Documental que ahonda en la explotación y tráfico ilegal de coltán en el este del Congo, país devastado por la guerra, con cuatro millones de muertos en 13 años. La lucha por conquistar los territorios más ricos en este recurso natural es objeto de estas matanzas. El coltán obtenido en el Congo va a China donde se fabrican 500 millones de móviles al año. Allí, parte de las grandes marcas internacionales subcontratan una parte de su producción...
Coltán: Buscamos tecnología y sembramos miseria
Si pudiera diseccionar su portátil, su pantalla de plasma o su teléfono móvil, y acceder a su corazón, encontraría coltan, un mineral que se produce a partir de la columbita y la tantalita. Se trata de dos óxidos escasos en el mundo que, desde hace unos veinte años, se han convertido en materia prima estratégica. Australia, Brasil, Tailandia y Canadá son los grandes productores, pero es la República Democrática del Congo la que tiene el 80% de las reservas mundiales. Tras la explotación de esta amalgama de piedras color azul mortecino está la financiación de guerras y la explotación infantil. Se estima que por cada kilo del mineral extraído mueren de dos a tres niños.
Lo que hace que el coltan sea tan preciado es sus propiedades de resistencia al calor, de conducción y de almacenaje de energía. Por estas razones, el “oro gris” está presente en el desarrollo de la nueva tecnología, desde un DVD a un satélite, desde una nave espacial a armas teledirigidas.
“Las guerras del Congo con más 4 millones de muertes no han sido guerras tribales sino guerras para apoderarse del tantalio”, afirma Alberto Vázquez Figueroa, autor del libro Coltan. Ruanda y Uganda han robado al Congo el preciado mineral y lo han vendido a países como Estados Unidos. Con ello han podido financiar las guerras.
África se convierte en despensa de los países desarrollados, mientras en sus sociedades sólo quedan muerte y miseria. El salario de niños que trabajan en las explotaciones de entre 6 y 10 años es de 0’25 euros diarios, cuando consiguen cobrar. Muchos mueren enterrados en los desprendimientos de tierra que se les vienen encima; otros, intoxicados de respirar el polvo de los terregales. Cuanto más pequeños, mejor llegan a lugares de difícil acceso, más cerca de la mala hora.
Pero el coltan no sólo trae muertes accidentales. La guerra, disfrazada de rivalidades tribales, origina desplazamientos –más de 1 millón, según la ONU-, huidas desesperadas donde las familias se desmoronan en la confusión de los ataques y donde se comenten violaciones y todo tipo de atrocidades con total impunidad. Joseph Kony es el líder de La Resistencia del Señor, un ejército ugandés que se ha financiado con el robo de minas y el asalto de camiones de coltan. El terror que creó fue tal que en Uganda surgieron Los caminantes de la noche, niños que huían de sus hogares para no ser raptados y ser utilizados como soldados o, en el caso de las niñas, violadas por los mandos militares.