Uno de los indicadores más claros de la enorme crisis y desorientación
de algunos partidos socialdemócratas en Europa es el siguiente dato:
según las últimas encuestas a los miembros del Partido Socialista
francés, uno de los candidatos preferidos para representar a tal partido
en las próximas elecciones presidenciales francesas es nada menos que
el “socialista” Dominique Strauss-Kahn, el Director del Fondo Monetario
Internacional (FMI), la institución financiera internacional que está
liderando la supuesta salida de la crisis a base de medidas de enorme
austeridad, que están dañando la calidad de vida y bienestar social de
las clases populares de los países de la Unión Europea.
El último ejemplo de estas políticas han sido las medidas impuestas a Irlanda, y que incluyen: la eliminación de 24.750 puestos de trabajo público (8% de toda la fuerza laboral); una disminución de un 10% de los salarios; una reducción muy notable de las transferencias públicas a las familias de rentas inferiores, a la sanidad pública, y la congelación de las pensiones; un incremento de la regresividad fiscal y un aumento del IVA, subiéndolo de un 21% a un 24% en 2014; la inclusión de las familias con menos ingresos (exentas hasta ahora de pagar impuestos) en la responsabilidad fiscal; una reducción de un 11% del salario mínimo; y una larga lista de medidas que están dañando a la clase trabajadora y otros sectores de las clases populares.
Todas estas medidas fueron impuestas a tales clases populares de Irlanda, como condición de que el FMI prestara al gobierno 22.000 millones de euros (a unos intereses claramente inflados del 5.7%). Estos fondos, sin embargo, no irán a mejorar el bienestar de las clases populares irlandesas, sino a pagar la deuda que el gobierno irlandés debe a los bancos que compraron tal deuda pública irlandesa. La tal llamada “ayuda” del FMI a Irlanda no era a la población irlandesa, sino a la banca extranjera (británica, alemana, francesa, belga y otras) que había prestado dinero al gobierno para que éste, por cierto, pudiera salvar a las bancas irlandesas que habían colapsado después de especular en actividades inmobiliarias. El déficit público del gobierno irlandés había subido de un 14% en 2009 a un 32% en 2010 y ello debido, en gran parte, a la “ayuda” del gobierno a la banca irlandesa, altamente especuladora.
Irlanda, por cierto, había sido presentada por los neoliberales como el ejemplo de la bondad de las políticas neoliberales. El fracaso de tales políticas quedó al descubierto con el colapso de la banca y la enorme ayuda del estado a la banca. Mientras, los que no perderán nada serán los bancos extranjeros, que tendrán la ayuda del FMI, ayuda que se disfraza como ayuda a Irlanda. En realidad, tales bancos extranjeros, que consiguieron préstamos del BCE a un interés de sólo un 1%, tienen ahora unos bonos públicos que, gracias al FMI, más que quintuplicarán tales intereses. En otras palabras, un chanchullo extraordinario a costa de la clase trabajadora irlandesa. Y todo ello bajo la supervisión de una institución, el FMI, dirigida por un “socialista”, que es uno de los preferidos por los miembros del Partido Socialista francés para que les lidere en las próximas elecciones en Francia. A la luz de estos y otros datos es fácil de entender porque la socialdemocracia en Francia está en una crisis profunda, resultado de su enorme confusión y desorientación.
Otros casos de confusión. La promoción de Blair y Clinton en los foros socialdemócratas
Otro ejemplo de confusión es la promoción por parte de centros de reflexión de mayores partidos socialdemócratas europeos (incluyendo españoles) de las figuras de Blair y Clinton, presentándolos como personas progresistas a las cuales se les invita en reuniones sobre el futuro de las fuerzas progresistas en el mundo. Blair fue el mayor responsable del colapso del partido Laborista en Gran Bretaña. Tal como he indicado en otro artículo, publicado en Sistema Digital, “La crisis de la socialdemocracia en Europa” (18.06.10), el Partido Laborista pasó de obtener el 33% del total del electorado en 1997 a un 25% en 2001, y a un 22% en 2005. Si Gran Bretaña hubiera tenido un sistema electoral proporcional, habría perdido la mayoría ya en la segunda convocatoria electoral desde que ganó la primera vez en 1997. El sesgo electoral que favorece el bipartidismo ocultó este colapso, de tal manera que, a pesar del descenso tan marcado del electorado, el Partido Laborista (New Labour) mantuvo la mayoría parlamentaria hasta 2010. Ello fue la causa de la longevidad de su mandato, la cual no se debió a su popularidad (como Anthony Giddens y otros portavoces del socioliberalismo y de la corriente de la Tercera Vía sostienen), que disminuyó espectacularmente, sino al sistema electoral bipartidista y a los enormes problemas internos del Partido Conservador Referente al ex Presidente Clinton, sus políticas fueron responsables de las enormes pérdidas del Partido Demócrata en el Congreso de EEUU en 1994, resultado de la enorme abstención de sus bases electorales (tal como ocurrió en Gran Bretaña con el New Labour) que dieron la gran victoria al Partido Republicano. El Presidente Clinton y su Ministro de Hacienda, el Sr. Robert Rubin, banquero de Wall Street, y el Sr. Greenspan, confirmado en su puesto de director del Banco Central Estadounidense por el Presidente Clinton, fueron continuadores de las políticas desreguladoras del capital financiero (que acentuaron con la anulación de la Ley Glass Steagall) responsables del desastre y crisis con los que nos enfrentamos. El papel histórico de estas dos figuras fue negativo para la socialdemocracia y para las fuerzas progresistas a ambos lados del Atlántico. Es sorprendente que se les dé un forum en círculos de reflexión socialdemócratas, para promocionar sus ideas, forums, por cierto, negados a dirigentes e intelectuales de probadas credenciales progresistas. ¿Es esta la reflexión que la socialdemocracia quiere hacer sobre su futuro?
Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.
El último ejemplo de estas políticas han sido las medidas impuestas a Irlanda, y que incluyen: la eliminación de 24.750 puestos de trabajo público (8% de toda la fuerza laboral); una disminución de un 10% de los salarios; una reducción muy notable de las transferencias públicas a las familias de rentas inferiores, a la sanidad pública, y la congelación de las pensiones; un incremento de la regresividad fiscal y un aumento del IVA, subiéndolo de un 21% a un 24% en 2014; la inclusión de las familias con menos ingresos (exentas hasta ahora de pagar impuestos) en la responsabilidad fiscal; una reducción de un 11% del salario mínimo; y una larga lista de medidas que están dañando a la clase trabajadora y otros sectores de las clases populares.
Todas estas medidas fueron impuestas a tales clases populares de Irlanda, como condición de que el FMI prestara al gobierno 22.000 millones de euros (a unos intereses claramente inflados del 5.7%). Estos fondos, sin embargo, no irán a mejorar el bienestar de las clases populares irlandesas, sino a pagar la deuda que el gobierno irlandés debe a los bancos que compraron tal deuda pública irlandesa. La tal llamada “ayuda” del FMI a Irlanda no era a la población irlandesa, sino a la banca extranjera (británica, alemana, francesa, belga y otras) que había prestado dinero al gobierno para que éste, por cierto, pudiera salvar a las bancas irlandesas que habían colapsado después de especular en actividades inmobiliarias. El déficit público del gobierno irlandés había subido de un 14% en 2009 a un 32% en 2010 y ello debido, en gran parte, a la “ayuda” del gobierno a la banca irlandesa, altamente especuladora.
Irlanda, por cierto, había sido presentada por los neoliberales como el ejemplo de la bondad de las políticas neoliberales. El fracaso de tales políticas quedó al descubierto con el colapso de la banca y la enorme ayuda del estado a la banca. Mientras, los que no perderán nada serán los bancos extranjeros, que tendrán la ayuda del FMI, ayuda que se disfraza como ayuda a Irlanda. En realidad, tales bancos extranjeros, que consiguieron préstamos del BCE a un interés de sólo un 1%, tienen ahora unos bonos públicos que, gracias al FMI, más que quintuplicarán tales intereses. En otras palabras, un chanchullo extraordinario a costa de la clase trabajadora irlandesa. Y todo ello bajo la supervisión de una institución, el FMI, dirigida por un “socialista”, que es uno de los preferidos por los miembros del Partido Socialista francés para que les lidere en las próximas elecciones en Francia. A la luz de estos y otros datos es fácil de entender porque la socialdemocracia en Francia está en una crisis profunda, resultado de su enorme confusión y desorientación.
Otros casos de confusión. La promoción de Blair y Clinton en los foros socialdemócratas
Otro ejemplo de confusión es la promoción por parte de centros de reflexión de mayores partidos socialdemócratas europeos (incluyendo españoles) de las figuras de Blair y Clinton, presentándolos como personas progresistas a las cuales se les invita en reuniones sobre el futuro de las fuerzas progresistas en el mundo. Blair fue el mayor responsable del colapso del partido Laborista en Gran Bretaña. Tal como he indicado en otro artículo, publicado en Sistema Digital, “La crisis de la socialdemocracia en Europa” (18.06.10), el Partido Laborista pasó de obtener el 33% del total del electorado en 1997 a un 25% en 2001, y a un 22% en 2005. Si Gran Bretaña hubiera tenido un sistema electoral proporcional, habría perdido la mayoría ya en la segunda convocatoria electoral desde que ganó la primera vez en 1997. El sesgo electoral que favorece el bipartidismo ocultó este colapso, de tal manera que, a pesar del descenso tan marcado del electorado, el Partido Laborista (New Labour) mantuvo la mayoría parlamentaria hasta 2010. Ello fue la causa de la longevidad de su mandato, la cual no se debió a su popularidad (como Anthony Giddens y otros portavoces del socioliberalismo y de la corriente de la Tercera Vía sostienen), que disminuyó espectacularmente, sino al sistema electoral bipartidista y a los enormes problemas internos del Partido Conservador Referente al ex Presidente Clinton, sus políticas fueron responsables de las enormes pérdidas del Partido Demócrata en el Congreso de EEUU en 1994, resultado de la enorme abstención de sus bases electorales (tal como ocurrió en Gran Bretaña con el New Labour) que dieron la gran victoria al Partido Republicano. El Presidente Clinton y su Ministro de Hacienda, el Sr. Robert Rubin, banquero de Wall Street, y el Sr. Greenspan, confirmado en su puesto de director del Banco Central Estadounidense por el Presidente Clinton, fueron continuadores de las políticas desreguladoras del capital financiero (que acentuaron con la anulación de la Ley Glass Steagall) responsables del desastre y crisis con los que nos enfrentamos. El papel histórico de estas dos figuras fue negativo para la socialdemocracia y para las fuerzas progresistas a ambos lados del Atlántico. Es sorprendente que se les dé un forum en círculos de reflexión socialdemócratas, para promocionar sus ideas, forums, por cierto, negados a dirigentes e intelectuales de probadas credenciales progresistas. ¿Es esta la reflexión que la socialdemocracia quiere hacer sobre su futuro?
Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.