Cualquiera de nosotros puede darse cuenta de que todos tenemos una idea
más o menos abstracta, de como debería de funcionar el mundo,
independientemente de la ideología, educación, o nivel social. Y este
punto lo vemos cada día en los bares, en las comidas familiares,
manifestaciones, y en cualquier otra circunstancia que propicie la
comunicación entre personas, como por ejemplo aquí en Internet.
Vemos como cada día centenares de miles de personas, incluso millones de personas se ponen de acuerdo para reivindicar una determinada causa. Causas que creemos justas y que en algunos casos son mayoritarias entre la población. Sin embargo, irónicamente, somos despojados de nuestro derecho democrático, de imponer en beneficio de todos la soberanía popular que nos otorga la constitución.
Queda patente por tanto, que existe una conciencia colectiva, que absorbe las posibles mejoras del sistema, las interioriza, y que de alguna forma nos ayuda a progresar como sociedad. No es precisamente fruto de la casualidad, que hoy en día, que tenemos más libertad de comunicación que en ninguna otra época histórica, cada día los avances, científicos y tecnológicos, se produzcan a mayor velocidad.
Bajo este punto, carece de sentido atribuir el progreso humano, exclusivamente a grandes prodigios individuales, mentes sin duda privilegiadas que nos han ayudado a dar pasos importantes, pero cuyos hallazgos se deben en gran parte a los infinitos pasos que han dado sus predecesores y colaboradores explorando en terrenos desconocidos. Pero no solo el trabajo previo les ha llevado hasta ahí, su trabajo habría quedado en el desconocimiento más absoluto, si esa conciencia global no hubiera asimilado poco a poco, como ciertas, todas esas teorías fantásticas, que estos genios a los que tanto debemos han formulado.
De alguna forma, ha sido esta conciencia global, la que ha permitido que la ciencia avanzase, enfrentándose, muchas veces, a los grandes grupos de poder, que desde siempre han intentado controlar, cualquier cambio que pudiese amenazar su posición social privilegiada, aunque este cambio fuese positivo para la sociedad en su conjunto. Esto ha llevado a circunstancias extrañas, como la persecución de la ciencia, por parte de la iglesia católica en la edad media, o más recientemente, el control por parte de reducidos grupos de poder, sobre los gobiernos, las economías, los medios de comunicación, o sobre el conocimiento en si mismo.
Todo esto nos obliga, definitivamente a revelarnos continuamente contra estos abusos de poder, para conseguir logros, como por ejemplo, las conquistas sociales, la implantación de las energías renovables, la defensa del patrimonio natural, logros tan simples como la pacificación de nuestra sociedad, logros que como todos sabemos, han sido boicoteados una y otra vez por estos pequeños grupos de poder. Muchos de vosotros podríais pensar que todo esto es fruto del esfuerzo de una élite gobernante, que siguiendo los designios mostrados por científicos y expertos han ido incorporando estas novedades a nuestra vida rutinaria. Nada más lejos de la realidad, si abrimos los ojos vemos como cada día, las élites gobernantes realizan enormes esfuerzos para conservar sus privilegios y la rentabilidad de sus negocios, por obsoletos que estos sean, perjudicando así a la sociedad. Sin más, vemos como la economía global, ciclo tras ciclo vuelve a los mismos patrones de crecimiento insostenible, basado en la construcción, en el apoyo a los combustibles fósiles tradicionales (Véanse, por ejemplo, las subvenciones al carbón español, o las intenciones de EEUU de saltarse a la torera las leyes que protegen su patrimonio natural para extraer su petróleo), y en el consumismo sin sentido que se promueve como estilo de vida. Por no hablar del negocio de la guerra.
Y si estas razones no os parecen suficientes os daré otra, allí donde el pueblo no es capaz de dirigir su futuro, por la falta de nivel cultural o de democracia, es justo donde los gobiernos cometen los mayores abusos y atrocidades sobre la población.
Decir por tanto, que la democracia participativa, existe, pero no es eficiente, pues las decisiones que la sociedad toma a través de esa conciencia global, tardan años, incluso siglos, en llegar a las esferas de poder. Y para alcanzar el verdadero progreso necesitamos ser eficientes.
Y esto se consigue, con el voto directo y electrónico, un sencillo sistema, controlado por el DNI-e, que nos permitiría rechazar cualquier proyecto de ley que fuera contrario a nuestros intereses, los intereses de la población, que a menudo no coinciden con los de las minorías que nos gobiernan. Incluso nos permitiría aprobar, las iniciativas legislativas populares que el pueblo en ejercicio de su soberanía lleve al parlamento. Esto sería naturalmente voluntario, cuando no quisiéramos participar, seguiríamos teniendo la posibilidad de delegar nuestro voto como hemos hecho desde el principio de la democracia.
Resumiendo los beneficios de esta eficiencia democrática, significaría poder controlar a nuestros gobiernos para evitar la corrupción, el despilfarro y las desigualdades, para luchar contra las injusticias y la especulación, pero además significaría la aparición de sinergias colectivas para mejorar el funcionamiento del sistema, para innovar más y mejor, para luchar por la defensa de nuestro patrimonio natural, contra la pobreza, contra las guerras, contra el racismo, para mejorar en definitiva nuestro nivel de vida.
Señalar por tanto, que participar es compartir, sumar esfuerzos para formar un mundo más saludable, más generoso, y por que no?
UN MUNDO MÁS FELIZ.
