Notas sobre el ecosocialismo de Paco Fernández Buey

Releer a Paco Fernández Buey: indicaciones para pensar ecosocialismos en el Siglo de la Gran Prueba. Jorge Riechmann

“Pues qué si no es alguna forma de socialismo puede hacer frente a la mercantilización universal (que conduce a la deshumanización), a la generalización de las hambrunas (…) y a la crisis ecológica global (irresoluble sin algún tipo de planificación y de sociedad regulada)”.[1]


[Para desarrollar oralmente: socialismo o barbarie/ hoy: ecosocialismo+ecofeminismo o barbarie/ pero vamos hacia la barbarie…/ pese a lo cual seguimos luchando por el ecosocialismo/ si hay mucha suerte, algo de estos esfuerzos se conservará en los monasterios marxistas del siglo XXII]

¿Cómo entendía Paco el ecosocialismo? Ahí van una docena de ideas para aproximarnos a su reflexión (conectada estrechamente con su praxis).

Atención a lo prepolítico, a los temas y problemas previos a la actuación política propiamente dicha. Hay problemas básicos en el presente que son socioculturales antes que propiamente políticos: “la forma actual de la dialéctica entre varones y mujeres, o el problema de la droga en todas sus vertientes, o el problema del choque cultural implicado en las grandes migraciones internacionales e interiores en curso, o el problema del parasitismo social fomentado por culturas que empiezan a dar por supuesta la persistencia de altísimas tasas de desempleo, o el problema de la relación actual entre la especie humana y el medio ambiente (…), o el problema de la valoración del nuevo complejo tecnocientífico…”[2] Y además, nos hace falta un debate a fondo sobre cómo entender hoy las viejas palabras de libertad e igualdad, individualidad y comunidad, privacidad y publicidad…[3]

Los y las de abajo. Tratar de ver los problemas (viejos y nuevos) con mirada limpia, lo menos ideológica posible. Se trata de “hacer a un lado el enfoque meramente ideológico para poner el acento en los datos básicos” que determinan nuestro tiempo.[4] Necesitamos “una izquierda anti-ideológica”, pero no pragmática ni cínica”.[5] “No ser ideólogos, no desnaturalizarse, discutir los valores inspiradores del programa de acción” con los movimientos sociales y las organizaciones vinculadas a la emancipación humana.[6] Una de las consecuencias de esto: no prestar tanta atención a categorías políticas que se nos pueden haber desdibujado un poco (como izquierda/ derecha) y en cambio atender a todas las formas de desigualdad y opresión. Desde tal perspectiva resulta más importante la categoría (prepolítica y política) de los de arriba y los de abajo. Importancia de “ver el mundo desde abajo, con los ojos de los que viven de sus manos o malviven en la peor de las situaciones”.[7]

Corrección radical del antropocentrismo dominante en nuestra cultura. En sus palabras: “…corrección drástica o radical del antropocentrismo que ha dominado la filosofía occidental durante siglos, o sea, como un reconocimiento del límite natural de una civilización expansiva o como aceptación de que no toda necesidad humana, culturalmente inducida, puede ser satisfecha, por el riesgo que esto supondría para la parte mayoritaria de la especie de que formamos parte y, tal vez, para toda la especie. Desde esta perspectiva se puede decir que la conciencia de especie, sensible a la vez a los problemas del entorno, es el motor espiritual que mueve la práctica de la sustentabilidad económico-ecológica en el mundo actual”.[8]

Y aquí ha aparecido otra cuestión esencial: la conciencia de especie como el “motor espiritual” de la clase de transformación social que necesitamos. Se trata de pensar en términos de “los problemas del planeta”.[9] “A la globalización de la economía tiene que corresponder una ética mundial basada en la conciencia de especie (…). Sólo que la conciencia de especie está aún por construir.”[10] “Consciencia de que todos los hombres, mujeres y varones, niños, adultos y viejos, de las diversas etnias, culturas, religiones y creencias, somos parte de una misma especie.”[11] Pues en una economía mundializada el prójimo es cada vez menos una persona próxima “y cada vez más un prójimo lejano del que apenas sabemos otra cosa que su mal y su desgracia”. Así, para formar conciencia de especie hemos de preguntarnos “cuáles son las condiciones de posibilidad del amor entre humanos, el amor al prójimo lejano, al prójimo que ya no es próximo”.[12]

