El Caso Pablo. Un/a Monitor@ de Tiempo Libre (MTL) es también una animador@, y éste a su vez es una educador@.
“El animador es educador porque en todo momento pretende, con su ser y hacer, que la persona sea más persona, es decir, que el ser humano sea más valioso en sí mismo y para la sociedad… De aquí que el animador sea aquel que posee la capacidad de mejorar u optimizar a otras personas, de dinamizar a los demás de tal manera que logre personas más humanas, más humanizadotas y, en definitiva, más felices”. (Gervilla, E. ).
Función educadora
- Proceso formativo de mejora
- Labor individualizadora y colectiva
- Aportaciones para un desarrollo social global
- Genera confianza en los grupos de trabajo
- Capacidad para motivar
- Posee habilidades de comunicación (tolerancia, empatía, asertividad…)
- Madurez emocional
- Capacidad para resolver conflictos y/o dificultades
- Conocimiento sobre la formación y el funcionamiento de los grupos
- Conocimientos esenciales sobre la metodología de la formación: pedagogía no directiva, aprendizaje por descubrimiento, interrelación entre teoría y práctica, educación en valores positivos.
Función animadora
- Conocer el ambiente, entorno y grupo en el que desarrolla su acción
- Conocer y poner en práctica recursos (materiales, técnicos o personales) que impliquen la consecución de objetivos
- Facilitador de la comunicación, de las relaciones interpersonales y clima positivo en el grupo
- Facilitador de la participación
- Estimular la creatividad dentro del grupo, sirviendo como ejemplo, la propia creatividad personal
- Propiciar la diversión y un clima distendido y agradable
- Estimular que el grupo se dinamice a sí mismo
Las características de ambas funciones deben ponerse en práctica, ya desde el proceso de aprendizaje de l@s monitor@s de tiempo libre, para que después ejecuten de la misma manera.
Como educador@s, sea en el ámbito que sea, nuestra acción está orientada en función de unos determinados valores y que es una acción intencional y consciente. Sabemos qué es lo que queremos, sabemos que pasos dar para conseguirlo, sabemos porque damos esos pasos y no otros… Debe quedar claro que no hacemos educación “de segunda”
En nuestra labor educativa, trabajamos siempre en valores positivos. Esto define la metodología que utilizamos, cercana a la realidad, y a nosotros mismos. Nuestra metodología, por tanto, reflejará nuestra concepción de la realidad y también nuestros principios.
Principios básicos
La persona: Nos preocupamos por el individuo concreto con el que trabajamos, como persona individualizada, con nombre y apellidos, con esperanzas, miedos, ilusiones… Creemos en las potencialidades y capacidades de las personas con las que trabajamos, en su capacidad de aprendizaje y mejora. Optamos por una atención individualizada.
El grupo: Creemos en el valor del grupo como espacio de encuentro y relación, como espacio educador. Trabajamos por fortalecer los grupos con los que actuamos, somos facilitadores de la vida del grupo, y enseñamos a los chavales a ser parte de un grupo, a ser en relación con los demás.
El equipo: Nos sentimos parte de un equipo de trabajo, con el que compartimos lo bueno y lo malo, en el que nos apoyamos y al que apoyamos. El equipo comparte un ideario y utiliza una metodología consensuada y común (a pesar de las lógicas diferencias por el peculiar estilo de cada educador).
La comunidad: Toda nuestra actuación profesional no se queda aislada en nuestro grupo o nuestra organización, sino que es parte del conjunto más amplio de la comunidad. Trabajamos en la comunidad pero también por la comunidad.
Comentaris
¿Se puede especificar en que obra de Gervilla aparece esta cita?
Gervilla, E. (1992). El animador /1: Perfil y opciones: sus valores. Madrid. Ed.CCS