PD. A esto se le llama democracia participativa, democracia 2.0, democracia directa, y de otras muchas formas, si te gusta, promueve la idea y divúlgala, por ejemplo, compartiendo este articulo, uniéndote a este grupo http://www.facebook.com/gr oup.php?gid=11485480854893 7 y a otros muchos que existen con el mismo fin, apoyando a aquellos partidos que implementen esta idea....
Vemos como cada día centenares de miles de personas, incluso millones de personas se ponen de acuerdo para reivindicar una determinada causa. Causas que creemos justas y que en algunos casos son mayoritarias entre la población. Sin embargo, irónicamente, somos despojados de nuestro derecho democrático, de imponer en beneficio de todos la soberanía popular que nos otorga la constitución.
Queda patente por tanto, que existe una conciencia colectiva, que absorbe las posibles mejoras del sistema, las interioriza, y que de alguna forma nos ayuda a progresar como sociedad. No es precisamente fruto de la casualidad, que hoy en día, que tenemos más libertad de comunicación que en ninguna otra época histórica, cada día los avances, científicos y tecnológicos, se produzcan a mayor velocidad.
Bajo este punto, carece de sentido atribuir el progreso humano, exclusivamente a grandes prodigios individuales, mentes sin duda privilegiadas que nos han ayudado a dar pasos importantes, pero cuyos hallazgos se deben en gran parte a los infinitos pasos que han dado sus predecesores y colaboradores explorando en terrenos desconocidos. Pero no solo el trabajo previo les ha llevado hasta ahí, su trabajo habría quedado en el desconocimiento más absoluto, si esa conciencia global no hubiera asimilado poco a poco, como ciertas, todas esas teorías fantásticas, que estos genios a los que tanto debemos han formulado.
De alguna forma, ha sido esta conciencia global, la que ha permitido que la ciencia avanzase, enfrentándose, muchas veces, a los grandes grupos de poder, que desde siempre han intentado controlar, cualquier cambio que pudiese amenazar su posición social privilegiada, aunque este cambio fuese positivo para la sociedad en su conjunto. Esto ha llevado a circunstancias extrañas, como la persecución de la ciencia, por parte de la iglesia católica en la edad media, o más recientemente, el control por parte de reducidos grupos de poder, sobre los gobiernos, las economías, los medios de comunicación, o sobre el conocimiento en si mismo.
Todo esto nos obliga, definitivamente a revelarnos continuamente contra estos abusos de poder, para conseguir logros, como por ejemplo, las conquistas sociales, la implantación de las energías renovables, la defensa del patrimonio natural, logros tan simples como la pacificación de nuestra sociedad, logros que como todos sabemos, han sido boicoteados una y otra vez por estos pequeños grupos de poder. Muchos de vosotros podríais pensar que todo esto es fruto del esfuerzo de una élite gobernante, que siguiendo los designios mostrados por científicos y expertos han ido incorporando estas novedades a nuestra vida rutinaria. Nada más lejos de la realidad, si abrimos los ojos vemos como cada día, las élites gobernantes realizan enormes esfuerzos para conservar sus privilegios y la rentabilidad de sus negocios, por obsoletos que estos sean, perjudicando así a la sociedad. Sin más, vemos como la economía global, ciclo tras ciclo vuelve a los mismos patrones de crecimiento insostenible, basado en la construcción, en el apoyo a los combustibles fósiles tradicionales (Véanse, por ejemplo, las subvenciones al carbón español, o las intenciones de EEUU de saltarse a la torera las leyes que protegen su patrimonio natural para extraer su petróleo), y en el consumismo sin sentido que se promueve como estilo de vida. Por no hablar del negocio de la guerra.
Y si estas razones no os parecen suficientes os daré otra, allí donde el pueblo no es capaz de dirigir su futuro, por la falta de nivel cultural o de democracia, es justo donde los gobiernos cometen los mayores abusos y atrocidades sobre la población.
Decir por tanto, que la democracia participativa, existe, pero no es eficiente, pues las decisiones que la sociedad toma a través de esa conciencia global, tardan años, incluso siglos, en llegar a las esferas de poder. Y para alcanzar el verdadero progreso necesitamos ser eficientes.
Y esto se consigue, con el voto directo y electrónico, un sencillo sistema, controlado por el DNI-e, que nos permitiría rechazar cualquier proyecto de ley que fuera contrario a nuestros intereses, los intereses de la población, que a menudo no coinciden con los de las minorías que nos gobiernan. Incluso nos permitiría aprobar, las iniciativas legislativas populares que el pueblo en ejercicio de su soberanía lleve al parlamento. Esto sería naturalmente voluntario, cuando no quisiéramos participar, seguiríamos teniendo la posibilidad de delegar nuestro voto como hemos hecho desde el principio de la democracia.
Resumiendo los beneficios de esta eficiencia democrática, significaría poder controlar a nuestros gobiernos para evitar la corrupción, el despilfarro y las desigualdades, para luchar contra las injusticias y la especulación, pero además significaría la aparición de sinergias colectivas para mejorar el funcionamiento del sistema, para innovar más y mejor, para luchar por la defensa de nuestro patrimonio natural, contra la pobreza, contra las guerras, contra el racismo, para mejorar en definitiva nuestro nivel de vida.
Señalar por tanto, que participar es compartir, sumar esfuerzos para formar un mundo más saludable, más generoso, y por que no?
UN MUNDO MÁS FELIZ.
PD. A esto se le llama democracia participativa, democracia 2.0, democracia directa, y de otras muchas formas, si te gusta, promueve la idea y divúlgala, por ejemplo, compartiendo este articulo, uniéndote a este grupo http://www.facebook.com/gr