Autolimitación. “…una filosofía del límite, de la limitación o, por mejor decir, de la autolimitación de los humanos. En este ámbito tal filosofía tiene más de un punto de contacto con la idea de límite que expresó Albert Camus, en El hombre rebelde, al referirse al pensamiento meridiano”. [13]

Ética de la responsabilidad. “La idea de que el desarrollo, para ser sostenible, no tiene que comprometer la capacidad de las generaciones futuras para satisfacer sus propias necesidades, cuando se expresa en términos positivos, implica una filosofía de la responsabilidad. Responsabilidad respecto del espacio en que tiene lugar el economizar (uso de los recursos locales disponibles de manera ecológicamente viable) y responsabilidad en el tiempo (lo que se suele llamar distribución intergeneracional de los recursos escasos y no renovables).” [14]

Nuevas lecturas de Marx, atendiendo sobre todo a la problemática ecosocial. Interesante aquí su atención a John Bellamy Foster[15] –asunto del que se va a encargar Quim Sempere a continuación, en estas mismas jornadas.

Ecologismo social y político, no mero conservacionismo. “Como la carta del primer número de Materiales, que se publicó sin firma, la escribí yo, y por tanto me puedo autocriticar tranquilamente sin meterme con nadie, diré que en el párrafo, que precisamente escribí que introducía la problemática ecológica o medioambiental había una referencia a lo que estaba empezando a ocurrir con los pajaritos -bueno, no eran pajaritos, pero en fin- en la Avenida Diagonal de Barcelona como consecuencia de la contaminación atmosférica, y entonces Manuel Sacristán me dijo no, esto hay que redactarlo de otra manera porque nosotros no somos ecologistas ‘pajaritólogos’, nosotros somos ecologistas sociales y políticos. Como la crítica me estaba dirigida lo puedo decir tranquilamente y así no me meto con otros…”[16]

Ecosocialismo de base científica y racional, no neorromántico. El ecosocialismo que quería Manolo Sacristán, con el que se identificaba también Paco, “era un ecosocialismo de base científica y racional –insisto: científica ‘y’ racional, bien separado-; o sea, no neorromántico, un ecosocialismo social y político que atiende fundamentalmente a la renovación de la vieja alianza que habrían proclamado los clásicos del marxismo entre ciencia y proletariado, sabiendo que se había llegado a un momento en que era difícil el reconocimiento entre esos dos nudos. Un socialismo que ponga el acento no en el desarrollo en general de las fuerzas productivas, sino en el desarrollo primario de la fuerza productiva hombre, que es la principal de las fuerzas productivas o de producción.”[17] Ya conocemos la fórmula del propio Paco: lo deseable es un racionalismo bien temperado.[18]

Y en el mismo texto sigue así: “Un socialismo que conlleve, o que tendría que conllevar, una feminización del sujeto revolucionario, que significaba en alguna manera una feminización de los valores para el cambio o la transformación social, y un socialismo ecológicamente fundamentado que fuera además pacífico” (la negrita es mía, J.R.). Hoy hablaríamos sin duda de ecofeminismo

Finalmente, ecosocialismo pacifista. “Pacífico o pacifista, que aquí sería la última palabra de Manolo Sacristán y la que más nos sorprendió a todos. El día que llegó a una reunión de mientras tanto diciendo: tendríamos que ponernos a reflexionar sobre el siguiente problema: tal cómo se ha puesto el mundo, un mundo en el que dominan las armas de destrucción masiva, un mundo exterminista, etc, tendríamos que poner a dialogar a Gandhi y a Lenin. Y como siempre pasaba con Manuel Sacristán, nos cogió en pelotas a todos los que estábamos ahí, pues no se nos había ocurrido que eso pudiera ser verdaderamente interesante. También con el paso del tiempo y de los años, y de lo que uno aprende, se da uno cuenta de que efectivamente, ése era uno de los grandes asuntos que había que empezar a discutir, uno de los problemas nuevos que también estaban implicados en lo que había que reconsiderar…”[19]

Rechazo profundo, y muy argumentado en diversos lugares junto a su querido Bartolomé de las Casas, del etnocentrismo europeo y el pensamiento colonial (y de lo que luego se ha podido llamar la “colonialidad del pensamiento”). Y crítica también del neocolonialismo “ecológico” que ya despuntaba en los años finales del siglo XX…[20]

Una cuestión clave en el hacer de Paco, en su praxis: la coherencia. “El escándalo de la forma habitual de hacer política consiste en el desfase enorme que generalmente existe entre lo que se dice y lo que se hace”.[21] Paco obró de manera consecuente, durante decenios, contra la oligarquización de la política, a favor de una democracia profunda y en defensa de una política como ética de lo colectivo (título de la “Introducción” que escribió para Ni tribunos).

