incluye a las bases de la izquierda abertzale tras estar casi 10 años ilegalizadas por su supuesta vinculación con la banda armada ETA. La izquierda abertzale es un movimiento que cuenta con amplio respaldo de la sociedad civil en estos territorios y que en el último año ha apostado definitivamente por una vía pacífica y estrictamente política para conseguir el cambio que defiende. En este sentido, ha habido quienes han visto paralelismos entre las demandas del movimiento 15M y las propuestas y prácticas de Bildu, así como algunos partidos minoritarios de izquierda también han hecho cuerpo con los planteamientos de las indignadas.

4. Vectores del 15M
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El hecho de que el movimiento se defina como apolítico, “ni de derechas ni de izquierdas”, plural y  abierto a todo el mundo, se ha traducido en algunas asambleas en una política del consenso que no se atreve a abordar los temas conflictivos y neutraliza en algunos casos el ingreso de discursos más críticos alegando que generan discordia, dividen y no están consensuados. En este punto se manifiesta la presencia de una tendencia ciudadanista que evita posicionarse ante temas como monarquía o república, la tortura, la cárcel, la memoria histórica, la cuestión nacional, la diversidad lingüística o el uso de la violencia.

Es especialmente remarcable la resistencia que han generado los planteamientos feministas, y esto es expresión del rechazo a colectivos ya organizados que se asocian con un posicionamiento político predeterminado, cuestión que deja ver una cierta ceguera ante la tradición de lucha de muchos colectivos que no han esperado a la crisis para alzar su voz ante las múltiples injusticias sociales. De este modo, un amplio sector de las indignadas oscila entre el buen rollismo ingenuo y el dirigismo ciudadanista que abre un paradojal proceso de politización despolitizadora. Sin embargo, este elemento es el que se reivindica como la máxima potencialidad de un movimiento que está por encima de las ideologías y que pone en el centro lo común: el hecho de estar todas afectadas por la crisis y por un sistema político corrupto supeditado al poder financiero.

5. Del entusiasmo
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Uno de los cambios más significativos iniciado el 15M tiene que ver con el estado de ánimo social, que fluctúa de una pasividad generalizada a un entusiasmo que conmueve al más escéptico. El empoderamiento que han llevado adelante sobre todo personas muy jóvenes, ha provocado que las personas mayores se contagien y hagan referencia a lo que vivieron con mayo del 68. En este sentido, se toma conciencia de que se abre la posibilidad de gestar un cambio profundo en los modos de organizarse y entender la política, que pasa por el desplazamiento desde una democracia representativa a una democracia participativa. El elemento novedoso de que irrumpa una multitud que no sólo plantea cuestionamientos al sistema, sino que tiene la voluntad de discutir y lanzar propuestas, tiene una dimensión emotiva, que consiste en la posibilidad de encontrarse y ser escuchados, convivir y organizarse con gente desconocida.

Además de ser una experiencia nueva, el hecho de que esto se geste en medio de una crisis total, provoca que las emociones estén a flor de piel y hace comprensible la ilusión y el entusiasmo con que sus protagonistas viven esta experiencia colectiva. En este sentido, no es menor que comparezca cierto mesianismo ligado a un cambio de conciencia y  espiritualidad. Éste se relaciona con una renovada apuesta por el pacifismo que se escenifica en la imagen de mujeres y hombres de distintas edades ofreciendo flores a los policías como respuesta a la paliza recibida en Barcelona. Este pacifismo y la obsesión por cumplir la ley para no dar lugar a la represión da cuenta de la brecha entre la población que se manifiesta por primera vez y los individuos y colectivos que ya se han enfrentado a procesos de organización y posterior represión, generalmente invisibilizados por los medios y que ven en este movimiento altamente mediatizado y tolerado por el poder, un colectivo de carácter reformista, ciudadanista que puede convertirse con el tiempo en una nueva fuerza electoral.
Nuria_Prieto_20110520_01Sin embargo, la resistencia pacifica nos da a entender que este movimiento ha generado un entusiasmo y una identificación tal, que la gente ha vencido el miedo y ha aguantado los golpes de la policía mostrando una convicción en la vía pacifica que nos ha estremecido. Todo este proceso ha abocado a los colectivos ya organizados a replantearse la forma de socializar sus reivindicaciones y los métodos de lucha.

En estos momentos las distintas acampadas debaten su futuro inmediato. Muchas de ellas ya han consensuado unas demandas de mínimos y discuten cÓmo dar continuidad al movimiento en la era post-acampadas. Otras prolongaran su estancia hasta elaborar esos mínimos y otras dan paso a la organización en asambleas de barrio.
Quizás, en este plano, las acampadas sin revuelta del 15M marquen un antes y un después no sólo en la utilización social de Internet, sino también en la lucha por formas algo más justas de  hacer política, que pasen por la participación ciudadana y que pongan énfasis especialmente en la precariedad que provocan las injusticias del sistema económico. Es todavía demasiado pronto para visualizar las repercusiones efectivas de este movimiento.
  
Este texto ha sido escrito para el periódico alemán ak-analyse & kritik (www.akweb.de ) y está basado en nuestra experiencia en la acampada de Pamplona-Iruña, la conversación con personas acampadas en otros lugares del estado y la información difundida en la red. 

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