Seco: 20 años haciendo camino al andar

http://areaciega.net/var/plain/storage/images/espacios/centros_sociales/seco/entrevistas/entrevista_nacho_y_pablo/img_ent_panterita/916-2-esl-ES/img_ent_panterita_articleimage.jpgTantos años de autogestión del centro social y cultural, cuyo icono es una pantera rosa, son dignos de celebrar. Hacemos genealogía de Seco y del barrio que lo acoge.
 Soraya González Guerrero / Diagonal
Es miércoles por la tarde. La puerta del madrileño Centro Social Seco permanece abierta y está encendida la luz del local del taller de bicicletas. Ruedas, cuadros y manillares están dispuestos para ser usados, junto a herramientas y personas que comparten su saber para poner tu bici a punto. Un grupo de jóvenes –algunos se han asomado por primera vez– crece a medida que transcurre la tarde. En los puntos de acceso libre a internet varias mujeres que hablan en árabe esperan la hora de entrar a su clase de castellano.

http://ania.urcm.net/local/cache-vignettes/L250xH177/arton34181-96279.jpgAsí transcurre la vida diaria en este nuevo ciclo de la veinteañera historia de Seco, donde convergen diversos colectivos cuya implicación en el Centro Social es asimétrica. Además del espacio físico, los colectivos más consolidados coinciden en una asamblea gestora quincenal y tratan de compartir la organización de algunos eventos, como las fiestas barriales de San Juan o el aniversario del centro social. “Se planteaba tener alguna temática que fuera común a lo largo del año, sobre el tema de redadas o la sanidad en el barrio, pero al final no hemos sabido hacerlo”, reconoce José L. Fernández, de la Asociación vecinal los Pinos.
Cristina Castañeda, abogada de la asesoría jurídica de la Oficina de Derechos Sociales (ODS) de Seco, realiza unas gestiones de urgencia para enviar la documentación de un compañero senegalés que acaba de ser detenido y enviado al Centro de Internamiento de Extranjeros (CIE) por no tener papeles. En el habitáculo donde trata de enviar los documentos escaneados comienzan las clases de castellano entrada la noche; también se reúne allí la Asociación vecinal los Pinos de Retiro Sur otro día de la semana.
Como la Pantera Rosa, Seco dibujó un Plan Urbanístico Alternativo y en él despareció su identidad autorreferencial
Malik G. del Grupo de Vulneración de Derechos de la ODS nos espera sentado en el sofá de la entrada, uno de los pocos muebles con aires de hogar en Seco. Hoy no está detrás de la barra del bar-cabaret, donde jueves y viernes comparte turno con otro chico marroquí de la ODS. Aún no sabe que la nevera que usan para el bar pierde agua; de este percance doméstico se enteró ayer uno de los dos grupos de consumo de Seco cuando recibió el pedido quincenal de los productos ecológicos, entre ellos los lácteos, para los que la nevera se ha quedado pequeña. “Me encantaría montar un centro como este en mi país, en mi barrio, donde hubiese clases de alfabetización, talleres de violencia de género para mujeres y un rapeadero con estudio de grabación como el de la ODS” dice Malik. Se despide y camina solo hacia el metro; a otra parada que no sea Puente de Vallecas, donde, si no va acompañado, tiene muchas posibilidades de que la policía le detenga sólo por el color de su piel.

