ISAAC ROSA | PÚBLICO. Vamos a tener que tomar medidas más drásticas para hacer entrar en
razón a los islandeses, que han vuelto a rechazar comerse las deudas de
los bancos. Por ahora les amenazan con llevarlos a los tribunales,
cerrarles la puerta de Europa y que Moody’s les rebaje el rating.
Si aún así se resisten, habrá que mandar a la OTAN, porque otra cosa ya
no se me ocurre para que actúen como ciudadanos responsables.
“Se eligió la peor opción. Debemos hacer todo para evitar un caos político y económico a consecuencia del resultado.” -Johanna Sigurdardottir, primera ministra de Islandia-
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Vamos a tener que tomar medidas más drásticas para hacer entrar en
razón a los islandeses, que han vuelto a rechazar comerse las deudas de
los bancos. Por ahora les amenazan con llevarlos a los tribunales,
cerrarles la puerta de Europa y que Moody’s les rebaje el rating.
Si aún así se resisten, habrá que mandar a la OTAN, porque otra cosa ya
no se me ocurre para que actúen como ciudadanos responsables.
Es lo que pasa por dejar que la gente decida. Los de a pie somos por
naturaleza irresponsables, porque a diferencia de la clase política no
tenemos sentido de Estado. Por eso es mejor dejar las decisiones
importantes en manos de los expertos o los gobernantes, siempre más
responsables.
Algo parecido ha pasado en Eslovenia: el parlamento aprobó una
reforma laboral, y la presión popular logró un referéndum. ¿Y qué creen
que ha pasado? Pues que un 82% la ha rechazado. Y pronto votarán también
la de pensiones.
¿Se imaginan que a los españoles nos consultasen sobre la reforma
laboral, de pensiones o de las cajas? Por suerte somos un país serio,
con una clase política responsable y con sentido de Estado, y leyes que
dificultan convocar referéndums a tontas y a locas, porque lo más
probable sería que nos equivocásemos y votásemos en contra de lo que los
mayores, perdón, los dirigentes, saben que es mejor para nosotros.
No sabemos si en Islandia habrá un tercer referéndum, o acabará
decidiendo el parlamento. Ya pasó con la constitución europea: en cuanto
la rechazaron en Francia y Holanda, se desechó la idea de ratificarla
en referéndum, y el nuevo tratado lo aprobaron por vía parlamentaria
todos los países salvo Irlanda, donde hubo que votar dos veces para que
no se equivocasen los ciudadanos.
Quienes no tienen ya estos problemas son los portugueses. Ellos no
votarán sus planes de ajuste, y aunque elijan a sus gobernantes, tampoco
éstos decidirán la política económica, por si no son lo bastante
responsables. Hoy reciben la visita del FMI, el BCE y la Comisión, gente
seria donde las haya, y que les dirán qué es lo que más les conviene.