Una reflexión final: la angustiosa cuestión de los plazos. Escribía Paco en 1990: “Siendo necesario otro modo de producir y de vivir, no existen, sin embargo, las fuerzas suficientes para construirlo en un plazo de tiempo razonablemente corto. La conciencia de que así están las cosas debería llevarnos a concluir que, por el momento, el acento de nuestros esfuerzos y nuestras pasiones debe ser puesto en la organización del voluntariado social por abajo, no en la gran política que sueña con conquistar las instituciones existentes”.[22] Pero hoy, casi treinta años después…

[Para desarrollar oralmente: optimismo y pesimismo/ marxismo leopardiano]

[Leer por extenso, si da tiempo: “Pues qué si no es alguna forma de socialismo puede hacer frente a la mercantilización universal (que conduce a la deshumanización), a la generalización de las hambrunas (…) y a la crisis ecológica global (irresoluble sin algún tipo de planificación y de sociedad regulada)”.[23] ]

[1] Francisco Fernández Buey, “Fin de una historia”, en Francisco Fernández Buey y Jorge Riechmann, Ni tribunos. Ideas y materiales para un programa ecosocialista, Siglo XXI, Madrid 1996, p. 44.

[2] Francisco Fernández Buey, “Discurso sobre los valores”, en Fernández Buey y Riechmann, Ni tribunos, p. 108.

[3] Ibid.

[4] “Fin de una historia”, op. cit., p. 43.

[5] “Discurso sobre los valores”, op. cit., p. 113.

[6] “Discurso sobre los valores”, p. 109.

[7] Francisco Fdez. Buey, Guía para una globalización alternativa: otro mundo es posible, Ediciones B, Barcelona 2004, p. 23.

[8] Guía para una globalización alternativa, op. cit., p. 190.

[9] “Discurso sobre los valores”, op. cit., p. 121.

[10] Francisco Fernández Buey, Ética y filosofía política, Edicions Bellaterra, Barcelona 2000, p. 114.

[11] Francisco Fernández Buey, La barbarie –de ellos y de los nuestros, Paidos, Barcelona 1995, p. 241.

[12] Francisco Fernández Buey, “Prójimo y lejano: dialogando con José Mª Valverde sobre una paradoja histórica” (conferencia impartida en Madrid en 1998), r-existencias monográfico 6, Asamblea Local de Jaén de IU, Jaén 2013, p. 5.

[13] Guía para una globalización alternativa, op. cit., p. 190.

[14] Guía para una globalización alternativa, op. cit., p. 189.

[15] http://www.rebelion.org/noticia.php?id=202521

[16] “Ecología y marxismo”. Transcripción de la que puede que fuese la última intervención pública de Fernández Buey. Conferencia inaugural del Seminario “Ecología y marxismo. Homenaje a Manuel Sacristán” organizado por la Fundación de Investigaciones Marxistas (FIM); publicada en Mundo Obrero, 25 de julio de 2017.http://www.mundoobrero.es/pl.php?id=7385

[17] “Ecología y marxismo”, op. cit.

[18] Así, por ejemplo, en su texto de 1990 “Como marineros que han de reparar su nave en alta mar”; en Discursos para insumisos discretos, Eds. Libertarias, Madrid 1993, p. 486.

[19] “Ecología y marxismo”, op. cit.

[20] “La ecología política de la pobreza”, El País, 9 de junio de 1990; luego en Discursos para insumisos discretos, Eds. Libertarias, Madrid 1993, p. 411 y ss.

[21]

[22] “Descendiendo de las cumbres abismales”, en Discursos para insumisos discretos, Eds. Libertarias, Madrid 1993, p. 442.

[23] PFB, “Fin de una historia”, en Francisco Fernández Buey y Jorge Riechmann, Ni tribunos. Ideas y materiales para un programa ecosocialista, Siglo XXI, Madrid 1996, p. 44.

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