http://www.dosmanzanas.com/imagenes/SECO.jpgComo otras personas con fuerte implicación en el Seco, José L. considera que la falta de un proyecto político común es una carencia, pero que también es complicado: “En el Seco viejo éramos como un grupo de colegas amplio. Cuando eso lo abres a más gente (se ha multiplicado por diez el número de gente que usa el espacio), esa relación afectiva común es inviable. También por las propias exigencias de los colectivos más fuertes, que tienen que reinvertir la energía en sus propios proyectos”. Edurne Irigoien, veterana de los Pinos, sopesa que este ciclo de estabilidad ha permitido que algunos proyectos “crezcan de verdad”.
Veinte años de compromiso y autogestión en tiempos de amor líquido y obsolescencia programada son toda una conquista. Para celebrar su larga vida y su modelo de gestión, así como agradecer a todas las personas y colectivos que lo han hecho posible, el Centro Social Seco convocó una tercera edición de la Marcha Rosa el pasado mes de marzo. No es habitual festejar y socializar las victorias de centros sociales convertidos en referentes, una vez que ya no es tan visible una amenaza externa como el desalojo. “Nos movilizamos cuando hay una amenaza externa y vas en socorro de alguien”, dilucida Edurne cuando le preguntamos por la afluencia a la marcha.
La campaña de socias y socios que ha empezado en marzo es la vía para una autogestión más sólida del centro
Cuantitativamente hablando, la cita de 2011 no ha tenido el poder de convocatoria de la Marcha Rosa de 2005. Entonces, Seco reivindicaba el realojo, no sólo del propio centro, sino de los vecinos y vecinas que habitaban las casitas de Las Californias (que venía a ser el casco viejo del Distrito) y que fueron literalmente arrasadas por el Plan Especial de Remodelación Interna (PERI).
“Fuimos unos okupas que lucharon por su propio desalojo. Al apoyar como centro social la remodelación del barrio, estábamos apoyando que nos echaran de allí. Era una apuesta por vincular el destino de Seco al destino del plan urbanístico alternativo”, rememora José L. La mayor parte de ese vecindario fue realojada en el propio barrio, al igual que Seco, que de forma temporal se acomodó en un local alquilado de la Empresa Municipal de la Vivienda y el Suelo de Madrid (EMVS), donde todavía sigue. Ambos realojos fueron conquistas del Plan Urbanístico Alternativo, una estrategia adoptada por Seco para convertir la amenaza de la remodelación del barrio, el PERI, y el desalojo del centro, en un escenario de participación barrial.
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MARCHA ROSA. El 5 de marzo de 2005 miles de personas participaron en una manifestación convocada por el Centro Social Seco exigiendo su realojo. Sara_Bienzobas
Fundirse con el barrio
La estrategia de fundirse con el medio en el que estaba fue algo muy novedoso, nos comenta Beatriz García, de la ODS: “Lo que Seco aportó en su momento fue una crítica muy clara al gueto identitario, a la imposibilidad de conectar con otros, al todo o nada. Rompió con muchas de las cosas que se daban por sentadas en el movimiento okupa, intentando tener más contacto con el barrio”. De esta estrategia surge el icono de la Pantera Rosa, mascota de Seco: ante un peligro, la pantera dibuja un agujero y se mete dentro. Seco pintó un Plan Urbanístico Alternativo (PUA) para construir una red local y reconstruir alianzas sociales del barrio, se metió dentro y en él desapareció su identidad autorreferencial. Entonces era un momento álgido, de proyección en el barrio y visibilidad a nivel metropolitano.
Veinte años de autogestión no son moco de pavo. “En la mayoría de los espacios, sobre todo en centros sociales, reducimos la autogestión a hacer cuatro o cinco fiestas al año y con ese dinero cubrir los gastos. Es una forma muy reduccionista. Deberíamos ser capaces de generar nuestros propios recursos a partir de las redes de apoyo para financiar todas las actividades, la infraestructura”, reflexiona José L. Él y Edurne consideran que la campaña de socias y socios que comenzó en marzo es la vereda de una autogestión más sólida: “Con 250 socias podríamos garantizar la supervivencia y dignificar un poco el espacio, que le hace falta”. También urge renegociar el alquiler del local, que asciende a 1.700 euros al mes; máxime cuando el Ayuntamiento incumple su promesa de subvencionar el 80% durante los primeros cinco años.
La Red de Apoyo Mutuo busca generar modelos de financiación y trabajo social entre gente autóctona y migrante
En la línea de generar sus propios recursos, la ODS articuló a finales de 2009 la Caja de Resistencia, donde las personas afiliadas abonan una cuota mensual que permite pedir préstamos. ¿En qué supuestos? “Si trabajas en la manta y te quita la mercancía la policía; si tienes que hacer cualquier trámite y pagar tasas y no tienes dinero; si te meten en el CIE o tienes algún familiar enfermo, y otra serie de circunstancias“, nos aclara Beatriz García. El espíritu es generar una Red de Apoyo Mutuo, que además de apoyo financiero, legal y afectivo, permita formas de trabajo social para personas migrantes y autóctonas. Y en ese experimento andan.

HITOS HISTÓRICOS DEL CENTRO SOCIAL SECO
Okupas del barrio
El colectivo Adelfas Joven ocupa un colegio del barrio que se había quedado vacío en el ‘91 al sur del Distrito Retiro: nace Seco. Querían una casa de la juventud pero su gestión se la cedieron a una empresa privada. En el ‘96 se clausura temporalmente Seco por su dinámica autorreferencial. Atraviesan unos años de impasse, donde contactan con la Asamblea de Entrevías. Se transforman en Vallekas Zona Roja.
Del gueto al barrio
En el ‘97 se reabre Seco. Gente joven, implicada en Seco, se convierte en el relevo generacional de la Asociación vecinal Los Pinos. El Plan de Remodelación del Barrio pretende echar abajo las casas bajas de Las Californias mientras el barrio sufre un proceso de degradación y abandono absoluto. Con el Plan Urbanístico Alternativo exigen el realojo de la gente del barrio, el de Seco y un edificio de vivienda joven.
Rehabilitación vecinal
La Pantera Rosa se convierte en el símbolo de Seco, que trata de gestionar el conflicto produciendo alternativas creativas como el PUA. Para revincularse al barrio recuperan referentes comunitarios como el periódico El Barrio y las fiestas de San Juan, y así surge la Red local de Asociaciones del Distrito. El famoso Festival de Cine Social Las Californias ilumina como una bengala las problemáticas del barrio.
Realojo temporal
La Marcha Rosa de marzo 2005 revindica el realojo y tiene un enorme poder de convocatoria. Dos años más tarde esa marcha escenifica la mudanza de Seco al local alquilado de la calle Arregui y Aruej. En 2011 la tercera edición de esa marcha celebra los 20 años de Seco. El plan de remodelación no ha concluido aún, el realojo de Seco sigue siendo temporal y los colectivos crecen con vida propia.
VIVIENDA JOVEN, ¿DÓNDE FUE A PARAR?
Una de las tres propuestas que vertebraron el Plan Urbanístico Alternativo en el que participó el Centro Social Seco fue la demanda de suelo para una cooperativa de gestión de vivienda pública en régimen de alquiler. Covijo se llamaba. Pero aquella experiencia se quedó en el camino.
FESTIVAL DE CINE LAS CALIFORNIAS
Nació como una luz para visibilizar la situación de un barrio en proceso de remodelación y las alternativas que defendía el tejido asociativo de la zona. Se desarrolla en una carpa ubicada en uno de los solares del barrio de Las Californias, donde, sin glamour ni alfombras rojas, se proyectan películas de temática social.

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